Paloma Todd
11 NOVIEMBRE, 2015
Escorpio
es el signo de la transformación, de la muerte y el renacimiento. En Escorpio
aceptamos dejar morir lo que ya no es útil, dejamos perecer lo que nos limita,
soltamos los apegos y creencias del pasado para abrazar la nueva etapa que se
abre ante nosotros. En Escorpio vivenciamos alguna iniciación, ese rito de
pasos que nos invita a la renuncia, que nos invita a morir y el renacer. En
Escorpio entramos al Inframundo, nos iniciamos al poder de la muerte, aceptamos
el ciclo de vida- muerte-vida.
En
Escorpio, como el ave fénix, nos levantamos de las cenizas de nuestras
pérdidas, nos elevamos, renacemos, vivimos. Escorpio nos inicia al poder de la
renuncia. Esta renuncia
implica un desapego, un desprendimiento de alguna parte
de nosotros que nos impide alzar el vuelo en libertad. En Libertad de Ser.
La Luna
nueva en Escorpio anuncia un cambio. Si recapitulamos la narrativa interna y
externa de este último mes, en particular entre la Luna llena en Tauro y esta
Luna nueva en Escorpio, es muy probable que veamos con claridad lo que ya no
pertenece a nuestro presente. La fruta madura ha caído de la rama. Algo
antiguo, probablemente ancestral, se ha desprendido.
Desprendimiento
de un punto de vista, desprendimiento de una creencia, desprendimiento de un
pacto, contrato, acuerdo. Desprendimiento de una manera de relacionarnos.
Desprendimiento de una interpretación en la que nos hemos refugiado en
determinada situación. Desprendimiento de una alianza, una promesa, un pacto,
un voto de obediencia, una manera de relacionarnos, una parte de nosotros que
ya no está viva, que ya no corresponde a lo que somos hoy. Desprendimiento de
una relación con el poder y la autoridad que ya no es cónsona con nuestros
valores.
Ya sea
porque hemos dejado ir o ya sea porque nos han dejado ir, estamos ahora- en el
umbral de esta Luna de siembra y nuevas intenciones- despojados de alguna
limitación que nos bloqueaba la entrada a un proceso de cambio importante y
necesario. Es probable que, aunque doloroso, este proceso tenga sabor a
liberación.
Mercurio
está en Escorpio en conjunción con la Luna y el Sol y en ángulo con Pluto en
Capricornio. Esta liberación que estamos experimentando, tanto en un plano
sutil como en expresiones concretas, está vinculada a un proceso más largo y
más profundo que se ha venido desarrollando en los pasados tres años.
Podemos
recapitular específicamente las fechas de Abril y Mayo de 2013, 2014 y 2015 y
es probable que en diferentes escenarios, con diferentes personas nos
encontremos con una misma narrativa de fondo, con un mismo patrón o sistema que
responde a una narrativa interna nuestra, más que a un drama externo.
La
escenificación externa de esta dinámica, tome la forma que tome, nos ofrece una
oportunidad de reconocer sus raíces internas. Es probable que la narrativa se
refleje en luchas de poder; independencia y liberación de relaciones y
situaciones poco claras vinculadas a acuerdos de intercambio; y la resignificación
de nuestra relación con la autoridad. Es importante reconocer que estas
dinámicas son expresiones de las creencias y automatismos aprendidos desde una
educación y condicionamiento jerárquico. Lo que se está desprendiendo por capas
es la jerarquía en nuestro interior. La pregunta importante – más allá de quién
es mi jefe, quién me ordena, a quién obedezco, a quien entrego mi tiempo y poder
fuera de mi- es ¿quién manda dentro de mí? ¿A quién, qué fuerzas, creencias,
obedezco dentro de mí? ¿Qué autoridad, más allá de una persona o institución o
camino espiritual, gobierna mis elecciones? ¿Cuál es mi verdad?
Escorpio
es un signo de agua fija. En probable que nos enfrentemos a algún tipo de
bloqueo o estancamiento en nuestro proceso de cambio. La energía estancada
genera resistencias al cambio. Dada la narrativa de los planetas enfocada en el
eje de Piscis y Virgo, es probable que el proceso de soltar o disolver estas
resistencias a movernos hacia una nueva dirección se expresen como una profunda
sanación. Una sanación que nos habla de la liberación de un dolor profundo, de
una herida, ancestral. La resistencia a cambiar, a movernos, a elegir nuevos
caminos, a explorar otros puntos de vista, a crear nuevas formas de hacer, a
aceptar la realidad tal como es, a renunciar a las fantasías que nos ha acunado
hasta ahora, a salir de nuestra zona de confort, se expresa de distintas
maneras.
En las
semanas previas a esta Luna se ha activado la oposición de Júpiter en Virgo y Quirón
en Piscis. Hay una realidad que no queremos mirar porque nos duele y nos
desafía a crecer. Esta realidad está vinculada a nuestra integridad espiritual
y a cómo elegimos caminar en esta tierra. Se expresa a través de nuestra
relación con la verdad, nuestra verdad, la verdad universal, las leyes de la
naturaleza, de la vida. Se expresa a través de nuestro cuerpo. La voz de
nuestro cuerpo nombra aquello que no queremos ver o aceptar. Visibiliza lo
oculto detrás de nuestro miedo a crecer, a evolucionar, a cambiar. Nuestro
dolor espiritual, tome forma de escapismo, negación, confusión, adicción,
ambigüedad, lealtad a autoridades externas, se expresa a través de nuestro
cuerpo, de nuestras prácticas, de nuestra manera de cuidarnos, de caminar.
Crecer puede doler, y mucho. Crecer es morir en cada paso, para renacer en el
próximo. Si nos aferramos a la idea de cómo queremos que sean las cosas, en vez
de fluir en colaboración con el cambio en nosotros, es probable que en estos
momento nos duela más estar vivos. Si nos aferramos a nuestro punto de vista
sin aceptar su renovación, y sin interrogar las raíces de nuestra percepción,
de nuestra obediencia ciega, es probable que sea nuestro cuerpo el que le dé
voz a nuestra dureza y rigidez. Ahí donde hay dureza y rigidez, hay dolor. Ahí
donde duele hay resistencia a la verdad.
Podemos
sentir dolor en el espíritu, dolor en el alma, dolor en el corazón. Podemos
sentir dolor en el cuerpo porque no escuchamos la voz de nuestro espíritu. El
agua de nuestro cuerpo, canal de nuestras emociones y memorias, se hace cuerpo
a través de nuestras lágrimas. Es probable que la tensión que genera nuestra
resistencia a cambiar se disuelva gracias a nuestras lágrimas de entrega,
lágrimas de dolor, lágrimas de aceptación y lágrimas de consciencia. Quien
tenga dificultad en abrirse a la fluidez de sus aguas, de flexibilizar su punto
de vista, de suavizar su postura, es probable que sienta cómo su cuerpo le
grita. Dolor de espaldas porque cargamos una historia que ya no nos
corresponde, dolor que nos paraliza en la rodillas, las piernas, dolor de
cabeza, dolor de estómago, dolor de alma, dolor de corazón.
Dos días
después de la Luna nueva, después de 18 meses en el eje de Aries y Libra, los
Nodos de la Luna se mudan al eje de Piscis y Virgo. Este es un nuevo camino
evolutivo de 18 meses de aprendizaje vinculado a la polaridad de Virgo y
Piscis. El Nodo Sur (el pasado) en Piscis apunta a aquello a lo que nos aferramos
y repetimos, ya sea por conocido y familiar, ya sea por deudas kármicas de
obediencia contraídas por nosotros y/o nuestro linaje.
El Nodo
Norte en Virgo apunta hacia nuestro camino dhármico, esos pasos hacia lo nuevo,
eso que nos lleva hacia el crecimiento y la liberación. Júpiter en Virgo hace
un ángulo armonioso son la Luna y el Sol en Escorpio, y nos recuerda cuidarnos
en el proceso. Cuidar nuestro tiempo, nuestro espacio, nuestras prácticas y
hábitos. Nuestro dolor se expresa a través de nuestras adicciones, esos
lugares, personas y situaciones que generan la química que nos engancha y
limita. Este es un buen tiempo para poner la intención de crecer
valorizándonos. Es una buena Luna para revitalizar nuestras prácticas, renovar
nuestros compromisos de cuido propio a través de nuestro alimento y descanso, a
través de la honra de lo que somos, de nuestros dones y regalos. Es nuestra
responsabilidad cuidarlos, cuidarnos. Esta Luna nos dice que esta
responsabilidad se expresa a través de nuestra voluntad de estar bien. Nos dice
que sanar, crecer, transformarnos, liberarnos, evolucionar, todo este proceso
de renovación, tiene como propósito estar bien, sentirnos bien, vitales, sanos.
Una
semana después de la Luna nueva Neptuno en Piscis hace la primera de tres cuadraturas
con Saturno en Sagitario. Esta narrativa ya se está revelando en nuestras vidas
como preámbulo de lo que queda por ser visibilizado en los próximos años. Los
velos se rasgan. Las mentiras y engaños, propios y ajenos, quedan al
descubierto. El reino de la ilusión se estrecha. La verdad interior emerge cada
vez con más fuerza. El reino de Neptuno, resbaladizo y ambiguo, es desafiado
por la reveladora fuerza de la Verdad de Saturno en Sagitario. Este fuego de la
Verdad quema toda ilusión parasitaria, toda cortina de humo que nos intoxica y
adormece en el letargo de la repetición, la sumisión, el victimismo y la
obediencia mesiánica. Los valores sagrados de Sagitario reforzados por el
realismo de Saturno levantan la bandera de la Verdad, de la Sabiduría, del
Orden Natural: disolución de todo hechizo que actúa como anestesia de nuestro
Libre Albedrío.
Este es
el tiempo de reconocer si “eso” en lo que creemos, eso a lo que le entregamos
nuestra fe, nuestra confianza, nuestro tiempo, nuestra energía, nuestra alma y
nuestro cuerpo, es veneno o medicina. La clave que rompe todo hechizo es la
integridad y la coherencia. Solo desde el pragmatismo de una prédica caminada
con conciencia y sinceridad, en cada paso que damos, podremos atravesar la
letalidad de la ilusión y el engaño. Necesitamos del realismo de Saturno para
traspasar los valles del encantamiento de Neptuno y llegar a los reinos más
sutiles de la Libertad Espiritual.
Toda
Sagrada Magia Creadora que no esté anclada en valores supremos de Respeto y Libertad,
son trucos y prestidigitaciones. Los magos inescrupulosos, creadores de
ficciones, que se aprovechan del sueño de la inconsciencia de muchos, pasan
ahora el examen de Saturno. Todo persona que se haya colocado como líder,
maestro espiritual, terapeuta, sanador, chaman curandera y curandero, agente de
cambio, artista predicador estará en primera fila de esta toma de consciencia,
de este llamado al alineamiento con la Verdad. Toda vertiente sectaria, todo
grupo, toda doctrina, todo movimiento social de cambio, toda técnica de
sanación, salvación, liberación, despertar, toda religión, sentirá sus
cimientos tambalear a medida que Saturno pone orden, discrimina, deshace y
rearma. Saturno pone fin a lo que no funciona, a lo que no sirve. Fortalece lo
que sí está alineado.
Si hay
fisuras entre nuestra prédica y nuestro caminar, en nuestras prácticas, en
nuestros pensamientos, en nuestras agendas e intenciones, vamos a sentir los
vientos de este cambio disolver las paredes que hemos construido para preservar
nuestras creencias llamadas verdad. Estamos atravesando el valle del autoengaño
y afinando una visión profunda, esa que ve más allá de la confusión y el caos,
más allá de la fantasía y el encantamiento.
Esta
energía de limpieza y ordenamiento de nuestro mundo espiritual, de alineamiento
con las leyes supremas de la creación, nos va a mostrar los engaños y la
corrupción de las religiones, las contradicciones en la prédica de grupos
sociales y ecológicos, y las fisuras letales de la llamada Nueva Era. Este escenario
del engaño, la mentira, la falsificación y la manipulación tiene una narrativa
externa que ira desplegándose en los próximos 18 meses. También podremos ver y
sentir cómo este proceso se abre en nuestro interior. Nuestro propio
autoengaño, nuestra propia falsedad, nuestra ceguera e ignorancia, es rasgada
por la luz de nuestra Verdad. Para muchos esta verdad se revela gracias a un
dolor agudo. Ver puede doler. Esta Luna nueva nos invita a honrar el duelo de
lo que la visión de la verdad ha herido de muerte en nosotros. Esta Luna nueva
nos invita a abrazar la confianza de que la ilusión que ha sido rasgada y el
dolor que nos causa, es solo parte de un proceso. No es el fin. Este proceso
nos habla de una liberación importante, necesaria, bienvenida.
En
Escorpio, a dos grados de la Luna y el Sol, Mercurio tiene una revelación para
nosotros. Un mensaje emerge de las cenizas de nuestros duelos. Una voz se eleva
desde el corazón de nuestra renuncia. Es una verdad que ha estado enterrada
detrás de nuestras armaduras y máscaras, de nuestras fantasísa e ingenuidad, de
nuestras durezas y miedos. Una verdad que pide de nuestra escucha, que la
acojamos, que le demos su tiempo y su espacio para expresarse. Este es un buen
momento para interrogarnos, para hacernos preguntas profundas, para usar
nuestra mente y nuestra palabra para indagar, para ir al encuentro de esta
verdad. Detrás de los velos ilusorios del orgullo, de la vanidad, de querer
tener razón, de competir y prevalecer, nuestra voz pide ser reconocida en su
vulnerabilidad. Esa voz que tiembla detrás de nuestros discursos, de nuestras
palabras bien ensayadas, de los monólogos que repetimos y llamamos
comunicación. Esa voz que nos susurra desde adentro, esa que quiere cantar, esa
que quiere contar su historia. ¿La oímos? ¿La ignoramos? ¿Qué necesita de
nosotros esta voz? ¿Una confesión? ¿Una plegaria? ¿Valentía? ¿Humildad? ¿Confianza?
¿Amor?
Esta Luna
nueva nos invita a que interroguemos nuestra capacidad de engañarnos y
traicionarnos a nosotros mismos a través de nuestras palabras, a través de cómo
nos comunicamos, a través de la conciencia del abismo que hay entre lo que
sentimos y pensamos y lo que realmente logramos decir, comunicar. Entre
nuestras tripas y nuestro corazón hay un viaje, una elevación de energía que
nos pide el poder de la confianza para traspasar las barreras de nuestra
garganta. ¿qué retiene nuestra verdad en nuestro interior? ¿Un secreto, vergüenza,
miedo, culpa, encubrimos o descubrimos, somos leales a nosotros mismos o nos
traicionamos, nos mentimos, mentimos a otros, decimos medias verdades, decoramos
la verdad para no herir?
Para
elevar nuestro poder, para levantar nuestra voz de las cenizas del pasado, para
ser íntegros, y estar integrados, es vital que reconozcamos lo que sentimos y
que lo expresemos. Es real que para mucho de nosotros decir la verdad nos
conecte con un miedo ancestral primario, un peligro devastador. Esta Luna nueva
nos invita a que vaciemos nuestra verdad, nos invita a que hablemos. Ya sea
bajo forma de escritura, en un papel, con la confianza que nadie lo va a leer;
ya sea con un amigo amiga íntimo, ya sea con un terapeuta, es vital que
conectemos con la visceralidad y el poder de la Verdad Cruda, con la
vulnerabilidad a la que nos convoca cuando no la destilamos para acomodarnos a
otros. Algo quiere revelarse en nuestro interior. Algo quiere ser liberado.
Algo necesita de nuestra palabra para ser sanado.
Es vital
que acojamos la narrativa caótica de nuestro malestar. Es vital que seamos
sinceros, que no disfracemos lo que quiere salir. Solo expresándolo podemos
hacerlo nuestro. Solo expresándolo podemos elegir qué hacer con esta verdad.
Las narrativas que emergen de adentro nuestro han de salir a la luz para que
las podamos encauzar, transformar y llevar a buen puerto. Esta Luna nueva nos
convoca a tejer puentes de sanación a través de la palabra.
Traicionar
nuestra verdad es violencia. El poder de Mercurio en Escorpio rompe lo hechizos
de los decretos, pactos, alianzas y contratos de silencio que hemos hecho. ¿Qué
o quién protege nuestro silencio, a qué y quién le hemos entregado nuestra voz,
existe un “de eso no se habla” en nuestro linaje, en nuestra historia, en
nuestro presente, hay una prohibición a hablar?
Esta Luna
nos convoca a una reflexión profunda sobre el rol de nuestra palabra en
nuestras creaciones. El cambio de paradigma que vivimos nos invita a abrazar
nuestro poder, de sentarnos en círculo igualitario y hablar. En el círculo la
palabra es sagrada, es la medicina de la unión, es la fuerza del cambio. Acoger
la palabra de nuestros hermanos y hermanas, dar nuestra palabra en un círculo,
hacen parte de esta mudanza lenta y progresiva que estamos haciendo de la
pirámide jerárquica al círculo.
Que esta
Luna nos permita llegar profundo a las raíces de nuestra verdad, que nos de la
fuerza para elevar el fuego de esta verdad hasta nuestro corazón.
Qué el
calor de este fuego de la verdad en nuestro corazón ilumine nuestra mente y
nuestros pensamientos y que podamos crear la hermosa alquimia de destilar este
poder a través de nuestra voz, nuestra verdad, nuestra palabra. Este es el
cambio, la sanación y el poder. El poder de hablar. El poder de la verdad.
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