POR JOSÉ VERDU
Intentemos imaginar a un animal grande como el elefante pasando por el ojo de una aguja, realmente es una imagen muy extraña e imposible. primero la trompa del elefante siendo ensartada en el ojo, después su cabeza, seguido por todo su gran cuerpo.
Todas las cosas grandes
¿Cómo podemos entender una imagen
tan absurda? ¿tiene algún significado más profundo? En este caso en particular,
primero tenemos que saber lo que representa el elefante. Hay un cuento en la
literatura hebrea el llamado Perek Shirá (usualmente traducido como “La Canción
de la Creación”).
Este texto o cuento fue escrito, supuestamente por el rey David desp
ués que terminó de escribir los Salmos y documenta los cantos que cantan en alabanza al Creador, distintas partes de la naturaleza como el cielo, la tierra, el océano, los ríos, etc. y diferentes animales. El canto de cada criatura describe su esencia.Perek Shirá describe entre otras la
canción del elefante, quien dice: “¡Qué grandes son tus hechos, Dios!” El
elefante es el animal más grande sobre la tierra y este es un verso muy
adecuado para él.
Si quiere puedes descargar el-canto-de-la-creacion
Pero la canción del elefante refleja
algo más profundo. Hay otro verso muy similar, “¡Cuán multitudinarias son Tus
obras, Dios!” Este verso nos ayuda a comprender el verso del elefante. Que Dios
actúa en una multitud de formas nos habla de Su grandeza cuantitativa. Pero un
“gran” acto calificado como maravilloso y sorprendente (como el elefante) es
grande en un sentido cualitativo. Los grandes actos de Dios revelan algún
pensamiento profundo, como lo señala realmente el final del verso del elefante:
“…cuán profundos son Tus pensamientos”.
Si observamos otro ejemplo de la
palabra “grande”, en el verso que enumera la grandeza de Dios, los grandes
actos de Dios que son la esencia de lo que representa el elefante, está
identificada por los sabios como su capacidad infinita para la creación que
transforma la nada en algo.
Y pequeñas…
Regresemos nuevamente y
reinterpretemos la imagen de un elefante siendo ensartado en el ojo de una
aguja. Ahora sabemos que el elefante representa al Dios infinito revelado en Su
poder de creación, por lo tanto deducimos que el pequeño ojo de la aguja
representa el aspecto finito de Dios. Pasar al elefante a través del ojo de una
aguja representa entonces la personificación de lo infinito de Dios dentro de
su aspecto finito. Así es exactamente nuestro mundo: la realidad infinita de
Dios investida dentro de objetos físicos limitados.
La noción del ojo de la aguja
representando un pasaje minúsculo, infinitamente pequeño a través del cual se
infunde la realidad, no es algo extraño a los físicos modernos. Por eso, en la
física moderna se considera que muchas partículas elementales fluctúan dentro y
fuera de la realidad a cada instante. Las partículas elementales son creadas
desde el vacío del espacio, al que luego retornan en un momento fugaz.
Uno sólo tiene que imaginarse que lo
mismo es verdad no sólo a nivel microscópico sino también a nivel macroscópico,
desde la más pequeña partícula subatómica hasta el elefante más enorme, está
continuamente yendo y volviendo a la existencia a la no existencia.
Una de los conclusiones más
importantes es que el aspecto finito de Dios, incluida nuestra propia realidad
física limitada, son dependientes de Su aspecto infinito.
El aspecto infinito de Dios es en primer lugar lo que Le posibilita
revelar su aspecto finito, porque gracias a Su omnipotencia es capaz de
soportar la paradoja de una realidad que está al mismo tiempo “fuera de Él”
aunque es “parte de Él”.
Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno
poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por
medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. Romanos
1:20
Llevando esta conclusión al elefante
y al ojo de la aguja, concluimos que la mera existencia del ojo de la aguja
tiene su origen en el elefante, que representa Su aspecto infinito .
En otras palabras, en nuestro lado del ojo de la aguja cósmica, no somos plenamente conscientes del aspecto infinito de Dios. Desde aquí todo parece bien delimitado y de buen comportamiento, concordando con las fronteras de las leyes de la naturaleza, sin elefantes saltando a través del ojo de una aguja hacia este lado. Esto sucede también porque en el momento en que el aspecto infinito ingresa a esta dimensión, queda oculto por la limitada capacidad de captación del plano finito.
De todas maneras, esta es la razón
por la cual la imagen del elefante pasando a través del ojo de la aguja (sin
salir del otro lado) es tan poderosa. Si uno puede llegar a soñar esta imagen,
puede al menos entender qué significa e imaginarla en el ojo de la mente.
Imaginar estas imágenes y su significado simbólico facilita que el corazón
pueda comprender que aunque el aspecto infinito de Dios (el elefante) no puede
ser visto en una forma revelada en nuestro plano físico, sin embargo está
presente y no sólo eso, sino que actúa recreando continuamente nuestro espacio.
Entonces el corazón empieza a experimentar la verdad y omnipresencia de Dios
dentro y alrededor de todo.
Jesús dijo:
En realidad, es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja,
que para una persona rica entrar en el reino de Dios. Mateo 19:24
Se ha especulado mucho sobre el
significado que le da Jesús en su referencia sobre el “ojo de una aguja”, una
calle, una puerta….estas interpretaciones son muy literales, aunque son
respetables y lógicas desde una interpretación básica. En este caso no utilizó
un elefante, en esta hipérbole utiliza otro animal grande como un camello para
describir como Dios y toda su grandeza infinita puede concentrarse en un punto
finito, pasando por la puerta “interdimensional” llamada “ojo de una aguja”.
Jesús lo compara como la grandeza aparente y pasajera del hombre no puede
hacerse mas pequeña a causa de las riquezas materiales y también por causa de
el orgullo absurdo y egoísta del ser humano.
Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas
para Dios todo es posible. Mateo 19:26
El elefante o el camello pasando por
el ojo de una aguja es de lo mas irracional, nuestro pensamiento finito no
lo puede entender o visualizar pero como dijo Jesús “lo que para el hombre es
imposible para Dios es posible”. A veces los que piensan o creen en vida
inteligente en otros planetas alegan que un universo tan grande la
existencia extraterrestre es innegable, es decir que creer que en un macrocosmos
evidente solo haya vida en un punto tan pequeño como es la tierra, un
microcosmos, es impensable. Pero ¿porque no?. Quizá no entiendan que esto que
vemos es una parte del Dios infinito revelado en Su poder de creación, por
lo tanto deducimos que el pequeño ojo de la aguja representa el aspecto de lo
creado por Dios. No comprenden que la Creación prosigue, el universo está
constantemente siendo traído a la existencia por el Creador a cada instante, lo
mismo que lo fue en el primer instante.
La palabra de Dios está siendo pronunciada continuamente, y
continuamente se está condensando en la materia y los eventos del mundo. Sus
atributos invisibles hacen visibles por las cosas hechas, vemos que esto
llamado tierra o existencia no es un punto pequeño en el universo y que
el “agujero de la aguja” es un mecanismo cósmico que hace existir a
la realidad del Dios infinito y eterno.
Del Macrocosmos al Microcosmos
En lado de la aguja que nos
encontramos, no somos totalmente capaces de captar la grandeza de Eterna de
Dios, estamos adormecidos por por la rutina de la naturaleza; damos por
supuesto aquello con lo que estamos familiarizados.
El vocablo hebreo para designar a la
naturaleza es teva, cuya raíz significa “ahogar”. Si el mundo
natural de causa y efecto no es observado de forma cuidadosa y perceptiva para
descubrir sus pistas acerca sus fondos, ahoga la conciencia de lo espiritual.
La elección queda enteramente a cargo del observador: podemos mirar el mundo
con los ojos cansados de la costumbre y solamente percibir lo mecánico, aquello
que ahoga al espíritu, o podemos mirarlo con ojos de asombro y percibir la
imagen de una realidad superior en la cosas creadas.
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