SATURNO EN
SAGITARIO EN CUADRATURA CON NEPTUNO EN PISCIS
De adentro afuera y de atrás hacia delante
Por Sarah Varcas
Bienvenidos al próximo gran evento astrológico que
configura nuestras vidas, a nosotros y a nuestro mundo. Las alineaciones como
ésta, entre los planetas externos de lento movimiento, impactan el mismo núcleo
de nuestro ser, catalizando el cambio irrevocable. El evento previo similar –
la muy discutida cuadratura Urano/Plutón que dominó los cielos de junio del
2012 hasta marzo del 2015, terminó con muchas vidas, trayendo consigo desafío y
turbulencia inimaginables hasta que nos encontramos en medio de la misma. Desde
marzo de este año hemos estado haciendo inventario, dejando que se asiente el
polvo y pestañeando en la claridad de la nueva luz. Puede que nos hayamos
preguntado que nos sacudió, aunque en muchos (pero no todos) los casos,
estuviésemos extrañamente agradecidos de que así fuera. El 2012 se siente como
un recuerdo distante y nuestro presente está en otro mundo totalmente diferente
del que ocupábamos hace cuatro años. Algunos pueden sentir que es suficiente
cambio; necesitamos descansar y espacio para que las cosas ‘vuelvan a la
normalidad’. De hecho no hay más ‘normal’. Urano y Plutón se encargaron de
eso haciéndolo todo nuevo.
Ahora Saturno y Neptuno siguen sus pasos,
levantando la cortina del próximo acto de convertirnos en aquello que recalibra
nuestro ser para acomodar la propia ausencia de lo ‘normal’, conjuntamente con
la alegría siempre presente en la rendición a la materia y al espíritu, en un
mundo saturado con el impulso de evolucionar.
Saturno y Neptuno no son los amigos más obvios.
Saturno busca la forma y la certeza. Aporta los límites necesarios para el
crecimiento y reconoce el valor de la responsabilidad y la restricción. Aunque
pueda interrumpir los intentos para alcanzar nuestros objetivos lo hace cuando
esos objetivos no sirven a nuestro crecimiento. Saturno exige paciencia y
humildad, compromiso y una voluntad de resistir cuando la vida se niega a
desplegarse como deseamos. Nos recuerda que hay un momento apropiado para todas
las cosas y tratar de imponer nuestra programación en un universo en constante
expansión simplemente enfrentará la resistencia hasta que regresemos al programa
y nos conectemos con el flujo. Saturno se preocupa por nuestro bienestar
alentándonos a que tengamos sentido común y sabiduría en iguales proporciones.
Ve donde deseamos avanzar demasiado sin tener suficiente basamento, y donde
creemos que no necesitamos ser humildes cuando la humildad es la verdadera
clave que abrirá las puertas al futuro.
Puede que no nos guste lo que trae Saturno pero son
muchas las consecuencias de trabajar con esta poderosa fuerza de la naturaleza
en lugar de en su contra, y una vez que aceptemos que no sabemos nada, la vida
toma un matiz totalmente nuevo.
Por otra parte Neptuno es lo opuesto totalmente.
Sin forma y amorfo, no puede ser contenido. Neptuno lo abraza todo sin
condición ni excepción. Busca la unidad, total y completa unidad. La
noción de separación está más allá del anatema para esta presencia cósmica
porque percibe todas las cosas como simplemente un gran todo sin imagen o
identidad. Neptuno no se puede definir ni restringir. No tiene noción de tú y
yo, el yo y el otro. Para Neptuno, el tiempo es un espejismo al igual que lo es
una persona o un lugar. Nos trae momentos de total paz y otros de disolución
aterrorizante. Cuando estamos bajo el pulgar de Saturno puede que pidamos la
misericordia de Neptuno para liberar la presión, pero cuando estamos bajo el
abrazo infinito y sofocante de Neptuno puede que pidamos el pragmatismo de
Saturno para recordarnos quiénes somos y por qué estamos aquí. Estos dos
planetas unidos brindan las experiencias más polarizadas de nuestras vidas –
definición y disolución. Cuando trabajan juntos estamos en tiempos
interesantes, descubriendo el terreno común entre los extremos de la forma y lo
amorfo, y cómo cada polaridad nos conecta con nuestra naturaleza divina que
trasciende ambos.
Cuando dos planetas están en cuadratura entre sí,
debemos encontrar la forma de acomodarlo y vivir ambos. Para quienes están más
orientados a Neptuno, buscar la disolución de la identidad y una experiencia de
unicidad en donde todos los límites se suavizan y todas las cosas se funden –
sea a través de la práctica espiritual, la creatividad, el amor, las drogas o
cualquier cosa que flote alrededor de ustedes – se opone a Saturno que requiere
el compromiso a un sendero más disciplinado, dando forma a nuestro anhelo del
abrazo de Neptuno. Si Neptuno se ha convertido no en la liberación de la
identidad, la forma y la responsabilidad sino en un escape de éstas, ¡Saturno
tratará de enmendarlo! No hay escape en el mundo de Saturno. La única forma
hacia la verdad final es vía la identidad, la personalidad y la madurez del
ego. Si tratamos de escaparnos de lo mundano para alcanzar la felicidad
anticipadamente este nos bajará a la tierra con un tirón, exigiendo que
incorporemos el sendero, vivamos en el mundo material con todos sus retos y
triunfos, exigencias y recompensas. Saturno nos enseña que no podemos
trascender un mundo en el cual nos negamos a involucrarnos. Al
abrazar el sendero de Saturno aprendemos que la trascendencia no es el salirnos
de nuestras condiciones sino asimilar la experiencia dentro de ellas tan
profundamente que nos revelen su verdadera naturaleza al vivir en medio de
ellas.
No obstante, si Saturno se aviene más a nuestro
estilo y apreciamos la certeza y la forma, la rutina, la responsabilidad y la
identidad, Neptuno nos insta a soltar nuestro asidero y ver lo que sucede; a
suavizar nuestros límites y permitir un poco más de incertidumbre, una gota de
duda. Permitámonos preguntarnos que sería si las cosas no fuesen tan blanco y
negro como parecen. ¿Qué si todo aquello en lo que creemos es solamente una
verdad a medias y el opuesto es igualmente cierto? Neptuno libera el juicio, la
dualidad, disolviendo nuestro mundo polarizado. Este no conoce el bien y el
mal, ni la culpa ni la vergüenza. Simplemente nos abraza con amor y compasión,
viéndolo todo como sí mismo y a sí mismo en todas las cosas. Nos recuerda que
estamos conectados intrincadamente e inevitablemente con todo y con todos nos
guste o no, y nos hace la pregunta: ¿Qué vamos a hacer al respecto?
Vivimos en tiempos interesantes, que requieren gran
reflexión respecto a lo que significa ser humano y lo que este planeta necesita
de nosotros para cruzar la gran división de eras y alcanzar la era de Acuario.
Estamos en medio de ese cruce ahora, con Neptuno al timón y Saturno chequeando
los mapas. Hacia donde ellos nos llevarán en el próximo año está por ver.
Neptuno nunca se comprometió con un plan. Pero podemos tener la seguridad que
sea lo que sea seremos bendecidos con la oportunidad de ver la vida por dentro,
por fuera, de frente y de espaldas, cambiando nuestra percepción para siempre.
La cuadratura Saturno/Neptuno se alinea exactamente
en las siguientes fechas (UT): 26 de noviembre 2015, y 18 de junio y 10 de
septiembre del 2016.
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