Traducción: Fara González
La semana pasada se ha sentido
triste y pesada. La energía se siente densa con dolor y desesperación.
Las personas están enojadas.
Están por derecho, enojadas ya que ser negro todavía significa que reciben un
trato diferente hasta el punto de que un día en el que casualmente estén fuera
pudiera costarles la vida.
Están enojados con quienes
responden ‘todas las vidas importan’ ante ‘las vidas negras importan’. Tengo
que admitir que al principio no entendía por qué un lema que los abrazaba
a todos y estimulaba la unidad, pudiera provocar tantas reacciones emocionales.
Así que, como mujer blanca me informé y lo entendí. Este pudiera no ser el
mejor ejemplo pero espero que pueda ayudar a quienes
igualmente se han
preguntado por qué ‘todas las vidas importan’ ha causado tanto
malestar.
Imaginen un movimiento que está
tratando de llevar la atención al hecho de que ‘el abuso infantil
importa’. Imaginen que
la gente responda ‘todos los niños importan.’ Bien, por supuesto que todos los
niños importan.Pero decirlo como una respuesta directa a ‘el abuso infantil importa’
ignora y quita importancia completamente a la apelación, a la necesidad y a las
circunstancias específicas de esos niños de quienes se abusa y desestima el
movimiento que intenta cambiar y sanar décadas de abuso e injusticia sistémica
y social. Es irrespetuoso y es una manera de continuar barriendo bajo la
alfombra un asunto tan importante que ha estado allí durante tanto tiempo. Así
que por supuesto, todas las vidas importan. Pero decirlo de paso o como
respuesta directa al movimiento ‘las vidas negras importan’ que lucha por la
dignidad, justicia y respeto, no es apropiado. Esto no tiene el tono de un
juicio respecto a alguien que ha utilizado ‘todas las vidas importan’. Yo lo vi
también como un lema amoroso e inclusivo pero ahora veo cómo, en el contexto de
la conversación respecto a la raza, acrecienta el dolor.
Entonces tenemos que
preguntarnos, ¿en qué tipo de mundo vivimos donde ‘todas las vidas importan’
crea dolor? Uno en el cual la alarma de profundo cambio social y cultural se
disparó hace tiempo.
Descansen en paz Alton Sterling
y Philando Castile
Descansen en paz los cinco
oficiales de policía que murieron a tiros en Dallas.
Gente buena es baleada y
asesinada cada día. Descansen en paz todos ellos. Todos merecemos un final
mejor que ese.
Así que, ¿qué podemos hacer al
respecto? La injusticia
racial. Los muertos baleados. La violencia doméstica. Los refugiados que son
tratados cómo menos que humanos. El tráfico humano. El abuso sexual. La lista
sigue.
En el mundo suceden muchas
cosas buenas. En la última semana solamente, recibí tantas fotos de policías
abrazados por gente negra como otras muchas de tanto odio. Pero no se trata de
lo bueno. Porque a veces tenemos que hacer brillar nuestra luz sobre lo feo,
para poder atraerlo hacia la luz.
Para quienes no trabajan directamente
en las áreas de justicia social, derechos humanos y cambio cultural, en áreas
directamente relacionadas con el servicio a las personas, la enormidad de los
eventos y sucesos actuales puede hacerles sentir indefensos y desesperanzados.
Aun para quienes trabajan en esas áreas las cosas pueden sentirse sin
esperanzas. Pero no lo
soy, y no estamos indefensos. No mientras haya humanos en el
planeta con un deseo de crear el cambio, de hacer del mundo un mejor
lugar.
Todos los días nos encontramos
con otras personas. Nos cruzamos en la calle. Trabajamos con ellas. Las vemos a la puerta de la escuela. Comentamos
sus opiniones en línea, o comentamos asuntos relacionados. Cada interacción con
otra persona es una oportunidad para hacer que alguien sienta que es visto,
escuchado, amado, reconocido, apreciado, valorado. O es una oportunidad para
adelantarnos a juzgar, atacar, criticar, mal interpretar o desatar temores y
creencias basadas en ideas falsas. O si alguien no es de nuestro agrado
sigilosamente nos separamos de ella. Esto no significa que no podamos tener
nuestra opinión, o estar apasionadamente en desacuerdo respecto a algo, pero
hay una forma respetuosa de hacerlo. Pienso especialmente en estos días, con
tanta interacción que ocurre en línea, que tenemos que tener en cuenta
particularmente que hay una persona real que lee nuestros comentarios, o que
hay personas reales a quienes les afectan las opiniones que compartimos en
nuestros comentarios.
También es importante que nos
preguntemos donde estamos actuando de forma similar al tipo de conducta que
condenamos. Noté algo el fin de semana pasado que parece estar ocurriendo a una
escala mayor de lo antes visto. Leía comentarios de unos cuantos maestros de
sabiduría, cuyos comentarios se colocaron en relación con los tiroteos
recientes. Uno asumiría que la mayoría de la gente que colocaba esos
comentarios en la web eran personas relativamente conscientes y estos
comentarios venían desde un sitio donde ellas habían hecho una cantidad de
trabajo interno considerable. Una maestra hizo un comentario respecto a los
oficiales de policía baleados en Dallas. Era un comentario
compasivo, desde el corazón. A esto le siguieron respuestas enojadas, todas
ellas preguntando cómo se atrevía ella a comentar sobre los oficiales de
policía ignorando las muertes de Alton y Philando. La gente amenazaba con
quemar los libros de ella, acusándola de haber ‘orquestado un show’ obviamente
durante los últimos treinta años. Bueno saben qué. Ella HABÍA comentado
respecto a Alton y Philando un par de días antes, lo único es que esos
comentaristas claramente no se habían molestado en buscar comentarios
anteriores de ellas para encontrarlo.
Nos llenamos de ira cuando
alguien es violado o algo peor, debido a que la gente reacciona con demasiada
rapidez al juzgar y condenar. No obstante aquí teníamos la energía de un juicio
y condena apresurados, en un espacio supuestamente ‘consciente’, dirigido no
hacia ‘otro’ desconocido amenazador – aunque eso no es nunca una excusa, sino
hacia una persona conocida que tiene en su haber muchas acciones y difusión de
videos como evidencia de su posición. No obstante al comentarista solamente le
tomó unos segundos decidir que la mujer a quien ella admiró durante TREINTA
AÑOS era ‘obviamente’ falsa aunque admitiera que amaba y admiraba el trabajo de
ella, justo porque no se tomó el trabajo de revisar comentarios anteriores en
la página de ella.
Otra hermosa maestra cometió el
‘error’ de enviar sus pensamientos a un conjunto de países que sufrían
grandes problemas. ¿La
respuesta? Más ira. “¿Qué hay respecto a tal y tal país?” “Me doy de baja de su sitio porque usted no mencionó ese país”.
Si nosotros como seres
conscientes, no podemos controlar nuestros juicios y las proyecciones de
nuestra sombra, ¿qué esperanza tenemos verdaderamente?
Si destruimos a buenas personas
tan rápida y fácilmente, solamente podremos culparnos a nosotros mismos cuando
nos quedemos con un mundo en el cual desean vivir desesperadamente aquellos que
prefieren la oscuridad.
Estas son las cosas tan
terribles que están sucediendo. Si tenemos ira dentro de nosotros, apliquémosla
con quienes la merecen realmente. Donde veamos que alguien ofrece
verdaderamente un poco de luz, podemos elegir extinguirla si sentimos que no es
lo suficientemente buena, o podemos incrementarla agradeciéndola, o si nos
molesta realmente que un cierto país o asunto no se mencione entonces
utilicemos esa oportunidad para colocar nosotros más información: “por cierto,
no sabemos si ustedes están conscientes, pero ahora está ocurriendo xyz en el
país abc y queremos compartirlo con ustedes”. Seguramente alguien responderá
diciendo “gracias por compartirlo, apreciamos la información, vamos a añadir
ese país a nuestros pensamientos”.
Esopo dijo, “Unidos nos erguimos,
divididos caemos”
Nunca eso ha sido tan cierto.
© Dana Mrkich 2016. Se permite compartir este artículo gratuitamente
siempre que se acredite la autora y se incluya la URL www.danamrkich.com
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