Cada uno de nosotros viene a este mundo con su propio proceso personal. Según
la Kabbalah, este proceso se llama “tikún”.
Nuestro tikún es nuestro equipaje personal: nuestro viaje, las lecciones que debemos aprender, los aspectos que debemos cambiar, corregir, mejorar; los desafíos que debemos superar y las metas que debemos cumplir para crecer espiritualmente.
Imagina un videojuego que tiene 10 niveles que debes superar
para avanzar al siguiente nivel. Podemos rendirnos en cualquier momento durante
el juego, pero si seguimos intentando, si confiamos y tenemos certeza en que lo
superaremos, al final lo lograremos y potencialmente podríamos terminar todo el
juego.
Tenemos que enfrentar pruebas mientras vivimos. Hay momentos
en los que las cosas marchan sin complicaciones y vemos todo claramente; vemos
milagros y vivimos con Luz y alegría. Pero también hay momentos en los que
cuestionamos, dudamos; momentos en los que no estamos seguros de estar en el
camino correcto o dudamos de todo lo bueno que hemos tenido, todos los milagros
que vimos y toda la certeza que alguna vez sentimos.
En la porción de esta semana, Shlaj Lejá, el Creador le pidió
a Moshé que enviara 12 espías a la tierra de Israel para que exploraran,
observaran la zona y regresaran con un informe sobre lo que vieron.
Los 12 jefes de las tribus fueron elegidos como los 12 espías
ya que eran las almas más elevadas, espirituales y justas que representaban a
la nación. Se esperaba que hicieran la mejor exploración posible y regresaran
con informes objetivos.
Algo malo ocurrió en el proceso. 10 de los 12 espías, que
habían alcanzado un alto nivel espiritual, regresaron con un informe exageradamente
negativo motivado por sus miedos e intenciones ocultas para mantener su
posición como jefes de las tribus. Vieron lo maravillosa que era Israel en
distintos niveles —cómo la gente era capaz de conectarse con la Luz sin la
ayuda de sus líderes— y sintieron que sus títulos y estatus actuales estaban en
peligro debido a esa maravillosa realidad.
Los 10 espías dejaron de confiar.
Los 10 espías estaban en un estado muy elevado; quizá habían
pasado por muchos desafíos en su vida. Definitivamente vieron muchos milagros
mientras viajaban con Moshé por el desierto —la división del Mar Rojo, la
revelación del Monte Sinaí, la protección de la columna de fuego y la de nubes—
pero no superaron este desafío en particular.
Perdieron su certeza. Abrieron espacio para los miedos y
el Deseo de Recibir para Sí Mismo y, como resultado, perdieron
todo el “juego”.
Recuerdo algo muy poderoso que Rav Berg solía decir: realmente
no estás trabajando en tu tikún en todos los momentos de tu vida. No todo
momento te lleva al siguiente nivel del juego, puedes abandonar por años y
permanecer en el mismo lugar espiritualmente. Los verdaderos momentos, en los
que realmente puedes escalar al siguiente nivel, son aquellos en los que se nos
pone a prueba. Una prueba de certeza, una prueba a tu confianza en el proceso
completo.
Cuando las cosas parecen ir en tu contra o contra tu voluntad,
esos son los momentos en los que tienes verdadera libertad de elección.
El momento de la verdad…
¿Estoy eligiendo creer en esta realidad ilusoria, caer y separarme
de la Luz? ¿O estoy eligiendo mantener mi confianza y certeza en el proceso, mi
certeza en el pasado, el presente y el futuro? ¿Estoy eligiendo la certeza en
todo mi proceso de tikún y veo el desafío presente como un momento que me
ayudará a elevarme a mi siguiente nivel?
La certeza es el poder que atrae la Luz a nuestra vida. La
certeza es la Vasija hacia la cual fluye la Luz. Del mismo modo que la física
cuántica afirma que el proceso de observación crea aquello que es observado, la
Luz del Creador se vuelve presente en nuestra vida en el mismo grado en que
tenemos certeza de su presencia. Esta correlación también se da en sentido
inverso: en la medida en que dudemos de la existencia de la Luz, ésta
literalmente dejará de existir en nuestra vida.
—Michael Berg, Los Secretos del Zóhar
Esta semana recibimos el apoyo universal para reconocer esos
momentos en los que somos puestos a prueba. Cuando las pruebas aparezcan, elige
siempre el camino de la certeza y confía en que éste te llevará a ganar el juego
completo.
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