Estos seres
maravillosos que en verdad parecen ser el “mejor amigo del humano”, no sólo son
animales que sirven para cuidar o acompañar, su existencia tiene un sentido más
profundo (como cada cosa en cuanto existe).
Antes de
decir su función, vamos a hablar de su origen y otros detalles. Se dice que los
perros provienen de los lobos, en efecto comparten similaridades genéticas,
pero la variación tan distinta entre los canes, nos lleva a pensar que hay algo
más allá de una simple “domesticación”.
Algunos
mencionan que los perros son seres que fueron enviados de las estrellas para
ayudar al ser humano en su aprendizaje sobre el amor incondicional. Esto no es
imposible, considerando el hecho de que un “simple” metal como el oro, según
estudios recientes, fue traído por meteoritos a la Tierra hace millones de
años. En efecto, el cuerpo del perro ha nacido en esta dimensión física, sin
embargo, la energía que corre en él, no necesariamente es de aquí. Podríamos
pensar que el perro es un ser menos evolucionado, sin embargo, esto es una
ilusión de nuestro juicio. La evolución no es proporcional al intelecto, ni a
la funcionalidad social; la evolución es un tema del alma y el espíritu.
¿Cuántos humanos aman como el perro lo hace con su prójimo?, eso, es evolución,
aunque no haya una complejidad intelectual. Con esto no se quiere decir que el
humano sea menos involucionado, pero, el perro es maestro del humano en lo que
al amor incondicional respecta.
De acuerdo
al sistema energético de los perros (chakras), el plexo solar y el corazón son
la zona más amplia en ellos. Son seres receptores de energía. Ellos vienen a
proteger energéticamente a su compañer@ human@. Por eso es tan común que
súbitamente un perro se enferme, o que si su amigo humano esté en riesgo lo
presienta, o que tras la muerte del humano, él se deje morir. Porque vienen con
una misión y aunque creamos que uno es quien encuentra al perro, es al revés;
estos llegan en los momentos indicados, se nos aparecen en la calle y buscan
quedarse con nosotros (si es el caso), o simplemente a través de la sincronía
llegan a nuestras vidas. El humano puede creer que “escoge” al perrito, pero él
a través de su mirada nos “reconoce” y eso hace que cerebralmente se active la
“zona de empatía” y decidamos “quedarnos” con él.
Los perros
vienen a enseñar el amor incondicional, no juzgan, no critican, no se ofenden, no
almacenan rencor, resentimiento, molestia o tonterías así. El perro perdona,
ama, juega. Si lo abandonamos o maltratamos, comienza a aflorar más la
parte genética de su estructura primitiva de “lobo”, se hacen agresivos,
desconfiados, etc, pero el cariño y el cuidado (aunque lleve tiempo) los
regresa nuevamente a su vibración natural de amor incondicional.
En el plano
de la energía, como ya se dijo, son receptores. Ellos gozan de
extra-sensorialidad, perciben no solamente si alguien quiere físicamente dañar
a su compañero humano, sino energéticamente, así que reciben la energía primero
para que no nos afecte a los humanos. Cuando el humano tiene patrones
emocionales o hábitos malsanos, el perro comenzará a trabajar con esa energía,
y no solamente con el miembro más apegado de la familia, sino con toda la
familia. Por eso es importante darles mucha agua (para que transmuten la
energía) o llevarlos a reiki (para liberarlos de cargas energéticas
innecesarias).
El ser
humano cuando duerme, entra en otras frecuencias, al igual el perro. Tenemos
desdoblamientos o viajes, (astrales o etéricos). El perro más que nada es un
guardián en el plano astral, y puede ser diferente a como es en este plano
físico. Probablemente asumirá alguna forma que nuestra mente reconozca para que
no temamos y nos sintamos seguros, o simplemente estará como “observador”,
cuidando nuestro campo energético. Existen casos documentados en los que en
casas cargadas muy negativamente, el perro no quiere entrar, y si entra, muchas
veces muere porque recibe todo el impacto energético. (Este ejemplo lo podemos
ver en la película “El conjuro”).
Su constante
jadeo, recicla la energía alrededor, absorbe y depura (de hecho, es su manera
de transpirar; no olvidemos que el sudor es una manera en como el cuerpo saca
toxinas). Obviamente este ejemplo hace referencia al jadeo cuando no es por
cansancio, sed o ansiedad.
El continuo
movimiento de su cola, activa y potencia sus primeros chakras (base y sacro),
aumentando el campo vibratorio de la persona. En estos chakras es donde reside
la fuerza vital y la percepción extra sensorial (no confundir con “tercer
ojo”). Un perro siempre va a elevar la frecuencia emocional del ser humano.
Los perros
viven en promedio 8 veces menos que el humano, esto es porque como ya se dijo,
vienen a una misión determinada. Nuestro cuerpo se regenera en ciclos de 7 a 10
años, muy similar al promedio de vida de un perro. Nos acompañan, nos ayudan a
elevar la frecuencia emocional, a comprender el amor incondicional, a
transmutar la información celular, a sanar, etc.
La razón
energética del aullido del perro es porque su sensibilidad logra detectar
vibraciones “negativas”, “densas” y entonces da aviso de ello (inclusive puede
percibir sucesos en otras partes del mundo, o eventos que apenas van a
ocurrir). Es común que muchas personas digan que antes de grandes sismos, por
“coincidencia” sus perros aullaban constantemente y/o estaban intranquilos.
El perro
goza de existencia multidimensional. No sólo el humano es multidimensional como
lo mencionan algunos científicos estudiosos del campo de la energía, también el
perro. Es por ello que sienten cuando algo le ha sucedido a su compañer@.
Por
“estética” se les suele cortar la cola y las orejas, esto es equivalente a
mutilarlos en el plano energético (aunque se recuperan), es totalmente
innecesario hacerlo. En las orejas está el chakra coronario (encargado de la
conexión cósmica), por eso son como sus “antenas”. Y en la cola, como ya
dijimos, está la fuerza vital. De verdad, no hay que continuar con estas prácticas,
no es necesario.
Adoptar un
perrito es de las acciones más nobles que pueda haber, “comprarlo” es una
manera de conectar con quienes están destinados a estar en nuestra vida, sin
embargo, el vender seres tan maravillosos, colocarles un precio, los cosifica,
se les compra y después se les menosprecia y abandona. Solo si vendieran en
millones de dólares a los perros sería positivo, solo así se comprendería
simbólicamente su verdadero valor. Esto no quiere decir que no haya criadores
responsables, apasionados por los canes, que los amen y que su intención no sea
lucrar, sin embargo, estamos hablando de un porcentaje muy bajo. Lo mejor es
adoptar. Tal vez alguien podría pensar que si los perros recogen energía
negativa, pudiera ser esta la causa del por qué en algunas zonas se acumulan
tantos callejeritos, y en efecto, están en lo cierto, pero darle una vida mejor
a estos perros, es un acto que por ser desde el amor, genera un campo de alta
frecuencia en el lugar en el que se les recoge, y esa “semilla de amor” sigue
ahí vibrando, como una serie de ondas generadas cuando cae una piedra en el
agua.
Por último,
hay que mencionar que cuando el perro se “va” de su cuerpo, sigue aquí, en una
dimensión más sutil, pero siempre acompañará a su compañero humano. No solo son
leales en vida, sino después de cumplir su misión en la Tierra. Esto se ha
comprobado mucho en sesiones de reiki, mientras la persona está en la camilla,
algunos terapeutas han llegado a verlos cuidando a su compañero humano.
-Nadim David
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