Las palabras tienen más poder de lo que
habitualmente les atribuimos. Ellas se emiten con una vibración que puede
elevar, confortar, sanar, alentar o deprimir, enemistar, dañar, desalentar.
Cualquiera sea el nivel de vibración, este va hacia el espacio y permanece
allí, afectando a la atmósfera que nos rodea. Probablemente habrás
experimentado esto. Por lo tanto, si quieres producir bienestar en tu mundo, es
importante que las palabras que hables y los pensamientos en que te ocupes
reflejen esa cualidad.
La Mente de Dios conoce sólo la Perfección. De ahí
que, cada Decreto enviado desde la Poderosa Presencia YO SOY sólo crea el Bien.
Mientras más y más nos conectemos con nuestra Presencia e invoquemos la Luz de
Dios, comenzaremos a construir un momentum de creación de bienestar en nuestro
propio mundo y para otros. Mientras más consistentes seamos en nuestras
i
nvocaciones, el momentum continúa construyéndose, magnificando bienestar,
promoviendo salud, produciendo abundancia, forjando paz y toda Virtud que
existe en la Consciencia de Dios. Así es como manifestamos el cambio en nuestra
vida y en nuestro mundo.
Cuando, sin embargo, nos hacemos displicentes en
nuestros llamados, nuestro momentum se estanca y puede disminuir si lo dejamos
desatendido durante mucho tiempo. En una palabra, la Luz de Dios es como una
hoguera ardiente que necesita estar constantemente alimentada para mantener el
fuego vivo. A medida que el fuego disminuye, así lo hace el poder de la llama
que produce el calor. En Verdad, la Luz de Dios es un Fuego Sagrado que sólo
puede actuar en nuestro mundo si continuamente lo invocamos, Pues la Ley Divina
previene a la Luz de actuar en nuestro nombre salvo que sea invitada por
nuestra propia voluntad.
Los Maestros Ascendidos nos han provisto de
Decretos, Afirmaciones y Fiats diseñados para invocar la Luz de Dios en
diversas situaciones de nuestra vida. Los Decretos de Adoración nos ayudan a
comulgar más profundamente con nuestra Presencia YO SOY, y es sólo dentro de
esa comunión con nuestra Presencia que somos capaces de invocar de manera
efectiva la protección, iluminación, salud, abundancia y todos los demás Bienes
de Dios para nosotros y para otros.
Por su puesto, nuestras vidas necesitan estar
alineadas con las Cualidades que invocamos. No podemos estar decretando para
transmutar y equilibrar karma pasado negativo al mismo tiempo que estamos
conscientemente creando más karma negativo y esperar que se realice algún
progreso. Es necesario un cierto grado de esfuerzo para logar las Cualidades
que estamos invocando, y al mismo tiempo, la absoluta convicción de que el
llamado obliga a la respuesta.
Fuente:El
Templo de la Presencia®
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