Un arquero sobre un
caballo blanco es el símbolo ideal de Sagitario. El caballo se desplaza sobre
las nubes como un relámpago, mientras que quien lo monta es invencible,
brillante, centrado, agudo y magnético.
La entrada del Sol en Sagitario es un gran festival. Abre
puertas a la luz dorada que a su vez abre puertas a la luz diamantina. La luz
dorada y la luz diamantina son una realidad sólo para aquellos que se han
establecido en el sendero de ascenso con una voluntad de hierro.
A estos se les llama las “flechas”. Una flecha se mueve con
rapidez y toca diana. Es veloz. También es aguda y está finamente afilada para
perforar. Perfora los obstáculos. Un aspirante debería ser tan agudo como una
flecha. Necesita adquirir la precisión y atención focalizadas necesarias. No
puede perder tiempo en salidas laterales. Tiene un solo programa señalado para
alcanzar círculos más elevados, uno tras otro.
Para hacerlo necesita un caballo blanco y un arco fuerte.
Si prepara el caballo blanco, se le dará un arco fuerte. El arco fuerte no le
sirve a aquellos que no preparan el caballo blanco.
El caballo blanco es una personalidad pura construida sobre
virtudes. Tiene una mente abierta, transparente, sentidos alerta que tienen
percepciones rápidas y un cuerpo con mucha vitalidad. Cuando un aspirante
trabaja esta personalidad, un Maestro se le acerca y le da el arco. El arco es
el sonido sagrado o mantra.
El aspirante que se
sienta en el caballo blanco y recoge el arco que le han regalado se establece
como una flecha y llega a tierras lejanas.
Que esto se recuerde cuando los aspirantes entran en el
signo solar de Sagitario. Que progresen de las esferas mundanas a las
supramundanas de luz dorada, y después a las de luz diamantina.
Master K.P.K.
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