Conferencia de Vicente Beltrán Anglada en Madrid, el 22 de mayo de 1981.
Vicente. — Parece ser que ayer llegamos a ciertas e importantes deducciones respecto a lo que podemos denominar el Yoga de la Nueva Era, el Agni-Yoga, o el Yoga de Síntesis, en un sentido muy especial en el que ayuda a cultivar la originalidad humana. El hombre, la mujer, el ser humano, han llegado a un cierto estado de mecanización, dentro de esta mecanización, los valores individuales, los valores singulares, se han ido perdiendo. Entonces, lógicamente, no existe creatividad, la persona tiende a copiar, a reproducir, pero, no a estimular su sentimiento creador. Como consecuencia de esto, existe lo que técnicamente podemos llamar la masificación de los yogas, entendiendo genéricamente por yoga, la ciencia de unión del hombre inferior con el aspecto superior o divino. El yoga, cualquiera que sean sus aspectos, siempre tiende a reproducir esta nota sintónica de unidad con lo superior.
Llegamos,
también, a ciertas deducciones de carácter práctico, como son las que tienen
que ver con las actividades del yoga en nuestra vida, que podría resumirse
concretamente en una observación sin identificación. Si logramos ver las cosas
sin identificarnos con las mismas extraeremos de estas cosas su más íntimo
significado. El apego a aquella cosa nos impide ver la verdad y, como la verdad
es de por sí incondicionable, al querer condicionarla, automáticamente matamos
en nosotros los impulsos creadores, y existe, entonces, lo que podemos llamar
la gran corriente mental de identificación, y esta identificación al
masificarse en el individuo lleva a la masa; sin afán peyorativo. El ser humano
está siendo masificado por una serie de técnicas de yoga estandartizadas, hasta
el punto de que no se sabe claramente qué es lo que persigue el individuo a
través de ella: si es un proceso de autoglorifcación, si es un proceso de miedo
ante sus propios problemas psicológicos y busca un refugio, busca un sucedáneo
en su vida, o bien, es que ha perdido –como decía antes- su capacidad creadora,
y desde el momento en que la persona pierde su capacidad creadora y entra en la
gran corriente de masificación, automáticamente deja de crear, deja de pensar
por sí mismo. Siendo muy concreto, en vez de pensar, es pensado, y lo que
piensa a través del individuo es la corriente o el ambiente social que nos
rodea, son los impactos que van y vienen y que la mente recoge porque no puede
hacer otra cosa que recoger los desperdicios del ambiente, en lugar de situarse
en un plan de creación, la cual no es posible si no hay una observación sin
premeditación.
Decíamos,
también, que cuando existe esta corriente de anticipación a los hechos, lo cual
indica que hay creatividad interior, se anticipa el curso de la historia, y
aquello que tiene que reproducirse o proyectarse en el ambiente planetario
dentro de “equis” años, se puede plasmar inmediatamente aquí y ahora.
Quisiera
durante el curso de nuestra conversación de hoy, que analizásemos juntos esta
posibilidad de vivir intensamente aquí y ahora para poder anticipar el curso de
la historia, para poder penetrar en el futuro de la raza, y para poder
visualizar metas más amplias e influyentes. Entonces, hoy que vamos a hablar
sobre las Reglas Básicas del Agni-Yoga. Yo empezaría la temática con una gran
afirmación esotérica, y es que, “la verdad está más allá de todo razonamiento”.
Cuando la persona está razonando, cuando la persona está discerniendo –y no
digo que el discernimiento no sea necesario, estoy hablando de la verdad pura y
simple–, cuando existe discernimiento, cuando existe discriminación y cuando
existe movimiento mental, la verdad no puede reflejarse. Así, que si queremos
captar la verdad, y para mí la verdad constituye el noble objetivo del yoga,
hay que dejar la mente dentro de un gran silencio, dentro de un estado supremo
de expectación, dentro de la cual la verdad se pueda manifestar por sí misma,
sin esfuerzo, sin presión, por cuanto la presión y el esfuerzo niegan la
verdad. Llegados a este punto de comprensión, la vida tiende a revelar el
secreto de verdad que, como herencia suprema, nos está aguardando desde el
principio de los tiempos, desde el principio en que la raza humana empezó a
ser, y empezó a crear las circunstancias adversas y menos adversas que llamamos
karma. Podríamos llegar en cierto momento de nuestra vida a considerar que el
karma viene provocado, precisamente, porque estamos dentro de un proceso de
masificación, dentro de un proceso de identificación, dentro de un proceso de
apego, si nos damos cuenta de que realmente el karma es esto, es esta
masificación, y que dentro de esta masificación ambiental estamos nosotros sin
posibilidad alguna de crear, quizá llegaremos a una conclusión, una importante
conclusión, y es que la vida con todos sus hechos y con todos sus
acontecimientos debe liberarse al penetrar en nuestro ser, lo cual implica que
nosotros deberemos vivir tan suavemente que no crearemos ningún ejercicio de
presión contra el ambiente y contra las circunstancias. Ayer, una señora me
preguntaba sobre un problema psicológico; un problema, sea psicológico, sea de
tipo humano –en el nivel que sea– siempre viene por un proceso escalonado de
identificación. Naturalmente, que se me puede decir, “¿es que, acaso, no está
la vida toda ella masificada al extremo de haber creado unas avenidas que
solamente conducen a la identificación del ser con todo cuanto le rodea….?” Yo
también les preguntaría, “¿hemos hecho algún esfuerzo realmente práctico en
este sentido, en el sentido de ver el ambiente, las circunstancias, los hechos
y las personas –al menos el aspecto emocional de las personas– desde un punto
de vista tan impersonal que aquello carezca realmente de importancia para
nuestro ser?” ¿Podemos llegar hasta un estado de desapego del ambiente,
mediante el cual los problemas casi podríamos decir que no tienen razón de ser?
La vida es un tremendo desafío para nuestra conciencia, y aquel que quiere
abarcar de nuevo el secreto de la vida contenido en la verdad de cada cosa,
deberá desarmarse por completo frente a las circunstancias, frente al ambiente,
y frente a las personas. ¿Significa esto transigencia? Hay una gran diferencia
entre la indiferencia y la impasibilidad, yo me refiero muy concretamente a la
impasibilidad, no a la indiferencia. Solamente el ser egoísta puede ser
indiferente, y me atrevo a decir que aquí venimos para despersonalizarnos al
extremo de no ser egoístas y, por lo tanto, entramos en un nuevo ciclo dentro
de la vida espiritual del ser, dentro del cual podamos aspirar a cosas mejores,
cosas más importantes, cosas que estén íntimamente relacionadas, ya no con el
pequeño karma individual sino con el karma de la propia naturaleza, y realizar
el sueño de la Jerarquía para la Humanidad. Que el hombre aprenda a sumergir
sus pequeños problemas dentro del gran problema del Universo, que es una forma
de decirles también que la autoidentificación ya no tiene las barreras
limitadoras de la personalidad, sino que son las fronteras cósmicas, un círculo
más allá de nuestras posibilidades actuales. Pero, hay que pensar en grandes
proporciones, hay que pensar -hablando un poco paradójicamente- más allá del
pensamiento, más allá del deseo. ¿Qué hay más allá del pensamiento y más allá
del deseo?, existe el propósito de la Naturaleza, allí donde van a converger
los problemas de todos los seres humanos. Ustedes dirán que esto suena a una
utopía. Una cosa es utópica hasta que no se ha comprobado prácticamente su
eficacia en la práctica, o cuando el hombre ha emprendido realmente la gran
aventura de síntesis, aquel camino infinito dentro del cual todas las cosas
contienen su propio mensaje. ¿Por qué cada cosa, cada hecho, cada
acontecimiento, cada persona, cada aspecto en la vida tiene su propio mensaje?,
porque no ofrecemos resistencia. El hombre resiste. Le es más cómodo resistir
que pasar impasible ante los hechos, pero, la suma total de tantas
identificaciones y de tantas resistencias traen como consecuencia al ser humano
tal como lo conocemos en la actualidad. La mecanización es la consecuencia de
la masificación, la cual, a su vez, es consecuencia de pasar por la vida de una
manera indiferente. Esta indiferencia es negativa desde todos los ángulos de
vista, me atrevo a decir, que cuando estamos observando inteligentemente
cualquier situación, lo cual significa, según mi propia opinión, que estamos
entrando raudamente dentro del sendero del Agni-Yoga, que estamos liberando a
través de nosotros no solamente el contenido kármico que nos pertenece como
individualidades, sino que ayudamos también a reducir en volumen, si podemos
utilizar esta expresión, del karma racial. Es una forma de decir que la no
resistencia, que la impasibilidad suprema, que la adaptabilidad, constituyen,
como siempre ha sido así, las armas del servidor, del hombre. Todos nos creemos
servidores, porque, como decíamos ayer, somos poco humildes, y cualquier
pequeña cosa toma ante nuestra visión un efecto extraordinario, una extraordinaria
arquitectura o estructura, porque arranca de nuestro propio ser y, como no hay
humildad, vamos creciendo dentro de esta estructura, hasta llegar a una
completa mecanización.
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Reglas Básicas del Agni YogaDescarga
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