¡Hermanos!
¡Que el Poder de la vida una fluya a través de todo el grupo de verdaderos
servidores!
Los que
queremos vivir en un mundo mejor, con mayor belleza, con mayor justicia,
sabemos que tenemos que construirlo entre todos, que no podemos esperar que
alguien de otro planeta venga a hacerlo por nosotros.
Los que
anhelamos servir al Plan de Dios, sabemos que es un trabajo de la “raza de los
hombres”, como dice la Gran Invocación “Desde el Centro que llamamos la
raza de los hombres, que se realice el Plan de Amor y de Luz”
¿Cómo
cambiar, como mejorar este tiempo de intolerancia, de violencia, de miedos, de
odios que estamos viviendo?
En primer
lugar lo peor que podemos hacer es enojarnos, y tomar partido. Cada persona que
se suma a los conflictos religiosos tomando posición por uno o por otro lado,
aumenta el dolor y la violencia que tenemos que soportar entre todos.
Imaginemos
juntos como las Religiones Unidas-cristianos, judíos, hinduistas, budistas,
musulmanes, católicos, son como distintas expresiones de una misma música, la
música universal. Cuando miramos sin prejuicios la práctica de cada religión
nos muestra las múltiples formas que usamos para sentirnos cerca de Dios. Cada
una con su profundidad, con sus símbolos, con su riqueza. Cada una digna de
todo nuestro respeto y consideración.
Que todas
las religiones sean vistas como distintas formas, todas buenas y respetables de
reunirse, religarse que el hombre tiene hacia Dios.
Es
importante que ante el autoritarismo, el fanatismo, la intolerancia,
construyamos formas pensamiento donde todas las religiones sean vistas como
modos, formas en que el humano se conecta, se reúne con Dios. Dios del modo en
que cada uno lo entiende, cada uno lo cree, cada uno lo siente.
Hoy
nuestro compromiso como servidores que conocemos la unidad de la vida y el hecho
irrebatible de que todo lo que un humano hace a otro humano, se lo hace a si
mismo en cuanto todos forman parte del centro que llamamos Humanidad. Es
nuestro imperativo reconocer que el gran espejismo es sentirnos separados y
vivirnos como enemigos y construir hacia la unidad.
La unidad
en medio de las diferencias, en medio de las divergencias, como dice el lema de
una organización venezolana que sostuvo esta posición “Aquí cabemos todos”,
efectivamente en este bendito globo azul que se desplaza por el sistema solar,
hay lugar para todos, viviendo juntos con nuestras diferencias, con nuestra
diversidad.
Recemos
juntos esta oración que nos une y dice en una de sus partes:
“Los
hijos de los hombres son uno y yo soy uno con ellos,
Busco
amar y no odiar, busco servir y no exigir servicios, busco sanar y no herir”
Desde la
unidad de la vida.
Marta
Paillet
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