Toda Luna nueva representa el fin de un ciclo y un nuevo comienzo.
Esta Luna está
especialmente potenciada con esta energía, pues Aries es el signo que habla del
inicio de un nuevo periodo. De salir y romper con aquello que me da seguridad y
es cómodo, para movernos en una dirección desconocida. … sin poder volver a lo
anterior. Con valor, fuerza, vigor y potencia, dispuestos a enfrentar y
“chocar” con cualquier obstáculo que esté en nuestro
camino.
Esta Luna del 23 y 24
de marzo tiene otra característica… es dolorosa, pues la Luna y el Sol se
encuentran en Aries en conjunción con Quirón, el centauro herido. Este nos
habla de las heridas injustas que recibimos y del dolor profundo que nos
generan… Y como estas heridas nos impulsan a buscar una sanación.
Permitiéndonos conectarnos con nuestra vulnerabilidad y llegar a los dominios
de la sutileza y fragilidad de nuestra alma. Dándonos cuenta que nuestro
sufrimiento es el sufrimiento de toda la humanidad, despertando nuestra
compasión y el sanador dentro nuestro que quiere ayudar a otros.
El parto de un bebe es
un momento ariano. Se sale del útero, se irrumpe en una realidad nueva. Se
pierde esa seguridad, en un acto de “choque” como es el parto, para comenzar
una nueva vida acá en la Tierra. Pero el nacimiento también es un momento
“quironiano”, pues el bebe sufre la herida injusta de nacer acá en la Tierra,
en un lugar polar, donde hay amor, pero también hay frio, dolor, separación y
muerte.
Que simbólico es esto
que pasa en los cielos. Estamos teniendo un verdadero parto a una nueva
realidad. Un nuevo inicio como humanidad. Un parto doloroso e injusto, que va a
requerir de todo nuestro valor, potencia y fuerza para salir adelante. Pero,
aún más importante, de que seamos capaces de convivir con este dolor que
sentimos… profundizar en el para permitir que lave nuestras heridas pasadas,
nos reconecte con la compasión y con la humanidad que hemos perdido en estos
últimos tiempos.
Pablo Flores Laymus
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