A
mi grupo de Discípulos afiliados:
Lo
que más necesitan los discípulos es captar con mayor claridad el hecho bien
conocido (fácilmente) pasado por alto, debido a su familiaridad), de que la
determinación de actuar como servidor y como discípulo produce el reenfoque, al
unísono, de todas las fuerzas de la personalidad y del alma;
es
la repetición, simbólicamente hablando, del antiguo acontecimiento de la
individualización en una vuelta más elevada de la espiral, realizada esta vez
con plena colaboración consciente.
Este reenfoque trae sus propias dificultades. Frecuentemente conduce a ser angustiosamente consciente de nuestra propia naturaleza,
objetivos, tema de la vida, aspiraciones y trabas, equipo y experiencia, más los diversos aspectos y vehículos por medio de los cuales el alma debe forzosamente actuar.Esto,
a menudo, intensifica nuestro interés y la concentración en el propio ego, pero
siempre con la mejor intención y aspiración. Las propias limitaciones físicas o
de cualquier otra índole, aparecen excesivamente grandes;
en
la propia conciencia exageramos los defectos pero no su expresión; el amplio y
necesario servicio que debe prestarse, exigido por el alma, parece tan enorme,
que el discípulo a veces se niega a colaborar por temor al fracaso, o por ser
indebidamente consciente de sí mismo;
busca
y encuentra fácilmente excusas para no prestar servicio o hacerlo en forma
parcial;
actualmente,
la mala salud, la falta de tiempo, las obligaciones hogareñas, cualquier temor,
la edad o la creencia de que esta vida es la preparación para un servicio pleno
en la siguiente, son excusas adoptadas para postergar la ayuda y la total
dedicación a la necesidad humana, por resultar muy fácil encontrar
justificaciones.
Algunas
se fundan en la creencia de que las demandas del Maestro y el programa del
ashrama al cual está afiliado el discípulo, son irrazonables o, como opinan dos
de este grupo, Oriente no comprende las exigencias que pesan sobre el discípulo
occidental.
Traté
durante años de despertarlos a la urgencia del momento y, por intermedio de
ustedes, despertar a miles de personas a las cuales pueden llegar como grupo,
pero hasta ahora con resultados parciales o momentáneos;
para
algunos, no todos, el trabajo que deben realizar en respuesta a las demandas
del Ashrama, es aún secundario en lo que respecta a la relación de la vida
diaria, a los requisitos de sus negocios, a su hogar o a lo que consideran
limitaciones físicas, riesgos emotivos e impedimentos mentales de su equipo.
Hermanos
míos, repetiré: El discípulo debe aceptarse a sí mismo, tal cual es, en
cualquier momento dado, equipo y circunstancias, entonces deberá subordinarse a
sí mismo, a sus asuntos y a su tiempo y a las necesidades del momento,
especialmente durante una crisis grupal, nacional o mundial. Cuando lleve a
cabo esto en su conciencia, y piense por lo tanto de acuerdo a los verdaderos
valores, descubrirá que se solucionan sus propios asuntos, se acrecientan sus
capacidades y se olvida de sus limitaciones.
El
Discipulado en la Nueva Era.Tomo II, página 28
Por
el Maestro Tibetano Djwhal Khul. Noviembre de 1944
(Alice
A. Bailey)
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