Antología sobre El Ángel Solar
extraída de los libros de
Vicente Beltrán Anglada
... Las grandes expansiones del espíritu creador, las infinitas
tendencias religiosas, las dinámicas concepciones de vida, la evolución
espiritual de todas las características humanas, toda cualidad, virtud o
tendencia a la unificación de destinos, así como el desarrollo mismo de la
conciencia social humana, son la obra del Ángel Solar, de Aquel a quien
constantemente invocamos cada vez que nuestro corazón sufre o cuando cualquier
penoso interrogante asalta nuestra mente. Al final del proceso mágico de la vida
humana, cuando todo soporte de razón, de vida y de conciencia aparentemente ha
desaparecido, se halla el Ángel Solar abriéndonos los brazos y
mostrándonos definitivamente, con la irradiación de su aura y el testimonio
vivo de su Presencia, la senda de luz que recorren los Grandes Seres en su
incesante caminar por las indescriptibles e insondables avenidas del Cosmos
Absoluto.
E
l contacto consciente con este Ángel de la Presencia, portador de la
Paz, la majestad y el propósito de la Vida del propio Logos Solar, es la
necesidad inminente del aspirante espiritual moderno, de todos aquellos que
sientan en su corazón la impresión de lo grande e inmaculado, la potencia
indescriptible del misterio que ocultan en su interior. No podemos ni debemos
ofrecer «métodos de acercamiento», «sistemas de disciplina», ni «caminos
de perfección», cuando nos referimos a ese estadio particular de la
conciencia del hombre en pos de la estela gloriosa del Ángel Solar. La
conciencia del hombre moderno en su triple vertiente espiritual, social y
humana ha de sumergirse en la integridad de su propio destino, y recorrer el
sendero glorioso hacia la luz, siguiendo las directrices de su propia
intuición, siendo la intuición al conjunto de valores espirituales atesorados
en el corazón a través de las edades, que deben ser RECORDADOS más que
aprendidos. Damos aquí un indicio mayor de lo que puede ser la actividad serena
de la vida de los aspirantes.
Nunca como ahora será preciso atenerse a las gloriosas máximas de Luz en
el Sendero resumidas en la percepción del «Grito lejano», aquel grito,
que es la voz del Ángel Solar rasgando desde tiempos inmemoriales los éteres
del espacio interior tratando de llegar a nuestros oídos. De ahí que el único
sistema de acercamiento consciente al Ángel Solar de nuestra vida, a nuestro
primero y único Maestro, es mantener el oído atento, delicada-mente
sensibilizado por un gran número de silencios, constante y persistente-mente
orientados hacia adentro, hacia aquel centro de conciencia que arranca en forma
de vida desde el corazón, penetra en la mente y desde allí asciende hacia
arriba, hacia las más elevadas cumbres de nosotros mismos, borrando con su
estela de luz el recuerdo de pasados errores, de deseos inconsumados y de todo
germen de pasión humana.
El silencio es el camino más fácil y más asequible al aspirante moderno
y es muy difícil de ser seguido pese a la sencillez con que es presentado.
Nunca como ahora –en los umbrales de la Era de Acuario–, tienen tanto valor las
palabras de Cristo: «no verá el Reino de los Cielos aquél que no
vuelva a ser como un niño», frase entresacada no de los Evangelios, sino de
los Sagrados Textos de la Logia Blanca o «Libro de los Iniciados», de
donde fueron sacados por aquellos Grandes Seres, Cristo y Juan, como antaño lo
habían sido por Krishna y Arjuna, símbolos constantes de Maestro y discípulo,
de Ángel Solar y Alma humana.
El 11-11 a las 12,00 donde te
encuentre recuerda decir:
¡AMADO ANGEL SOLAR BIENVENIDO A
MI VIDA!
Repetir la oración 3 veces por cada cuerpo, mental, emocional, etérico y físico
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