Por Luis Hay
1. Dejemos de criticarnos
Este es quizá el punto más
importante.
Si nos decimos a nosotros mismos
que, pase lo que pase, estamos bien y valemos, podemos cambiar con facilidad
nuestra vida. Pero si nos decimos que estamos mal, nos resultará enormemente
difícil lograrlo. Todos cambiamos, todos. Cada día es un nuevo día y hacemos
las cosas de manera algo diferente a como las hicimos el día anterior. Nuestra
capacidad para adaptarnos y avanzar con el proceso de la vida es nuestro poder.
Las personas que proceden de
hogares problemáticos suelen tener un sentido de la responsabilidad exagerado y
han adquirido la costumbre de juzgarse sin piedad.
Crecieron en medio de la tensión y
la angustia El mensaje que recibieron cuando eran niños les hace pensar:
«Seguro que algo no funciona bien en mí». Piensa por un momento en las palabras
que empleas cuando te regañas. Las más comunes son: estúpido, chico malo, chica
mala, inútil, descuidado, feo, bobo, indigno, perezoso, desaseado, etc. ¿Son
éstas las mismas palabras que empleas para describirte?
Tenemos una gran necesidad de
fortalecer nuestra propia valía y mérito, porque cuando pensamos que no valemos
lo suficiente encontramos la manera de ser siempre desgraciados. Nos creamos
enfermedades y dolor, aplazamos cosas que nos beneficiarían, maltratamos
nuestro cuerpo con comidas dañinas, con alcohol y otras drogas.
En cierta manera todos nos sentimos
inseguros, porque somos humanos.
Aprendemos a no pretender que somos
perfectos. La necesidad de ser perfectos sólo nos crea una enorme presión, y
nos impide ver los aspectos de nuestra vida que necesitan curación. En lugar de
eso podríamos descubrir nuestras aptitudes creativas, nuestra individualidad, y
valorarnos por esas cualidades que nos distinguen de los demás. Cada uno de
nosotros tiene un papel único que desempeñar en la Tierra, papel que
oscurecemos al criticarnos.
2. Dejemos de asustarnos
Muchos de nosotros nos llenamos de
miedo con pensamientos aterradores, logrando con ellos hacer las situaciones
peores de lo que son. Cogemos un pequeño problema y lo transformamos en un
monstruo gigantesco. Es una forma terrible de vivir, siempre a la espera de que
ocurra lo peor en nuestra vida. ¿Cuántos de vosotros os vais a la cama por la
noche imaginándoos el peor de los guiones posibles para un problema? Eso es lo
mismo que hace un niño pequeño cuando se imagina que hay monstruos debajo de la
cama y se asusta por ello. Si haces esto, no es raro entonces que no puedas
dormir. Cuando eras pequeño necesitabas que tu madre o tu padre vinieran a
tranquilizarte. Ahora que eres adulto sabes que tienes la capacidad de tranquilizarte
a ti mismo.
Esto suelen hacerlo mucho las
personas enfermas. Con frecuencia se imaginan lo peor, si es que no están ya
planeando sus funerales. Ceden su poder a los medios de comunicación y se
consideran datos estadísticos.
También ocurre a menudo en las
relaciones. Alguien no te llama por teléfono e inmediatamente supones que no
eres digno de amor y decides que jamás vas a volver a embarcarte en otra
relación. Te sientes abandonado y rechazado.
Lo mismo sucede con el trabajo.
Alguien te hace un comentario y comienzas a pensar que te van a despedir.
Construyes estos paralizantes pensamientos en tu mente.
Recuerda que los pensamientos de
temor son afirmaciones negativas.
Si habitualmente repasas en tu
mente situaciones o pensamientos negativos, busca la imagen de algo con lo que
verdaderamente te gustaría reemplazarlos. Podría ser un hermoso paisaje, una
puesta de sol, flores, algún deporte, o cualquier cosa que te guste. Utiliza
esa imagen como un «interruptor» cada vez que te des cuenta de que tienes
pensamientos de miedo. Di: «No, ya no voy a pensar en eso. Voy a pensar en puestas
de sol, en rosales, en París, en yates o hermosos saltos de agua», según cual sea
tu imagen. Si lo haces así, finalmente superarás la costumbre, aunque es algo
que requiere mucha práctica.
3. Seamos amables,
cariñosos pacientes con nosotros mismos
Con mucho humor Oren Arnold
escribió: «Querido Dios, te ruego que me des paciencia. ¡Y la quiero ahora
mismo!». La paciencia es una herramienta muy potente.
La mayoría sufrimos de la
expectativa de la gratificación inmediata. Queremos que todo suceda enseguida.
No tenemos paciencia para esperar nada. Nos irritamos si tenemos que esperar en
una cola o si estamos atascados en un embotellamiento.
Queremos todas las respuestas y
todos los bienes ahora mismo, ya. Con muchísima frecuencia hacemos desgraciadas
a otras personas con nuestra impaciencia. La impaciencia es una resistencia a
aprender. Deseamos tener las respuestas sin aprender la lección o sin dar los
pasos necesarios.
Piensa en tu mente como si fuera un
jardín. Para empezar, un jardín es un trozo de tierra. Puede que en él haya
muchas zarzas de odio a uno mismo y piedras de desesperación, rabia y
preocupación. Hay un viejo árbol llamado miedo que necesita una buena poda o
que lo corten. Una vez hayas limpiado bien el terreno y abonado la tierra,
siembra algunas semillas de alegría y prosperidad. El sol brilla sobre tu
jardín, y tú lo riegas, lo abonas y lo cuidas amorosamente.
Al principio no se ve que suceda
gran cosa. Pero tú no te detengas, continúa cuidando tu jardín. Si tienes
paciencia, las plantas crecerán y se llenarán de flores. Lo mismo sucede en tu
mente: tú seleccionas los pensamientos que vas a cuidar, y si tienes paciencia,
verás cómo crecen y contribuyen a crear el jardín de experiencias que deseas.
Todos cometemos errores.
Es normal equivocarse cuando se está
aprendiendo. Como ya he dicho, son muchas las personas que padecen de
perfeccionismo. No se dan ni una sola oportunidad de aprender algo nuevo porque
si no lo hacen a la perfección en los tres primeros minutos, ya suponen que no
sirven.
Cualquier cosa que decidas aprender
requiere tiempo. Cuando uno comienza a hacer algo que nunca ha hecho,
generalmente lo encuentra algo raro. Para que veas lo que quiero decir, cógete
las manos. No hay ninguna forma correcta o incorrecta de hacerlo. Cógete las
manos y observa qué dedo pulgar queda encima. Ahora separa las manos y vuelva a
cogértelas, esta vez con el Otro dedo pulgar encima. Probablemente te parecerá
extraño, raro, incluso incorrecto. Cógetelas de nuevo como la primera vez, luego
cambia, vuelve a cogértelas como la segunda vez y déjalas así. ¿Qué te parece?
No tan raro. No tan mal. Ya te
estás acostumbrando. Tal vez puedas aprender a cogértelas de las dos maneras
sin sentir extrañeza.
Lo mismo sucede cuando hacemos algo
de una forma nueva. Puede parecernos diferente e inmediatamente la juzgamos.
Sin embargo, con un poco de práctica se nos hace normal y natural, No vamos a
amarnos a nosotros mismos totalmente en un solo día, pero podemos amarnos un
poco más cada día. Si cada día nos damos un poquitín más de amor, dentro de dos
o tres meses habremos progresado bastante en nuestro amor propio.
Así pues, las equivocaciones son
nuestros peldaños. Son muy valiosas porque son nuestras maestras. No te
castigues por cometer un error. Si estás dispuesto a utilizarlo para aprender y
crecer, entonces te servirá como un peldaño hacia la realización total en tu
vida.
Algunos llevamos bastante tiempo
trabajando en nosotros mismos, y nos preguntamos por qué aún nos siguen
reapareciendo problemas. Es necesario que continuemos reforzando lo que
sabemos, que no nos resistamos agarrándonos la cabeza y exclamando: « ¿De qué
me sirve?».Cuando estamos aprendiendo algo nuevo tenemos que ser dulces
y cariñosos con nosotros mismos. Recuerda el jardín de que hablábamos hace un
momento. Cuando aparezca una mala hierba negativa, arráncala cuanto antes.
4. Aprendamos a ser cariñosos
con nuestra mente
No nos odiemos por tener
pensamientos negativos. Podemos considerar que estos pensamientos nos
«construyen», y no que nos «derriban». No tenemos por qué culparnos por tener
experiencias negativas. Podemos aprender de ellas. Ser cariñosos con nosotros
mismos quiere decir dejar de culparnos, dejar de sentirnos culpables, acabar
con todo castigo y con todo dolor.
También puede ayudarnos la relajación.
La relajación es absolutamente esencial para comunicarnos con el Poder
interior, porque si uno está tenso y asustado corta, obstruye su energía. Sólo
lleva unos pocos minutos al día permitir al cuerpo y a la mente abandonarse y
relajarse. En cualquier momento puedes cerrar los ojos, hacer unas cuantas
respiraciones profundas y liberar cualquier tensión que lleves contigo. Al espirar,
céntrate y di en silencio: «Te quiero. Todo está bien». Verás cómo te sientes mucho
más tranquilo. Así te envías mensajes que te dicen que no tienes por qué ir por
la vida continuamente tensa y asustada.
Meditación diaria.
También
recomiendo acallar la mente y escuchar la propia sabiduría interior. Nuestra
sociedad ha hecho de la meditación algo misteriosa y difícil; no obstante, es
uno de los procesos más antiguos y sencillos que existen. Lo único que
necesitamos hacer es relajarnos y repetir en silencio palabras tales como «amor»
o «paz», u otra que tenga sentido para nosotros. «OM» es un sonido muy antiguo
que empleo en mis talleres y da muy buen resultado. Incluso podemos repetir:
«Me amo», o «Me perdono», o «Soy
perdonado». Después, escuchemos un momento.
Hay quien cree que para meditar es
preciso hacer que la mente deje de pensar. En realidad, no podemos detener la
mente, pero sí podemos hacer más lentos nuestros pensamientos y dejar que
fluyan. Algunas personas se sientan con una libreta y un lápiz y anotan sus
pensamientos negativos porque al parecer así éstos se disipan con más
facilidad. Si logramos llegar a un estado en que podamos observar cómo pasan nuestros
pensamientos y no darles importancia (Ah, aquí hay un pensamiento de miedo,
algunos de rabia, ahora pasa un pensamiento de amor, ahora uno de desgracia, ahí
va uno de abandono, allá un pensamiento de gozo...»), comenzaremos a utilizar con
sabiduría nuestro inmenso poder.
Se puede meditar en cualquier sitio
y convertir la meditación en un hábito.
Considérala como una manera de
concentrarte en tu Poder Superior, de comunicarte contigo mismo y con tu
sabiduría interior. Lo puedes hacer de la manera que más te guste. Algunas
personas hacen una especie de meditación mientras caminan o corren para hacer
ejercicio. Repito: no pienses que lo haces mal porque lo haces de modo diferente.
A mí me encanta ponerme de rodillas en el jardín y cavar la tierra. Es una fabulosa
meditación para mí.
Visualizar resultados
optimistas. Es
muy importante también la visualización y hay muchas técnicas para llevarla a
cabo. En su libro Gettíng Well Again [Recuperar la saludo, el doctor Carl
Simonton recomienda muchas técnicas de visualización que suelen dar excelentes
resultados en personas enfermas de cáncer.
Mediante la visualización creas
imágenes nítidas y positivas que refuerzan tus afirmaciones. Muchos de mis
lectores me han escrito para explicarme la clase de visualizaciones que hacen
con el fin de reforzar sus afirmaciones. Lo importante a tener en cuenta
respecto a las visualizaciones es que deben ser compatibles con el tipo de
persona que eres. De lo contrario, no funcionarán.
Por ejemplo, una mujer enferma de
cáncer se imaginaba cómo las células buenas de su cuerpo atacaban y mataban a
las células malas del cáncer. Al final de la visualización dudaba de haberlo
hecho correctamente y no le daba la impresión de que fuera a funcionar. « ¿A ti
te gusta matar?», le pregunté yo entonces. A mí personalmente no me hace gracia
crear una guerra en mi cuerpo. Le sugerí que cambiara su visualización por otra
menos violenta. Creo que es mejor emplear imágenes como el sol que derrite las
células enfermas, o un mago que las transforma con su varita mágica. Cuando yo
tuve cáncer imaginaba un agua limpia y fresca que arrastraba las células malas
de mi cuerpo. Necesitamos hacer visualizaciones que no nos disgusten ni
resulten repugnantes para nuestro subconsciente.
Si tenemos familiares o amigos que
están enfermos, les hacemos un flaco servicio al imaginarlos continuamente de
este modo. Visualicémoslos sanos y bien.
Enviémosles buenas vibraciones. Sin
embargo, es preciso que recordemos que depende de ellos ponerse bien. Existen
muchas cintas con visualizaciones y meditaciones guiadas que les puedes regalar
para que les ayuden en su proceso si están abiertos y dispuestos. Si no lo
están, sólo envíales amor.
Todo el mundo puede hacer
visualizaciones, Describir la casa en la que te gustaría vivir, tener una
fantasía sexual, imaginar lo que le harías a una persona que te ha hecho daño,
todo esto son visualizaciones. Es asombroso lo que es capaz de hacer la mente.
5. Elogiémonos
Éste es el paso siguiente. La
crítica deprime al espíritu; el elogio lo levanta.
Reconoce tu Poder, reconoce a tu yo
Dios. Todos somos expresiones de la Inteligencia Infinita. Cuando te
desprecias, desprecias al Poder que te ha creado.
Empieza por cosas pequeñas. Dite a
ti mismo que eres una persona maravillosa. Si lo haces una vez y dejas de
hacerlo, no funciona. Continúa, aunque sea un minuto cada vez. Créeme, a medida
que lo vas haciendo resulta más fácil. La próxima vez que hagas algo nuevo o
diferente, o algo que comienzas a aprender y no sabes muy bien cómo hacerlo,
proporciónate aliento y apoyo.
La primera vez que hablé ante un
auditorio en la Iglesia de la Ciencia Religiosa fue tremendamente
impresionante. La recuerdo con toda nitidez. Fue en una reunión de mediodía, un
viernes. Los asistentes escribieron preguntas y las colocaron en una cesta para
que la oradora, yo, las respondiera. Llevé la cesta al podio y contesté las preguntas,
realizando un pequeño tratamiento después de cada una. Cuando acabé, abandoné
el podio y me dije: «Louise, has estado fabulosa, teniendo en cuenta que ésta
ha sido la primera vez. Cuando lo hayas hecho unas seis veces, serás una profesional».
No me regañé diciendo: «Ay, olvidé decir esto o aquello». No quería que me
diera miedo hacerlo la próxima vez.
Si me castigaba la primera vez, me
castigaría la segunda y finalmente sentiría terror de hablar. Dejé pasar unas
dos horas antes de ponerme a pensar en lo que podía mejorar la próxima vez. En
ningún momento me hice sentir mal. Me preocupé especialmente de elogiarme y
felicitarme por ser maravillosa. Cuando ya había dirigido seis reuniones, era
una profesional. Creo que podemos aplicar este método en todos los aspectos de
nuestra vida. Continué hablando en las reuniones durante bastante tiempo. Éste
fue un excelente campo de entrenamiento porque me enseñó a pensar mientras me
dirigía al público.
Permítete aceptar lo bueno tanto si
crees que te lo mereces como si no. Ya hemos hablado de cómo la creencia de que
no somos merecedores es nuestra resistencia a aceptar el bien en nuestra vida.
Eso es lo que nos impide tener lo que deseamos. ¿Cómo vamos a decir nada bueno
de nosotros si creemos que no nos merecemos lo bueno?
Piensa en las leyes de merecimiento
que regían en tu hogar de la infancia. ¿Pensabas que valías lo suficiente, o
que eras lo suficientemente inteligente, listo, alto, guapo o lo que sea? ¿Y
para qué vives? Sabes que estás aquí por alguna razón, y ésta no es comprar un
coche cada tantos años. ¿Qué estás dispuesto a hacer para realizarte plenamente?
¿Estás dispuesto a hacer afirmaciones, visualizaciones, tratamientos? ¿Estás
dispuesto a perdonar? ¿Estás dispuesto a meditar? ¿Cuánto esfuerzo mental estás
dispuesto a hacer para cambiar tu vida y convertirla en la que deseas?
6. Amarnos significa
apoyarnos
Acude a tus amigos y permíteles que
te echen una mano. En realidad, es una muestra de fortaleza pedir ayuda cuando
se la necesita. Son demasiadas las personas que han aprendido a ser
autosuficientes. No pueden pedir ayuda porque su ego se lo prohíbe. En lugar de
intentar hacerlo todo solo y enfadarte porque no lo consigues, la próxima vez
pide ayuda.
En todas las ciudades hay grupos de
apoyo. Existen programas de 12 Pasos casi para todos los problemas. Además, en
algunas áreas hay Círculos Curativos y organizaciones afiliadas a iglesias. Si
no logras encontrar lo que deseas, puedes iniciar tu propio grupo. No es tan
difícil como podría parecer. Reúne a dos o tres amigos que tengan los mismos
problemas y establece unas pocas líneas directrices a seguir. Si lo haces con
el amor de tu corazón, el grupo crecerá. La gente se sentirá atraída como por
un imán. No te preocupes si el grupo empieza a crecer y el lugar de reunión se hace
demasiado pequeño. El Universo siempre provee. Si no sabes qué hacer, escribe a
Hay House y te enviaremos orientaciones sobre cómo dirigir un grupo. Todos podemos
estar de verdad presentes los unos para los Otros.
* *
En 1985 comencé «las reuniones
de los miércoles» con seis hombres enfermos de sida, en la sala de estar de mi casa
de Los Ángeles. No sabíamos qué íbamos a hacer con respecto a esta intensa
crisis. Yo les dije que no nos íbamos a sentar allí a jugar al «Qué terrible!,
¿verdad?», porque eso ya lo sabíamos. Íbamos a hacer lo que pudiéramos para
apoyarnos mutuamente, abordando el problema de forma positiva.
Actualmente nos seguimos reuniendo,
y ya tenemos cerca de 200 personas que acuden cada miércoles por la noche al
West Hollywood Park.
Es un grupo extraordinario para
personas que tienen el sida, y se da la bienvenida a todo el mundo. Vienen
personas de todas partes del mundo a ver cómo funciona este grupo, y porque se
sienten apoyadas. No soy sólo yo, es el grupo. Todos contribuyen a que sea
efectivo.
Meditamos y hacemos
visualizaciones. Difundimos y compartimos información sobre las terapias
alternativas y los últimos adelantos de la medicina. Hay mesas de energía en un
extremo de la sala, donde algunas personas se echan y otras les transmiten su
energía imponiéndoles las manos u orando por ellas.
Tenemos terapeutas de la Ciencia de
la Mente con quienes se puede hablar. Al final cantamos y nos abrazamos los
unos a los otros. Deseamos que la gente salga de allí sintiéndose mejor que
como entraron. A veces estas personas reciben un estímulo positivo que les dura
varios días.
* *
Los grupos de apoyo se han
convertido en una nueva entidad social y son instrumentos muy efectivos para
esta compleja época. Muchas iglesias del «nuevo pensamiento», como la de la
Unidad y la de la Ciencia Religiosa, tienen grupos de apoyo que se reúnen
semanalmente. En revistas y periódicos de la Nueva Era aparecen listas de
grupos. Establecer una red de apoyo es muy importante. Te estimula y te pone en
marcha. Sugiero que las personas que tienen ideas similares se reúnan y
compartan sus experiencias de forma regular.
Cuando las personas trabajan juntas
en un objetivo común, acuden con su dolor, su confusión, su rabia o lo que sea,
y se unen, no para quejarse y gemir, sino para encontrar la forma de superar
sus problemas, para elevarse por encima de ellos y crecer.
Si eres una persona muy entregada,
autodisciplinada y espiritual, puedes realizar muchísimo trabajo en ti misma
sola. Pero si participas en un grupo en que todos hacen lo mismo, darás un
salto cuántico porque cada uno aprende de los demás. Cada persona del grupo es
un maestro. De modo que si tienes problemas que requieran algún trabajo, te
sugiero que, si es posible, entres en un grupo donde puedas llevarlo a cabo.
7. Amemos nuestros rasgos
negativos
Todos ellos forman parte de nuestra
creación, del mismo modo que todos nosotros formamos parte de la creación de
Dios. La Inteligencia que nos ha creado no nos odia porque cometamos errores o
porque nos enfademos con nuestros hijos. Esta Inteligencia sabe que hacemos lo
mejor que sabemos y nos ama porque todos somos sus creaciones; de igual modo
podemos amarnos nosotros.
Vosotros y yo, todos hemos hecho
elecciones negativas, y si continuamos castigándonos por ellas, se convertirán
en pautas habituales y nos resultará muy agotador dejarlas marchar y hacer
elecciones más positivas.
Si te pasas la vida diciendo: «Odio
mi trabajo. Odio mi casa. Odio mi enfermedad.
Odio esta relación. Odio esto, odio
aquello...», muy pocas cosas buenas podrán entrar en tu vida.
Sea cual fuere la situación
negativa en que te encuentres, está ahí por algún motivo; de otra forma, no le
hubieras permitido entrar en tu vida. El doctor John Harrison, autor del libro Love
your disease [Ame su enfermedad] dice que jamás hay que condenar a nadie
por haber sido operado muchas veces o por tener diversas enfermedades. En
realidad, los enfermos pueden felicitarse por haber encontrado un medio seguro
de satisfacer sus necesidades. Es necesario que entendamos que sea cual sea el
problema que tengamos, nosotros contribuimos a crearlo con el fin de manejar ciertas
situaciones. Una vez comprendido esto, podemos encontrar formas positivas de satisfacer
nuestras necesidades.
Hay personas enfermas de cáncer o
de otras enfermedades graves a quienes les ha resultado tan difícil decir «no»
a alguna figura de autoridad en su vida, que inconscientemente han ido creando
la enfermedad para que diga «no» en su lugar.
Conocí a una mujer que, al
comprender que el único fin de la enfermedad que se estaba creando era ser
capaz de negarse a las exigencias de su padre, decidió ponerse en su lugar por
una vez. Comenzó a decir «no» a su padre. Si bien al comienzo le resultó
difícil, como continuó firme en su decisión, vio encantada que se estaba curando.
Sean cuales fueren nuestras pautas
negativas, podemos aprender a satisfacer esas necesidades de forma más
positiva. Por eso es tan importante hacerse la pregunta:
« ¿Qué beneficio saco de
esta experiencia? ¿Qué hay de positivo en ella?». No suele gustar responder a
esa pregunta. Pero si realmente miramos en nuestro interior y somos honestos
con nosotros mismos, encontraremos la respuesta.
Tal vez tu respuesta sería: «Es la
única manera que tengo de conseguir una amorosa atención de mi pareja». Una vez
que lo has comprendido, puedes comenzar a buscar formas más positivas de
conseguirla.
El humor es otro potente
instrumento; nos ayuda a liberarnos y a aligerarnos durante las experiencias
tensas y agotadoras. En las reuniones de los miércoles dedicamos un tiempo a
los chistes. A veces recibimos la visita de una oradora llamada «La dama de la
risa». Tiene una risa muy contagiosa y hace reír a todo el mundo. No podemos
tomarnos siempre tan en serio, y la risa es muy curativa. Te recomiendo que veas
comedias divertidas cuando te sientas deprimido o bajo de ánimo.
Cuanto tenía mi consultorio
particular solía hacer todo lo posible por conseguir que mis clientes se rieran
de sus problemas. Cuando logramos ver nuestra vida como una obra de teatro que
tiene un poco de telenovela, de comedia y de drama, conseguimos una mejor
perspectiva y estamos en camino de curar. El humor nos hace capaces de
elevarnos por encima de la experiencia y mirarla desde una perspectiva más
amplia.
8 Cuidemos nuestro cuerpo
Considera tu cuerpo como una
maravillosa casa en la que vives durante un tiempo. Amas y cuidas tu casa,
¿verdad? Así pues, vigila lo que metes dentro de tu cuerpo. El abuso del
alcohol y otras drogas está muy extendido; son métodos de escape populares. Si
te drogas, eso no quiere decir que seas una mala persona, sino que no has
encontrado una forma más positiva de satisfacer tus necesidades. Las drogas nos
tientan: «Ven, juega conmigo y lo pasaremos muy bien». Es verdad. Pueden
hacernos sentir maravillosamente. Sin embargo, nos alteran demasiado la
realidad, y aunque al principio no se note, el precio es terrible al final.
Después de ingerir drogas durante un tiempo, la salud se resiente tremendamente
y la persona se siente mal. Las drogas perjudican el sistema inmunitario, lo
cual puede conducir a numerosos trastornos físicos. Además, después de un
repetido uso, se desarrolla la adicción, y entonces uno se pregunta por qué
comenzó a tomar drogas. La presión de los compañeros o amigos puede que te haya
obligado al comienzo, pero el uso repetido y continuado es otra historia.
No he conocido nunca a una persona
adicta a alguna droga que se ame a sí misma. Usamos el alcohol y otras drogas
para escapar de la sensación de no valer nada, residuo de nuestra infancia,
pero cuando el efecto se acaba nos sentimos peor que antes. Entonces, por lo
general, nos invade la culpa. Es necesario que nos demos cuenta de que no hay
peligro en tener los sentimientos que tenemos ni en reconocerlos. Los
sentimientos pasan, no se quedan.
* *
Otra forma de ocultar nuestro amor
por nosotros mismos es atiborrarnos de comida. No podemos vivir sin comer
porque el alimento da energía a nuestro cuerpo y le ayuda a crear nuevas
células. Es posible que conozcamos bien los elementos de una buena nutrición,
pero aun así utilizamos los alimentos para castigarnos y crearnos obesidad.
Estados Unidos se ha convertido en
una nación de adictos a los platos preparados y envasados. Llevamos décadas
alimentándonos a base de lo que yo llamo «La Gran
Dieta Americana», atiborrándonos de
alimentos procesados de todo tipo. Hemos permitido que los fabricantes influyan
con sus anuncios en nuestros hábitos alimentarios. A los futuros médicos ni
siquiera se les enseña nutrición en la facultad de medicina, a no ser que la
escojan como asignatura optativa.
La mayor parte de lo que actualmente
consideramos medicina tradicional se centra en los fármacos y las operaciones
quirúrgicas, de modo que si realmente queremos aprender algo de nutrición,
deberemos hacerlo por nuestra cuenta. Tomar conciencia de lo que metemos en
nuestra boca y de cómo nos hace sentir es un acto de amor hacia nosotros
mismos.
Si una hora después de comer te
sientes soñoliento, podrías preguntarte: « ¿Qué comí?». Es posible que hayas
comido algo que no le sentó bien a tu cuerpo en ese momento determinado.
Comienza a prestar atención a lo que comes, qué alimentos te dan energía y
cuáles te agotan y te bajan el ánimo. Esto se puede hacer probando y experimentando,
o bien con la ayuda de un buen dietista que sepa responder a tus preguntas.
Recuerda que lo que le va bien a
una persona no necesariamente le va bien a otra; nuestros cuerpos son
diferentes. A muchas personas les va maravillosamente bien la dieta
macrobiótica. Lo mismo sucede con el método de La antidieta de Harvey y Marilyn
Diamond. Estas dos dietas se basan en conceptos totalmente diferentes y sin embargo
ambas dan buenos resultados. Todo cuerpo es distinto de cualquier otro, de modo
que no podemos decir que sólo un método funciona. Es necesario encontrar cuál
es el que mejor le va a uno.
* *
Busca alguna forma de hacer
ejercicio que te guste, que te resulte agradable.
Adopta una actitud mental positiva
hacia el tipo de ejercicio que realizas. Muchas veces nos creamos obstáculos en
el cuerpo principalmente como consecuencia de lo que asimilamos de otras personas.
Aquí también, si quieres hacer cambios, es necesario que te perdones y dejes de
introducir rabia y rencor en el cuerpo. La combinación de las afirmaciones con
el ejercicio físico es una buena manera de reprogramar los conceptos negativos
respecto al propio cuerpo.
* *
Vivimos en una época en la cual se
multiplican las nuevas tecnologías para beneficiar la salud. Estamos
aprendiendo a combinar métodos de curación antiquísimos, como la medicina
ayurvédica, con la tecnología de ondas acústicas. He estado estudiando cómo
estimula el sonido nuestras ondas cerebrales y acelera el aprendizaje y la
curación. Hay estudios que demuestran que podemos curar una enfermedad
alterando mentalmente la estructura de nuestro ADN (ácido desoxirribonucleico).
Yo creo que de aquí al final del siglo vamos a investigar una gama de
posibilidades que serán de enorme utilidad para la mayor parte de la población.
9. Trabajemos con el espejo
Siempre insisto en la importancia
del trabajo con el espejo para descubrir la causa de un problema que nos impide
amarnos. Hay varias formas de llevar a la práctica este trabajo. A mí me gusta
mirarme al espejo tan pronto como me levanto; es lo primero que hago por la
mañana, y me digo: «Te amo. ¿Qué puedo hacer por ti hoy?
¿Cómo puedo hacerte feliz?».
Escucha tu voz interior y actúa en consecuencia.
Puede que al principio no oigas
nada, porque estás tan acostumbrado a reprenderte que no sabes cómo responder
con un pensamiento amable y cariñoso.
Si durante el día te sucede algo
desagradable, e al espejo y di: «Te amo de todas maneras». Los acontecimientos
vienen y van, pero el amor que sientes por ti permanece, y es la cualidad más
importante que posees. Si te sucede algo fantástico, ve al espejo y di:
«Gracias». Agradécete a ti mismo la experiencia maravillosa que te has creado.
* *
También puedes perdonar frente al
espejo. Perdónate y perdona a los demás.
Puedes hablar con otras personas
mirándote en el espejo, sobre todo si temes hablar con ellas de determinadas
cosas. Puedes limpiar y arreglar viejos asuntos pendientes con tus padres,
jefes, médicos, hijos, amantes... Puedes decirles todas las cosas que no te
atreves a decirles en persona; y acuérdate de finalizar la conversación
pidiéndoles su amor y su aprobación, ya que eso es lo que verdaderamente
necesitas.
Las personas que tienen problemas
para amarse a sí mismas son casi siempre aquellas que no están dispuestas a
perdonar, porque no perdonar cierra la puerta del amor. Cuando perdonamos y
liberamos, no sólo nos quitamos de encima un enorme peso, sino que también
abrimos la puerta hacia el amor a nosotros mismos. «Vaya peso que me he quitado
de encima!», suele decir la gente. Bueno, pues, ciertamente era un gran peso y
cargábamos con él desde hacía demasiado tiempo. El doctor John Harrison afirma
que perdonarse a uno mismo y perdonar a los padres, en combinación con la
liberación de pasadas heridas, cura más enfermedades de lo que jamás podrían
curar los antibióticos.
Cuesta muchísimo que los hijos
dejen de amar a sus padres, pero cuando lo hacen, les cuesta muchísimo más
perdonarlos. Cuando no queremos perdonar, cuando no queremos liberar y olvidar,
lo que hacemos es atarnos al pasado; si estamos atados al pasado no podemos
vivir en el presente, y si no vivimos en el presente, ¿cómo podemos crearnos un
glorioso futuro? La vieja basura del pasado sólo crea más basura para el
futuro.
* *
Las afirmaciones realizadas frente
al espejo tienen una ventaja: aprendemos la verdad de nuestra existencia. Si
haces una afirmación e inmediatamente recibes una respuesta negativa como «A
quién quieres engañar? Eso no es cierto. Tú no te mereces eso», acabas de
recibir un regalo que puedes utilizar. No podrás hacer los cambios que deseas
hasta que estés dispuesto a ver qué es lo que te lo impide. La respuesta
negativa que acabas de descubrir es como un regalo, pues se convierte en la llave
para la libertad. Transforma esa respuesta negativa en una afirmación positiva como
«Ahora me merezco todo lo bueno. Permito que mi vida se llene de buenas experiencias».
Repite la nueva afirmación hasta que realmente se incorpore a tu vida.
También he visto que se operan
enormes cambios en una familia cuando uno de sus miembros hace afirmaciones.
Muchas personas de las que asisten a las reuniones de los miércoles provienen
de familias distanciadas. Literalmente no se hablan con sus padres. Les he
hecho repetir la afirmación:
«Tengo una relación maravillosa con
cada uno de mis familiares; nos comunicamos con cariño, comprensión y
sinceridad, incluso con mi madre» (o quienquiera que sea la persona con quien
tienen el problema). Les recomiendo que cada vez que esa persona o la familia
les venga a la mente, vayan al espejo y digan la afirmación una y otra vez. Es
asombroso ver cómo los padres acuden también a la reunión tres, seis o nueve
meses después.
10. Amémonos ya,
ahora
mismo
No esperes a haber arreglado las
cosas para amarte. La insatisfacción contigo mismo es una pauta habitual. Si
logras sentirte satisfecho contigo mismo ahora, si puedes amarte y aprobarte
ahora, entonces serás capaz de disfrutar de lo bueno cuando venga. Una vez que
aprendas a amarte a ti mismo, comenzarás a amar y a aceptar a los demás.
No podemos cambiar a otras
personas, de modo que dejémoslas en paz. Gastamos muchísima energía intentando
hacer que los demás cambien. Si empleáramos la mitad de esa energía en nosotros
mismos, podríamos llegar a actuar de otra manera, y entonces los demás
reaccionarían también de modo diferente.
Uno no puede aprender en lugar de
otra persona. Cada uno tiene que aprender su propia lección o enseñanza
particular. Lo único que podemos hacer es aprender en nuestro propio nombre, y
amarnos es el primer paso, con el fin de que el comportamiento destructivo de
otra persona no nos destruya. Si mantienes una relación con una persona
realmente negativa y que no desea cambiar, necesitas amarte lo suficiente para
poder alejarte de ella.
* *
Una mujer que asistía a una de mis
charlas me contó que su marido era muy negativo y ella no deseaba que ejerciera
una mala influencia en sus dos hijos pequeños. Le sugerí que comenzara a hacer
afirmaciones diciendo que su marido era un hombre fabuloso y amable que ya
estaba trabajando en sí mismo y expresando sus mejores cualidades. Le dije que
afirmara lo que le gustaría que sucediera y que cada vez que él se mostrara
negativo, hiciera simplemente las afirmaciones en su mente.
Pero que si la relación continuaba
siendo negativa por muchas afirmaciones que ella hiciera, entonces eso ya sería
una respuesta: sencillamente no iba a funcionar.
Debido a la creciente tasa de
divorcios en los Estados Unidos, creo que la pregunta que muchas mujeres deben
plantearse antes de tener hijos es: «¿Estoy verdaderamente dispuesta a mantener
a mis hijos completamente sola?». Ya es costumbre generalizada ser madre o
padre «a solas», y casi siempre es la mujer quien tiene la responsabilidad
adicional de criar sola a sus hijos. Hubo una época en que los matrimonios eran
para toda la vida, pero los tiempos han cambiado, de modo que es evidente que
se ha de considerar esta situación.
Muy a menudo, demasiado tal vez,
mantenemos indefinidamente una relación en la que hay malos tratos, y
permitimos que se nos subvalore y desprecie. Lo que pensamos entonces es: «No
soy una persona digna de amor, de modo que aguantaré y aceptaré este
comportamiento porque seguro que me lo merezco, y además no creo que nadie
pueda llegar a amarme».
Sé que esto parece demasiado
simplista y que lo repito una y otra vez, pero es que de verdad creo que la
forma más rápida de cambiar cualquier problema es amarnos tal como somos. Es
asombroso la forma como las vibraciones que emitimos atraen hacia nosotros a
personas que nos aman.
* *
El objetivo que en mi opinión hemos
venido a conseguir aquí es el amor incondicional, y para lograrlo debemos empezar
por amarnos y aceptarnos a nosotros mismos.
No estamos aquí para contentar a
otras personas o para vivir según sus directrices,
Sólo podemos vivir a nuestra manera
y caminar por nuestra propia senda. Hemos venido a realizarnos a nosotros
mismos y a expresar el amor en su sentido más profundo. Tú estás aquí para
aprender y crecer, y para asimilar y proyectar compasión y comprensión. Cuando
abandones el planeta no te llevarás a tus amigos ni a tu pareja, ni tu coche,
tu cuenta bancaria o tu trabajo. Lo único que te llevarás será tu capacidad de
amar.
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