La vida se asemeja mucho subir por una escalera mecánica que va hacia abajo. Si dejamos de subir y de hacer un esfuerzo en nuestro camino espiritual, podemos sentir como si descendiéramos lentamente. Con la espiritualidad podemos ascender en este mundo, incluso si estamos sobre una escalera mecánica que va hacia abajo. Hay un hermoso equilibrio divino inherente en cada uno de nosotros. Nuestro cuerpo quiere dormir, comer y sentirse cómodo. Pero nuestra alma añora, cada día, unirse con el Creador. Estas dos fuerzas, juntas,
permiten que existamos en el mundo. Este es el equilibrio oculto de la experiencia humana. Es un sistema precioso y divino que el Creador formó para que pudiéramos aprender nuestras lecciones espirituales. Si no fuese por los deseos del cuerpo, no podríamos desarrollar totalmente los atributos divinos del amor, el cuidado y la preocupación por los demás. La presencia de la noche es lo que nos permite entender y apreciar el día. Esta fuerza del cuerpo, que desea recibir para sí mismo, es una fuerza implacable. Al igual que la escalera mecánica que desciende, está constantemente ejerciendo su fuerza sobre nosotros. No obstante, tenemos un alma, nuestro regalo del Creador. Nuestra alma es nuestro derecho de nacimiento y nuestro vínculo permanente con el Creador. Es nuestra Luz, nuestro descanso y nuestro poder para trascender las fuerzas del ensimismamiento, la apatía, el ego; todas las cosas que los kabbalistas llaman Deseo de Recibir para Sí Mismo. Nuestra alma es nuestra verdad interna, y el alma tiene solo un deseo: compartir. Somos la mejor y más auténtica versión de nuestro ser cuando estamos alineados con el deseo de nuestra alma. Esta semana, recibimos el preciado regalo de aumentar nuestra conexión con nuestra divinidad interna, lo cual nos permite trascender cualquier desafío o negatividad que pueda estar presente en nuestra vida."Nuestra alma es nuestro derecho de nacimiento y
nuestro vínculo permanente con el Creador".
Kóraj es nuestra porción y guía espiritual de la semana. La
porción de Kóraj se presenta en el momento preciso del año para ayudarnos a
conectar con la certeza, la abundancia y la energía positiva. La porción
comienza con las palabras: “Kóraj tomó…”. Kóraj era un israelita
cuyos deseos personales lo habían consumido. Solamente pensaba en lo que él
deseaba y el poder que quería obtener. Él había perdido la conexión con su alma
y sus atributos divinos. Leemos acerca del proceso de Kóraj para que nosotros
recibamos una vacunación y una protección contra la misma caída. La porción de
Kóraj es un regalo invaluable del Creador, una semana antes de que comience la
Luna Nueva de Cáncer, lo cual garantiza que estemos protegidos contra cualquier
energía negativa similar. Kóraj, conducido por su egoísmo y sus deseos
personales, creó una rebelión y confrontó a Moshé. Él quería ser el líder y
cuestionó que el Creador hubiese seleccionado a Moshé. En este punto, Kóraj
había alcanzado un estado bastante alejado del amor y la conexión con su
divinidad interior. Él se había distanciado de los deseos de su alma y se había
arraigado únicamente en la conciencia del cuerpo. Como resultado, después de
que ocurrió la rebelión, la tierra se abrió y sepultó a Kóraj y a sus
seguidores.
"Recordamos el valor de ser una fuerza positiva en
este mundo a fin de fortalecer nuestra Luz interna".
La historia de Kóraj es una herramienta especial para
nuestro beneficio. ¡Qué afortunados somos de poder recibir esta energía vital
esta semana! Lo que le ocurrió a Kóraj no ocurre hoy en día, pero es una
lección poderosa acerca de lo que puede suceder cuando perdemos contacto con
nuestro propósito interno y nuestra esencia divina. Puede que la tierra no nos
consuma, pero sí podemos ser consumidos por nosotros mismos y solo nuestras necesidades.
Este desequilibrio puede conducir a la depresión, la tristeza y una multitud de
dificultades en nuestra vida. Cuando nos desconectamos de la Luz del Creador y
nuestro espíritu interior, descendemos con la escalera mecánica hacia la
negatividad. Kóraj nos enseña que, si no estamos trabajando en un camino
espiritual y “ascendiendo”, podemos descender rápidamente. Sin embargo, es
interesante saber y entender que la negatividad también proviene del Creador.
Gracias a la noche podemos entender lo que es el día. Los desafíos y los
obstáculos en nuestra vida nos despiertan y nos motivan a ser más fuertes en el
camino de la espiritualidad. Las dificultades de la vida nos hacen acudir a
nuestra fortaleza interior, nuestro poder, y ayudarnos a reconectar con nuestra
Luz interna. Todos buscamos la felicidad en este mundo. Todos deseamos
bendiciones, prosperidad, amor y dicha. No obstante, la forma de conectarnos
con estas bendiciones es una paradoja. Si nos comportamos como Kóraj, únicamente
buscando lo que nosotros queremos, perdiendo contacto con la naturaleza dadora
en nuestro interior, creamos un desequilibrio y atraemos negatividad. Una
persona que no alimente su Luz interna suele terminar en la oscuridad. Sin
embargo, si continuamos ascendiendo en la escalera de la vida y hacemos el
esfuerzo de pensar en los demás, demostrándoles amor e interés, podemos
trascender todas las fuerzas negativas y los desafíos. Esto finalmente nos
permitirá adherirnos al Creador, donde residen todas las bendiciones.
Esta semana en tus meditaciones, busca el equilibrio.
Transpórtate a la orilla del mar. Visualízate caminando lentamente por la
bahía. Siente la cálida arena bajo tus pies, mientras que el refrescante mar
toca tus piernas. El aire es fresco y lo acompaña el ligero aroma a sal marina.
Sientes la arena tibia moverse entre tus dedos y la corriente de agua fresca
que va y viene por la orilla de la playa. La arena es de la tierra y es la
fuerza receptora, mientras que el agua es la fuerza dadora y la energía de
misericordia y amor. Aquí, en la orilla, ambas fuerzas se unifican y
armonizan. Se ha alcanzado un equilibrio. La corriente viene y va
cada día según la influencia de la Luna. La playa nos enseña que, ciertamente,
somos seres que reciben y siempre tendremos esta esencia. Pero también poseemos
una divinidad interna y un deseo de compartir, amar y aportar energía positiva
a los demás. El océano nos recuerda esto. Nos recuerda nuestra alma y la
importancia de nutrir esta energía a diario. Recordamos el poder del amor y las
acciones bondadosas. Recordamos el valor en ser una fuerza positiva en este
mundo a fin de fortalecer nuestra Luz interna y alcanzar nuestro equilibrio.
Recordamos el poder de nuestra alma que permite que trascendamos toda negatividad
en este mundo y, finalmente, atraer cada bendición que podamos desear.
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