La vida está llena de incógnitas. Es una verdad universal que, a pesar de nuestros mejores esfuerzos por controlar y planificar, nunca podemos predecir con exactitud lo que nos deparará el mañana. De hecho, lo desconocido tiene algo profundamente inquietante. Evoca miedo, ansiedad y duda. Tememos lo que no podemos ver, lo que no podemos entender. Y es un miedo que todos compartimos.
La comprensión de que todo en la vida es incognoscible puede paralizarnos o empoderarnos. Una vez que aceptamos que nunca tendremos todas las respuestas, desbloqueamos la posibilidad de experimentar la vida de una manera estimulante y profunda.
La idea de que la vida es incognoscible puede
resultar abrumadora. Después de todo, estamos programados para buscar la
certeza, planificar el futuro y protegernos de posibles peligros. La verdad es
que no hay forma de garantizar que nuestros matrimonios sean pacíficos, que
nuestros hijos encuentren la felicidad perfecta o que nuestros sueños se hagan
realidad exactamente como los imaginamos. Temer lo que podría salir mal,
obsesionarse y crear estrategias para lograr resultados perfectos (o incluso
simplemente los deseados) solo nos robará la felicidad.
Si lo desconocido es todo lo que existe y el miedo
es una elección, es lógico que podamos elegir ver lo desconocido de nuestras
vidas de manera diferente.
La incertidumbre es, en esencia, una invitación a
explorar y a sentir curiosidad.
¿Qué podría salir bien?
¿Qué regalo podría encontrar en este momento?
¿Qué oportunidades tengo para crecer?
¿Cómo puedo cultivar más confianza en el proceso de mi vida?
Lo desconocido no tiene por qué ser una fuente de
temor; puede ser una fuente de posibilidades. Podría ser simplemente una
oportunidad para conectar más profundamente con uno mismo, con quienes nos
rodean o con el Creador. A continuación, se ofrecen algunas formas inspiradas
de elegir algo distinto del miedo cuando nos enfrentamos a lo desconocido:
Encuentra un significado más profundo… en cualquier
lugar donde puedas
No somos observadores pasivos de nuestras vidas.
Somos participantes activos y cocreadores. Somos quienes damos forma a la
narrativa, quienes decidimos qué tiene sentido y qué no. Ahí es donde reside
nuestra capacidad de acción.
Para algunos, el acto de crear significado puede
ser muy literal y tangible: una obra de arte, un escrito o la construcción de
algo mediante el voluntariado o el espíritu emprendedor. Para otros, puede ser
a través de la conexión que crean en las relaciones, su propio crecimiento
personal o el compromiso con la transformación espiritual. La cuestión es que
no estamos esperando que nos den el significado, sino que estamos participando
activamente en el proceso de creación de significado, que es una forma segura
de volver a la confianza y la certeza.
Si se siente abrumado, comience poco a poco
El miedo existencial suele surgir de la abrumadora
idea de “¿Qué pasaría si…?”: proyectamos posibles resultados negativos y nos
quedamos atrapados en pensamientos paralizantes. Un enfoque útil es dividir lo
desconocido en pasos más pequeños y manejables. Tome un miedo de “¿Qué pasaría
si…?” y escriba pequeños pasos que podría dar para evitarlo y luego escriba
pequeños pasos que podría dar si se hiciera realidad.
He aquí un ejemplo: ¿Qué pasa si mi matrimonio no
funciona?
Algunos pasos pequeños para prevenir este miedo
serían buscar asesoramiento para parejas, tener conversaciones abiertas con tu
pareja o comprometerte a cuidar tu relación de nuevas maneras.
Algunos pasos pequeños para dar si este miedo se hace realidad serían apoyarte
en tu red de apoyo de amigos y familiares, reinvertir en ti mismo a través de
terapias o prácticas de bienestar y estar abierto a la posibilidad de conocer a
alguien nuevo cuando sea el momento adecuado.
Nuevamente, este es simplemente un ejercicio de
pensamiento que nos recuerda que podemos sentir curiosidad por lo desconocido y
que siempre depende de nosotros cómo respondemos a la vida, incluso si incluye
cosas que no nos gustaría que sucedieran.
Haz una pausa, respira, elige la certeza
Una de las claves para superar un miedo existencial
(como el miedo a lo desconocido) es comprometerse con la certeza y abrazar el
proceso de descubrimiento. Lo he dicho muchas veces y seguiré diciéndolo muchas
veces: el proceso es el propósito. Nuestras vidas son una serie de momentos,
tanto planificados como inesperados, que nos ofrecen la oportunidad de crecer,
aprender y dar.
Al crear significado a través de nuestras propias
decisiones y al recordarnos que tenemos el poder de elegir cómo respondemos,
podemos transformar nuestros miedos en una fuente de gran empoderamiento. Lo
desconocido ya no se convierte en algo a lo que temer, sino en algo que
explorar con curiosidad y con confianza en el Creador.
El mundo está lleno de incógnitas a cada paso y es
inevitable que nos veamos abrumados por las noticias de las redes sociales y
los ciclos de noticias las 24 horas. Pero no tiene por qué ser así. La próxima
vez que te encuentres al borde de la incertidumbre, recuerda que la vida es un
misterio y lo seguirá siendo sin importar las estructuras que establezcamos.
Lo desconocido no es un enemigo: es tu mayor aliado
para crear la vida que quieres vivir y el mundo que quieres ver.
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