JUNIO 17, 2019
Mi
esposo, nuestros cuatro hijos y yo asistimos a una cena recientemente. Había
una pareja joven que también asistió con sus cuatro hijos, todos menores de
seis años; tres niñas y un varoncito. No pude evitar ver la similitud de la
diferencia de edades entre ellos y mis hijos, ahora casi adultos. Sus edades
actuales están entre veinticuatro y dieciocho.
"HABLEMOS DE LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO".
Alguien
me comentó que la madre de esos chicos no era muy amistosa o conversadora. Yo
contesté: “¿Conversadora? ¡Claramente está abrumada y bastante cansada!”. Sentí
compasión por ella. Cuando mis hijos estaban en esa edad, yo también me sentía
extremadamente cansada y abrumada. ¡¿Quién tiene la energía para charlar cuando
no has tenido una noche de sueño completa en seis años, o no puedes comer una
comida en paz?! El único momento “a solas” que tenía era cuando dormía esas
pocas preciosas horas. Personalmente, no dormí una noche entera a lo largo de
cinco años, desde el nacimiento de mi hijo mayor hasta el menor.
Salvo la
falta de sueño, todo valió mucho la pena, por supuesto. Y ahora estamos aquí
juntos. Me sentía afortunada de estar sentada con mis personas favoritas en
todo el mundo. Me encanta verlos parlotear ingeniosamente entre ellos y estoy
bastante agradecida porque, aunque eran adorables de pequeños, ahora de adultos
todos podemos compartir juntos de una forma más enriquecedora.
Mi hijo
mayor, que aparentemente me leía la mente, se reía al recordarme lo terrible
que él era como adolescente. “Oh, sí. Tienes razón. ¡Eras terrible!”. Ahora me
puedo reír, pero en aquel entonces no me reía.
Para
todos aquellos padres que están criando a hijos mayores de doce años y que
están entrando en su fase adolescente, por favor, sepan que no están locos. No
están solos cuando han alcanzado el límite de su paciencia y con frustración
claman:
¿Qué le
pasó a mi hermoso y adorable hijo?
¿Quién es
este desconocido que se apoderó de su cuerpo?
¿Por qué
actúa como un demente?
¿Qué me
sucede? ¿Cuándo me convertí en mal padre?
¿Cuándo
terminará??
¿Necesito
ir a terapia? ¿O ellos lo necesitan?
¿Tengo
dificultades para lidiar con esta persona?
¿Cómo
sobreviviré sus años adolescentes???
"¿CÓMO SOBREVIVIRÉ SUS AÑOS ADOLESCENTES?"
Ánimo.
Con el tiempo, saldrán de esa fase. Hablemos de lo que está sucediendo.
Desde una
perspectiva espiritual, el Zóhar nos dice que un niño es un robot de su Deseo
de Recibir para Sí Mismo durante los primeros doce años (para una niña) y trece
años (para un niño).
Los niños
son como vasijas que tan solo reciben, reciben, reciben. Pero son tan bonitos y
los queremos tanto que nosotros tan solo damos, damos, damos. Los niños son
vasijas hambrientas de la energía de sus padres.
Pero
cuando las niñas cumplen doce años y los niños cumplen trece, algo ocurre. Ya
no son solamente vasijas. Sus almas comienzan a despertarse con una alarma
interna que suena y suena hasta que ellos responden. Dice: “Es hora de volver a
trabajar y lidiar con todos los asuntos pendientes de otras vidas”. Una parte de
ellos se despierta y no quiere seguir siendo solo una vasija de sus deseos.
Él o ella
quiere ser un CREADOR, ser la Causa en su vida. Tienen una fuerza motriz que se
activa. Esta fuerza motriz es parte del proceso natural que conducen los deseos
del niño a convertirse en un adulto proactivo.
Desafortunadamente,
dado que a la mayoría de nosotros no nos enseñaron esto, tenemos problemas para
lidiar con este proceso.
Veámoslo
de esta manera: durante años, ellos han estado viviendo a costa de la “cuenta
de tu alma”. Nunca han sido responsables por cuánta energía gastaban. Entonces
el reloj de su alma los despierta. Comienzan el proceso de desprendimiento de
la cuenta de sus padres. No solo eso, sino que se les ha entregado la chequera
de su propia cuenta espiritual. Entra una infusión de energía completamente
nueva en su sistema. No saben qué hacer con ella al comienzo. Y dado que no
fueron educados para estar preparados para este fenómeno energético,
¡enloquecen!
Metafóricamente
hablando, si supieras que tu hijo sería responsable de su propia cuenta
bancaria y recibiera, digamos, mil dólares de ingresos y de pronto recibiera
diez mil dólares de deudas, ¿cómo crees que tu hijo lidiaría con este nuevo
tipo de estrés? No muy bien.
"Ofrécele
a tu hijo un entorno seguro para experimentar los efectos de sus
decisiones..."
Es por
ello que, cuando los chicos son pequeños, es bueno comenzar a acostumbrarlos a
la idea de la responsabilidad. Esto los ayuda a desarrollar los músculos que
necesitarán cuando crezcan y tengan que asumir la responsabilidad de rendir
cuenta por todo lo que sucede en sus vidas. Si no lo practican cuando son
pequeños, será mucho más difícil manejar la nueva infusión de energía cuando
crezcan. Conozco a muchos adultos que todavía están pasando por este proceso.
He aquí
mis recomendaciones para la supervivencia mutua en los años adolescentes y más
allá:
Opciones.
Dale opciones a tu hijo. Ofrécele a tu hijo un entorno seguro para experimentar
los efectos de sus decisiones sin hacerle sentir que fracasó o que algo anda
mal con él.
Lo peor
que un padre puede hacerle a un hijo es matar su autoestima. Esto puede pasar
de formas directas e indirectas.
Revísate.
¿Cuán a menudo haces lo siguiente?
Tomar
todas las decisiones por tu hijo. No le pides su opinión sobre el asunto. Por
ejemplo, ¿quién decide qué vestir?
No
permitir que tu hijo tenga ninguna responsabilidad.
Hacer su
tarea por él/ella.
Impedir
que sienta la dolorosa experiencia del desafío, que en realidad resultará en un
sentido de logro.
Decirle a
tu hijo que es “bueno” o “malo”. Esto comunica el mensaje de que tu hijo no es
intrínsecamente valioso, sino que solo es tan bueno como lo es su último logro.
Impedir
que tu hijo exprese sus emociones. Decir cosas como “no llores”.
Señalar
más las veces que hace algo malo que las veces que hace algo bueno.
Tienes
tanto miedo de que tu hijo experimente algún dolor que tratas de impedir que se
lastime, lo cual no le permite que tenga la oportunidad de explorar cosas
nuevas o asumir riesgos.
Ofender
verbalmente a un hijo y, por supuesto, cualquier tipo de violencia matará el
autoestima de un chico.
Irrespetar
los límites de tu hijo (por ejemplo, tocarlos físicamente cuando no lo
solicitan u obligarlos a comer cuando te dicen que no tienen hambre).
Manipular
con humillaciones para que hagan lo que quieres.
Emplear
el chantaje emocional. Tu hijo no es responsable de tu felicidad o infelicidad,
y viceversa. Este es un caso de “que cada quien se haga responsable por sí
mismo”.
"OFRÉCELE A TU HIJO EL ESPACIO PARA LUCHAR..."
Las
palabras más poderosas, sanadoras y fortalecedoras que le puedes decir a tu
hijo son “creo en ti”, “confío en ti”, “estoy seguro que lo puedes resolver”.
Ofrécele
a tu hijo el espacio para luchar y encontrar sus propias soluciones. Cada vez
que lo rescatas, das el mensaje subliminal de que él o ella es incompetente.
Esto puede tener repercusiones negativas a largo plazo.
Por otro
lado, tenemos que cuidar no complacer a un chico demasiado como para afectarlo
negativamente.
No
quieres que nadie te chantajee, y mucho menos tu hijo. Como dije antes, y vale
la pena repetir: el chantaje emocional funciona en ambas direcciones. No
permitas que tu hijo se salga con la suya bajo la suposición de que tú eres
responsable de su felicidad. Ellos no son responsables de tu felicidad y tú
tampoco eres responsable de la de ellos.
He visto
familias en las que el hijo dirige el espectáculo. Esto es tan aterrador para
el chico como lo es para los padres. Los niños necesitan ser criados de forma
equilibrada con límites saludables y firmes.
"¡CRIAR A TUS HIJOS ES EL TRABAJO MÁS IMPORTANTE DE UNA VIDA!"
A medida
que el niño madura, necesitará las oportunidades para ganar autonomía e
integridad. Esto desarrolla su autoestima. He aquí algunas cosas que puedes
hacer si todavía no las haces:
Dependiendo
de la edad, asígnale tareas caseras para hacer, como organizar los juguetes,
etc.
Que se
preparen para ir a dormir.
Que hagan
su tarea. NO comiences el hábito de hacer la tarea por tus chicos.
Todo
viene con una opción. Por ejemplo, puedes organizar las cosas ahora y después
podemos ir al parque. Si decides no organizar tus juguetes, eso significa que
no iremos al parque hoy. ¿Qué eliges?
Tu
trabajo es ayudar a tu hijo a convertirse en un adulto independiente e
ingenioso que contribuya con la sociedad. Siempre ten eso presente,
especialmente cuando se trata de la disciplina.
Ofrece
cumplidos genuinos sobre los esfuerzos de tu hijo, no sobre los resultados.
Cuando él disfrute el esfuerzo, los resultados seguirán el mismo camino.
NO
etiquetes a tu hijo, por ejemplo: “buen chico” o “ella es la inteligente”, etc.
Fija
límites consistentes con fundamentos lógicos. Convérsalos con tu hijo.
A medida
que aumenta su madurez y comprensión, conversa las reglas y pídele su opinión
acerca de cuáles deberían ser las consecuencias cuando se rompen dichas reglas.
Sé un
modelo a seguir. Los niños no hacen lo que dices, sino lo que tú haces. Por
ejemplo, no esperes que tu hijo te escuche cuando digas “No fumes
marihuana[SF1] ” si llegas a casa y bebes un par de tragos para quitarte el
estrés.
Nunca
participes en una lucha de poder. Vas a perder. Esto es particularmente cierto
si tu hijo se convierte en un adolescente alto que podría ser más fuerte que tú
físicamente.
El
respeto es algo que das como ejemplo a tu hijo cuando tratas con otros adultos
en tu vida y, por supuesto, con tu hijo. Respeto significa que consideras su
bienestar, reconoces su capacidad de tomar decisiones, le ofreces opciones y lo
facultas para que determine su propio destino (con las orientaciones que tú
propongas). No mientas. Sé coherente con lo que dices y tendrás su respeto y
amor.
Y por
último (por ahora) crea un límite seguro fuera del límite que ya has fijado con
tu adolescente, a fin de darle un espacio seguro para “rebelarse” y ejercer su
naturaleza creadora.
¡Criar a
tus hijos es el trabajo más importante de una vida!
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