Hijos míos, siempre
sin aguardar los frutos de la acción. Su expectativa es causa de nuestra
miseria. Dediquemos nuestra vida al Señor. Confiemos en que Él nos protegerá.
Nuestra vida familiar nos ha de entrenar en el ejercicio de la entrega total a
Dios. Démonos cuenta de que nuestra pareja y nuestros pequeños no nos
pertenecen, como tampoco nosotros a ellos. Hijos míos, tengan la absoluta fe de
que todo le pertenece únicamente a Él. Cuando así suceda, Dios tomará sobre sí
nuestro fardo. Nos tomará de la mano y nos conducirá a nuestra meta.
Hijos míos, que su
desinterés crezca; pongan un límite a los esfuerzos destinados a incrementar
su comodidad personal. Un aspirante espiritual no debería cortejar los
placeres. Intenten llevar una vida sencilla, reduciendo las posesiones
personales a lo
necesario.
“La pureza de los alimentos contribuye a la pureza
de nuestra mente”.
Hijos míos, nada de
lo que comemos es puro producto de nuestro esfuerzo personal. Lo que viene a
nosotros en forma de alimento es fruto del trabajo de nuestros hermanos los
hombres, de la generosidad de la naturaleza y de la benevolencia de Dios.
Incluso si poseemos millones de dólares, tenemos constante necesidad de
alimento para saciar el hambre. ¿Acaso se pueden comer los dólares? Por
consiguiente, no coman nunca sin rezar previamente con humildad.
Hijos míos, comamos
siempre sentados. No coman de pie o paseando. Mientras comemos, nuestra
atención no debería estar exclusivamente concentrada en el sabor. Imaginemos
que la Divinidad elegida o nuestro Maestro se hallan presentes en nosotros y
que los alimentamos. De esta forma, la acción de comer se transforma en una
disciplina espiritual (sadhana). No hablen mientras comen.
Igual que alimentamos
a los pequeñuelos, imaginemos que damos de comer a nuestra amada Divinidad. En
la medida de lo posible, todos los miembros de la familia deberían comer
juntos. Tomen un poco de agua en la palma de la mano derecha y reciten el
mantra de la alimentación o su propio mantra (u oración). Inmediatamente
después, pasen la mano por encima del alimento tres veces en el sentido de las
agujas del reloj; luego, beban el agua. Cierren los ojos y recen: “Amado Señor,
que este alimento me dé la fuerza de llevar a cabo Tu obra y de realizarte a
Ti”.
Si tienen animales
domésticos o pájaros en casa, aliméntenlos antes de tomar su comida.
Esforcémonos en ver a Dios en cada ser vivo y démosle de comer con este estado
de espíritu.
Tomen su alimento
mientras repiten el mantra (u oración). Hacerlo así
purificará a la vez el alimento y su mente.
La disposición
mental de quien prepara el alimento se transmite a los que lo toman. Por este
motivo, en la medida de lo posible, las madres deberían cocinar para toda la
familia. Si mientras se prepara la comida se recita el mantra, el
alimento aprovechará a todos espiritualmente.
Hijos míos,
consideren el alimento como si fuera la Diosa Lakshmi (la diosa de la
misericordia y prosperidad), y recíbanlo con devoción y reverencia. El
alimento es Brahma (el Ser Absoluto). Al comer, no discutan nunca acerca de las
faltas de los demás ni de sus limitaciones. Tomen el alimento como si fuera la
ofrenda (prasad) del Señor.
Después de las
oraciones y antes de empezar a comer, cada uno puede dar a su vecino una
pequeña porción de comida. Esta acción contribuirá a incrementar el amor mutuo
y el afecto entre los miembros de la familia.
Hijos míos, no
podremos controlar nuestra mente sin controlar también nuestro deseo del
sabor. La salud, y no el sabor, debería ser nuestro primer cuidado al
seleccionar el alimento. No disfrutaremos de la amplitud del corazón sin antes
haber renunciado al placer del paladar.
Los que entre
nosotros ejercitan una disciplina espiritual (sadhana) deberían cuidar
de consumir tan sólo un alimento vegetal sencillo y fresco (nutrición
equilibrada -sáttwica). Es preferible evitar los platos excesivamente salados,
azucarados, sazonados con especies, o ácidos. Nuestra mente está
constituida por la esencia sutil de lo que comemos. La pureza de los
alimentos contribuye a la pureza de nuestra mente.
Hijos míos, tomen un
desayuno ligero. Incluso sería mejor abstenerse de desayunar. Coman la
cantidad deseada en el almuerzo y una cena ligera por la noche. No llenen del
todo su estómago. Una cuarta parte debería quedar vacía. Lo cual ayudará a
nuestro cuerpo a digerir correctamente la comida. Si comemos hasta la saciedad,
incrementamos el esfuerzo del corazón.
Un exceso de
alimentación es peligroso para nuestra disciplina espiritual (sadhana)
tanto como para nuestra salud. Hijos míos, perdamos la costumbre de tragar
cualquier cosa en cualquier momento. Someterse a la regularidad en cuanto a
las horas y en cuanto a la cantidad en las comidas es bueno para la salud y
para el control mental.
Coman para vivir y
no vivan para comer.
No tomar más de una
comida los días de fin de semana y practicar el estudio espiritual y la meditación
en casa o en un Ashram, es una práctica excelente. Mejorará
nuestra salud en general. No consuman otra cosa que no sea fruta si no es
posible un ayuno completo. Los días de plenilunio y de novilunio son
buenos momentos para ayunar.
No coman a la caída
de la noche. Justamente es la hora en que el aire es más impuro. No es momento
de llenar el estómago sino, más bien, de repetir el nombre del Señor y de
llenar con él nuestra mente.
Limpiar
profundamente los intestinos una vez al mes es una práctica excelente,
especialmente para los que siguen una disciplina espiritual. La acumulación de
materias fecales en el cuerpo representa un obstáculo para la concentración y
entorpece el pensamiento.
Para la disciplina
espiritual se recomienda pasar poco a poco a una dieta vegetariana. Hijos
míos, poner punto final a una costumbre, sea la que sea, es
extraordinariamente difícil. Estudien su mente y, con el tiempo, conviértanse
en su maestro.
Todo el mundo sabe
que fumar y beber alcohol es malo para la salud. No obstante, a la mayoría de
las personas que han contraído tales hábitos les parece difícil desembarazarse
de ellos. ¿Cómo es posible que quien es incapaz de liberarse de las garras de
un cigarrillo pueda esperar llegar a la realización de Dios? Los que no
consiguen dejar de fumar desde la mañana hasta la noche, deberían masticar un
sustituto, como el regaliz, o beber un vaso de agua cuando le asaltan las ganas
de fumar. Si lo intentamos sinceramente, en un tiempo muy corto podremos
renunciar al tabaco y a cualquier otro hábito negativo.
El café y el té
quizá aportan un cierto estímulo transitorio, pero adoptar el hábito de
beberlos, de hecho, perjudica a la salud.
Mis queridos hijos,
deberíamos tomar la firme resolución de renunciar totalmente al alcohol. Beber
arruina la salud y la riqueza, debilita la fuerza mental y destruye la paz de
la familia, todo a la vez. No consuman alcohol, ni siquiera para complacer a
los amigos. Nosotros, que hemos de servir al mundo, no deberíamos arruinar
nuestra salud con tabaco y alcohol. Además, el dinero que derrochamos de esta
forma podría ser útil a otras muchas necesidades. Con el dinero que se va en
humo, podríamos comprar miembros ortopédicos para los que los necesiten, pagar
una operación de la vista a alguien que padece cataratas o proporcionar una
silla de ruedas a una víctima de la poliomielitis. Y si no hay otra cosa por
medio, podríamos comprar libros espirituales para la biblioteca local. No
tomen sustancia tóxica (de ningún tipo).
Dejar que se pudra la
comida o echar una parte a la basura constituye una ofensa a la sociedad.
Piensen cuánta gente sufre por no tener siquiera una comida al día. Cuando un
vecino se muere de hambre, ¿se puede ser feliz saboreando una comida suntuosa?
Hemos de ayudar a los hambrientos lo mejor que podamos. Tomemos conciencia de
que alimentar a los que tienen hambre no es otra cosa que adorar a Dios.
Video Amma Sarshan
La Madre Divina sólo escucha el lenguaje del
corazón…
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