por Jennifer Hoffman, 19 de Septiembre de 2011
Es difícil creer que ya es septiembre y estamos entrando en una nueva fase energética mientras nos acercamos al final del 2011. Desde el Equinoccio de Primavera de marzo hemos experimentado tantos cambios y hemos soportado grandes descargas de energía, alta actividad solar, récords de calor y lluvia, inundaciones, terremotos – todo esto mientras nos acercamos al final del calendario maya en el 2012, un tiempo que muchos creen que anuncia el fin del mundo (no es así). El Equinoccio es el recordatorio de la tierra de que el equilibrio es parte de los ciclos naturales de la vida y es hora de integrar nuestro crecimiento y alinearnos con lo que hemos aprendido
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El Equinoccio se produce dos veces al año y es el día donde la luz y la oscuridad están equilibradas. Después de eso, para aquellos de nosotros en el hemisferio norte, vamos a tener días cada vez más cortos al acercarse el invierno, llamándonos a ir hacia dentro y re-evaluar, re-alinear, re-considerar, re-visar y descansar. El Equinoccio tiene que ver con el equilibrio y la alineación, tomarnos un tiempo para integrar lo que hemos aprendido antes de pasar a cosas nuevas. Si hacemos eso, estamos más preparados para la siguiente fase de nuestra vida, ¿pero cómo podemos responder al llamado para mantener el equilibrio cuando todo a nuestro alrededor está cambiando, y aunque quisiéramos estar equilibrados, eso requiere un punto estable, un centro fijo?
Mientras escribo esto me estoy imaginando una caricatura que vi una vez, de un elefante en un circo haciendo malabares con unas pelotas en la trompa, mientras que se equilibraba en una pata sobre una pelota pequeña. Así es como se siente este período para mí, porque nuestro centro, aquello que conocemos como verdad, se ha ido encogiendo progresivamente a la vez que hemos tenido que soltar mucho de nuestras vidas. Pero con lo que vamos a terminar es la única verdad que necesitamos conocer, la verdad que nos permite encontrar el equilibrio en nuestro ser, encontrar la paz, amor y alegría en nosotros mismos y luego en nuestra vida.
Ésta es nuestra presencia YO SOY, la luz interior, el único lugar de verdadero equilibrio y el centro de nuestro ser.
Los días se están haciendo más cortos, el tiempo pasa más rápido, nuestra transformación nos está llamando y ahora no tenemos más opción que responder. Las distracciones han desaparecido, la verdad se ha revelado y ahora es el momento de encontrar nuestra verdad, encontrar nuestra presencia YO SOY, para que podamos vivir una vida que sea dichosa. Éste es nuestro propósito, vivir con alegría, y todo lo que se interponga en el camino hacia eso es una energía que vamos a despejar.
Podemos estar agradecidos con la tierra por recordarnos, en nuestras vidas ocupadas y enfocadas en nosotros mismos, que es el Yo lo que importa y todo nuestro dolor, miedo y duda son parte de nuestro desequilibrio, que vamos a resolver cuando utilicemos el tiempo que se nos da para encontrar el equilibrio en nuestro ser, para que podamos vivir la vida que vinimos a vivir aquí, que es la vida que refleja nuestro cielo en la tierra.
Traducción: Margarita López
Edición: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
Edición: El Manantial del Caduceo
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