Venus y
Marte son los amantes cósmicos. Ambos planetas abrazan a la
Tierra irradiándole sus energías que, como el Yin y el Yang, se atraen
y se complementan. En este sentido, para la Astrología, Venus y Marte son
planetas personales y símbolos arquetípicos de la relación de pareja.
La
Astrología es el lenguaje de la energía del Cosmos y su influencia en nuestro
Ser. A través de un lenguaje simbólico y arquetípico, la Astrología nos
permite conocer la energía del Universo, tanto a nivel macrocósmico como
microcósmico, para conocernos a nosotros mismos. Así, la lectura del Cielo, de
los planetas, las estrellas, los astros, y todo el movimiento que llega desde
el Universo hacia nuestro Planeta Tierra, nos ayuda a descubrir de qué
manera estos factores influyen y modelan la energía de nuestro Ser.
En este viaje, la Carta Natal es el mapa de ruta.
Venus y Marte: la relación de
pareja
Para este lenguaje
simbólico que es la Astrología, Venus y Marte representan dos figuras que se
complementan, como el Ying y el Yang. El emplazamiento o posición en
nuestra Carta Natal de estos dos planetas, que son los más
próximos a la Tierra, nos brinda información respecto a cómo nos
relacionamos con nuestra pareja interior (y, consecuentemente, con la
exterior), y el modo en que nos vinculamos con el otro en pos del
complemento que nos equilibra.
Venus
representa la energía femenina del Universo, la energía de la atracción, el amor,
la unión, el vínculo y el deseo común para la armonía compartida. Marte es el
planeta que representa la energía masculina, la acción para la
conquista, el deseo individual, la seducción, la potencia. Mientras que
Marte irradia energia centrada en el Yo individual, Venus nos inspira hacia el
Nosotros, y así ambos planetas se complementan componiendo un Todo.
Marte es
el planeta yang por excelencia, y en el inconsciente colectivo simboliza el
arquetipo del Guerrero. Dentro de nosotros, Marte se manifiesta en el modo
en que accionamos, nos afirmamos, decidimos, competimos, cómo nos
expresamos y avanzamos desde nuestra individualidad para ir hacia aquello que
deseamos hacer.
Venus se
expresa en la forma de dar y recibir amor, goce sensual y cuidado con los
demás. El deseo y la atracción, el amor por uno mismo y por el otro, el
erotismo, la autoestima, la belleza y la armonía, son el eje central de esta
energía femenina. Venus es la Diosa del Amor, y también simboliza nuestra
capacidad de dar forma e identidad a lo que valoramos.
Como dije
anteriormente, su emplazamiento en nuestra Carta Natal nos habla de
la tonalidad de esas funciones de nuestra personalidad, es decir, nos brinda
información acerca de cómo funcionan estos patrones de conducta en
nuestra personalidad de base. Pero, además, al conocer los tránsitos
presentes de ambos planetas, o sea, su posición actual en el Cielo, podemos conocer la
energía que irradian hacia la Tierra ahora, y conscientemente alinearnos a
esa energía presente para integrarla a nuestro Ser, en pos
del desarrollo de nuestra relación con nosotros mismos y con el
Otro. Integrar conscientemente la esencia de cada energía zodiacal,
nos permite hacer evolucionar los patrones arquetípicos de conducta que cada
planeta representa en nuestra personalidad.
Venus y Marte transitando por
Aries.
Bien.
Ahora ambos planetas se encuentran en el primer signo del Zodíaco, la
energía de Aries.
Aries es
un signo que corresponde al elemento Fuego modalidad Cardinal, y está
ligado al movimiento de manifestación del nuevo proceso, representa la
impulsividad, y el deseo instintivo de conseguir la propia identidad. La
energía se manifiesta como una explosión. Aries es inicio, es instinto, es pura
energía libre que no tiene forma, solo tiene esa sensación de ser, esa potencia
de ser, que busca la conquista del deseo propio. Aries es el signo regido por
Marte, por eso decimos que ahora está en su casa.
Así,
esta energía arquetípica del Guerrero está ahora especialmente encendida y
muy disponible. Así, desde Aries, Marte irradia mucha energía para el
empoderamiento personal, la conexión con el deseo individual, la propia
potencia, pasión y atrevimiento para encarar nuevos desafíos. Marte en Aries
genera mucha actividad, audacia, y velocidad para ir hacia aquello que queremos
conquistar. También, en este sentido, puede crear ansiedad e impaciencia, por
su carácter impulsivo.
Venus en
Aries, se siente bastante exaltada, porque este planeta rige el signo
de Libra (el opuesto a Aries), y vibra mejor con la receptividad que con
la impulsividad. Por eso, durante este tránsito de Venus por Aries, puede
brotar mayor impaciencia en el modo de relacionarnos con el Otro, y hasta
cierto egoísmo. La energía se centraliza en el Yo individual, y por eso está
muy disponible la integración de una nueva independencia en las relaciones.
Con ambos
planetas en el signo de Aries, el deseo individual se enciende constantemente,
la seguridad del Yo también, al mismo tiempo que la impaciencia, la
ansiedad y el egoísmo. Por esto es que es posible que percibamos mayor
impulsividad y apertura hacia la espontaneidad. La oportunidad es integrar
acción, confianza e impulso para animarnos a un nuevo comienzo, ciclo, etapa
respecto a nuestros vínculos más cercanos.
Con Venus
y Marte en Aries, se enciende una llama interna, la energía del
deseo se activa con intensidad así como la valoración de uno mismo para la
producción de placeres ligados a la acción instintiva, el deseo auténtico y la
conquista. La invitación es a lanzarnos con potencia hacia eso que
intuitivamente aparece desde adentro y nos mueve, teniendo muy en cuenta la
necesidad de equilibrar conscientemente la ansiedad, la impaciencia y la
impulsividad propia de Aries.
Los
amantes cósmicos unidos en Aries irradian una inyección
de coraje para ir hacia una nueva conquista, sea en el ámbito de lo
personal o bien en el terreno de las relaciones y vínculos íntimos. La
individualidad se ilumina, conectando el Yo con los deseos más auténticos.
Venus y
Marte en Aries vibran mucha intensidad, pasión, confianza en el instinto
e intuición para dar dirección a la acción deseada. El principal
desafío es aprender a conectar con la individualidad controlando el
ego y el egoísmo, saber manejar la intensidad para que nos favorezca y no nos perjudique,
y mantener la independencia dentro de la relación con el otro.
Es
momento de crear nuevos patrones de Amor al Yo y al Otro. ¡Adelante!
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