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23 de octubre de 2021

Elefantes, camellos ¿pasando por el ojo de una aguja?

POR JOSÉ VERDU 

Intentemos imaginar a un animal grande como el elefante pasando por el ojo de una aguja, realmente es una imagen muy extraña e imposible. primero la trompa del elefante siendo ensartada en el ojo, después su cabeza, seguido por todo su gran cuerpo. 

Todas las cosas grandes

¿Cómo podemos entender una imagen tan absurda? ¿tiene algún significado más profundo? En este caso en particular, primero tenemos que saber lo que representa el elefante. Hay un cuento en la literatura hebrea el llamado Perek Shirá (usualmente traducido como “La Canción de la Creación”).

Este texto o cuento fue escrito, supuestamente por el rey David desp

ués que terminó de escribir los Salmos y documenta los cantos que cantan en alabanza al Creador, distintas partes de la naturaleza como el cielo, la tierra, el océano, los ríos, etc. y diferentes animales. El canto de cada criatura describe su esencia.

Perek Shirá describe entre otras la canción del elefante, quien dice: “¡Qué grandes son tus hechos, Dios!” El elefante es el animal más grande sobre la tierra y este es un verso muy adecuado para él.

Si quiere puedes descargar el-canto-de-la-creacion

Pero la canción del elefante refleja algo más profundo. Hay otro verso muy similar, “¡Cuán multitudinarias son Tus obras, Dios!” Este verso nos ayuda a comprender el verso del elefante. Que Dios actúa en una multitud de formas nos habla de Su grandeza cuantitativa. Pero un “gran” acto calificado como maravilloso y sorprendente (como el elefante) es grande en un sentido cualitativo. Los grandes actos de Dios revelan algún pensamiento profundo, como lo señala realmente el final del verso del elefante: “…cuán profundos son Tus pensamientos”.

Si observamos otro ejemplo de la palabra “grande”, en el verso que enumera la grandeza de Dios, los grandes actos de Dios que son la esencia de lo que representa el elefante, está identificada por los sabios como su capacidad infinita para la creación que transforma la nada en algo.

Y pequeñas…

Regresemos nuevamente y reinterpretemos la imagen de un elefante siendo ensartado en el ojo de una aguja. Ahora sabemos que el elefante representa al Dios infinito revelado en Su poder de creación, por lo tanto deducimos que el pequeño ojo de la aguja representa el aspecto finito de Dios. Pasar al elefante a través del ojo de una aguja representa entonces la personificación de lo infinito de Dios dentro de su aspecto finito. Así es exactamente nuestro mundo: la realidad infinita de Dios investida dentro de objetos físicos limitados.

La noción del ojo de la aguja representando un pasaje minúsculo, infinitamente pequeño a través del cual se infunde la realidad, no es algo extraño a los físicos modernos. Por eso, en la física moderna se considera que muchas partículas elementales fluctúan dentro y fuera de la realidad a cada instante. Las partículas elementales son creadas desde el vacío del espacio, al que luego retornan en un momento fugaz.

Uno sólo tiene que imaginarse que lo mismo es verdad no sólo a nivel microscópico sino también a nivel macroscópico, desde la más pequeña partícula subatómica hasta el elefante más enorme, está continuamente yendo y volviendo a la existencia a la no existencia.

Una de los conclusiones más importantes es que el aspecto finito de Dios, incluida nuestra propia realidad física limitada, son dependientes de Su aspecto infinito.

El aspecto infinito de Dios es en primer lugar lo que Le posibilita revelar su aspecto finito, porque gracias a Su omnipotencia es capaz de soportar la paradoja de una realidad que está al mismo tiempo “fuera de Él” aunque es “parte de Él”.

Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.  Romanos  1:20 

Llevando esta conclusión al elefante y al ojo de la aguja, concluimos que la mera existencia del ojo de la aguja tiene su origen en el elefante, que representa Su aspecto infinito .

En otras palabras, en nuestro lado del ojo de la aguja cósmica, no somos plenamente conscientes del aspecto infinito de Dios. Desde aquí todo parece bien delimitado y de buen comportamiento, concordando con las fronteras de las leyes de la naturaleza, sin elefantes saltando a través del ojo de una aguja hacia este lado. Esto sucede también porque en el momento en que el aspecto infinito ingresa a esta dimensión, queda oculto por la limitada capacidad de captación del plano finito.

De todas maneras, esta es la razón por la cual la imagen del elefante pasando a través del ojo de la aguja (sin salir del otro lado) es tan poderosa. Si uno puede llegar a soñar esta imagen, puede al menos entender qué significa e imaginarla en el ojo de la mente. Imaginar estas imágenes y su significado simbólico facilita que el corazón pueda comprender que aunque el aspecto infinito de Dios (el elefante) no puede ser visto en una forma revelada en nuestro plano físico, sin embargo está presente y no sólo eso, sino que actúa recreando continuamente nuestro espacio. Entonces el corazón empieza a experimentar la verdad y omnipresencia de Dios dentro y alrededor de todo.

Jesús dijo:

En realidad, es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para una persona rica entrar en el reino de Dios. Mateo 19:24

Se ha especulado mucho sobre el significado que le da Jesús en su referencia sobre el “ojo de una aguja”, una calle, una puerta….estas interpretaciones son muy literales, aunque son respetables y lógicas desde una interpretación básica. En este caso no utilizó un elefante, en esta hipérbole utiliza otro animal grande como un camello para describir como Dios y toda su grandeza infinita puede concentrarse en un punto finito, pasando por la puerta “interdimensional” llamada “ojo de una aguja”. Jesús lo compara como la grandeza aparente y pasajera del hombre no puede hacerse mas pequeña a causa de las riquezas materiales y también por causa de el orgullo absurdo y egoísta del ser humano.

Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible. Mateo 19:26

El elefante o el camello pasando por el ojo de una aguja es de lo mas irracional, nuestro pensamiento finito no lo puede entender o visualizar pero como dijo Jesús “lo que para el hombre es imposible para Dios es posible”. A veces los que piensan o creen en vida inteligente en otros planetas alegan que un universo tan grande  la existencia extraterrestre es innegable, es decir que creer que en un macrocosmos evidente  solo haya vida en un punto tan pequeño como es la tierra, un microcosmos, es impensable. Pero ¿porque no?. Quizá no entiendan que esto que vemos es una parte del Dios infinito revelado en Su poder de creación, por lo tanto deducimos que el pequeño ojo de la aguja representa el aspecto de lo creado por Dios. No comprenden que la Creación prosigue, el universo está constantemente siendo traído a la existencia por el Creador a cada instante, lo mismo que lo fue en el primer instante.

La palabra de Dios está siendo pronunciada continuamente, y continuamente se está condensando en la materia y los eventos del mundo. Sus atributos invisibles hacen visibles por las cosas hechas, vemos que esto llamado tierra o existencia no es un punto pequeño en el universo y que el “agujero de la aguja” es un mecanismo cósmico que hace existir a la realidad del Dios infinito y eterno.

Del Macrocosmos al Microcosmos

En lado de la aguja que nos encontramos, no somos totalmente capaces de captar la grandeza de Eterna de Dios,  estamos adormecidos por por la rutina de la naturaleza; damos por supuesto aquello con lo que estamos familiarizados.

El vocablo hebreo para designar a la naturaleza es teva, cuya raíz significa “ahogar”. Si el mundo natural de causa y efecto no es observado de forma cuidadosa y perceptiva para descubrir sus pistas acerca sus fondos, ahoga la conciencia de lo espiritual. La elección queda enteramente a cargo del observador: podemos mirar el mundo con los ojos cansados de la costumbre y solamente percibir lo mecánico, aquello que ahoga al espíritu, o podemos mirarlo con ojos de asombro y percibir la imagen de una realidad superior en la cosas creadas.

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