En la porción de Vaerá estaban las primeras siete plagas. En la siguiente porción, Bo, están las últimas tres. Esta porción de Bo comienza con un llamado especial que el Creador hace a Moshé: “Ven al Faraón”. El Creador luego continúa diciendo: “La razón por la que estas tres plagas vendrán es porque quiero que les digas a tus hijos y nietos que Yo torturé a los egipcios”. Sin embargo, esa no es la explicación verdadera, eso no es lo que significa realmente.
"El que se sienta como Rey en los cielos se
ríe..".. - Psalms 2:4
Rashí dice que el verdadero significado de la palabra que
usualmente es traducida como “tortura”, en realidad es: “Me burlé del Faraón”.
Entonces, si la leemos de ese modo, el Creador le dice a Moshé: “Las últimas
tres plagas son para que les digas a tus hijos y nietos que Yo me burlé del
Faraón”. Luego, el Rambán, Najmánides, nos señala que el Creador dice: “Me río
del Faraón”. Por lo tanto, según el Rambán, en Shabat Bo se manifiesta el
versículo 4 del capítulo 2 de Tehilim (Salmos), en el cual está escrito: “El
que se sienta como Rey en los cielos se ríe, el Eterno se burla de
ellos” o se burla de esa persona.
Entonces ¿qué es esto? Es algo muy interesante en muchos
niveles, pero quiero concentrarme en esta idea de que el Creador tiene sentido
del humor. En el Zóhar se habla del Rey David como el bufón de la corte del
rey, o el bufón del rey. Por ejemplo, está escrito que incluso cuando el
Profeta Natán se dirigió al Rey David para hablarle de las cosas que tenía que
corregir, David consiguió un modo de hacer un chiste. Y el Creador, al parecer,
disfrutaba los chistes del Rey David.
Todo el concepto del sentido del humor del Creador es hermoso.
Pero, por supuesto, más importante aún, ¿qué debemos aprender de eso? Cuando el
Creador le dice a Moshé que estas plagas son enviadas para que les pueda contar
esto a sus hijos y nietos, lo que quiere decir es que Moshé llegará al nivel de
entender el chiste del Faraón. Y debido a que en un nivel sabemos que, como
enseñan los kabbalistas, estas historias no son historias entre Moshé, los
israelitas y el Faraón, sino las historias de nuestra vida, lo que la Torá nos
señala es que para poder corregir y crecer verdaderamente debemos comenzar a
reírnos de nosotros mismos. Por ejemplo, digamos que alguien despertó esta
mañana de mal humor y le gritó a su pareja, luego fue a su trabajo, alguien más
lo molestó y le gritó también a esa persona. Más tarde, al final del día, esa
persona revisó su día y vio las cosas que no debía hacer. Ese es un nivel, es
algo que la mayoría de nosotros hacemos.
"Entender nuestra caída es lo que
minimiza el juicio y hace la corrección".
No obstante, hay un nivel más profundo que es más importante.
Ese nivel más profundo es cuando revisamos nuestro día o semana y decimos
refiriéndonos a nosotros mismos: “Quién sea que era esa persona, es una idiota,
la manera en la que se comportó es ridícula”. Y hay una gran diferencia entre
estos niveles. En uno, nos tomamos muy en serio: “Sí. Lo sé. No debí haber
hecho eso y veo qué debo corregir”. En el otro nivel, vemos lo tonto que fue
nuestro comportamiento. Así pues, lo que el Creador le dice a Moshé, y a
nosotros, es que nunca nos liberaremos del Faraón, de nuestro ego o del Deseo
de Recibir para Sí Mismo hasta que seamos capaces de reírnos de eso.
EL Zóhar se refiere al Lado Negativo como “un rey viejo y
tonto”. Por ende, el entendimiento es que actuar de acuerdo con el consejo del
Lado Negativo es tonto, absurdo y ridículo, y que es una evolución necesaria de
nuestro trabajo espiritual. Una pregunta importante que debemos hacernos es:
“Cuando veo mi día o mi semana, ¿veo cosas que necesito cambiar o estoy en el
nivel en el que me doy cuenta de lo tontas que fueron mis acciones?”. Sólo
cuando vemos nuestras acciones como tontas o ridículas, tal y como lo hace el Creador
cuando ve la estupidez e insensatez humana, podemos llegar al nivel en el que
podemos corregir verdaderamente.
Un concepto importante que nos permite llevar las cosas a un
nivel más profundo es que, como sabemos, el juicio, din, debe ser
endulzado para poder eliminarlo. Los kabbalistas explican que el juicio se
endulza con la risa. A lo largo de la historia ha habido incluso algunos tsadikim,
personas justas, que fueron conocidos por sus chistes; por ejemplo, uno muy
conocido por sus chistes fue Rav Naftalí de Ropshitz.
La idea es que, a través de un chiste, a través de este nivel
de burla, endulcemos los juicios. Aquí, por supuesto, nos referimos a burlarnos
de nosotros mismos. Eso significa que ahora, cuando al final del día hagamos un
recuento y digamos: “Ah, eso no estuvo bien, no debo decir cosas negativas ni
enojarme como lo hice con aquella persona hoy”, sólo será un nivel. Debido a
que endulzar de verdad el juicio que creamos a través de nuestras acciones sólo
se logra cuando llegamos al punto de reírnos de nosotros mismos. Sólo cuando no
somos una persona seria que revisa su día y dice: “Ah, debo mejorar esto o
aquello”, sino que más bien somos capaces de reírnos al oír al rey viejo y
tonto, como lo llama el Zóhar (nuestra Inclinación Negativa), endulzamos el
juicio y hacemos la conexión real.
El Creador le decía a Moshé que estas siguientes tres plagas
en Egipto se presentaron para que él llegara al nivel de conciencia en el que
pudiese entender, como dijo el Rambán, el chiste del Deseo de Recibir para Sí
Mismo, el chiste que es el Faraón, el chiste que es nuestra caída por el Deseo
de Recibir para Sí Mismo. El Rambán habla del versículo en el que el Creador
ríe cuando ve que nos comportamos guiados por el ego; eso es un chiste para el
Creador. Y cuando comenzamos a entender ese chiste, cuando comenzamos a ver la
manera en la que nos comportamos y nos damos cuenta de lo ridícula que es, y
luego reímos, estamos en un nivel completamente diferente de nuestra percepción
de la vida.
A menudo, nos tomamos muy en serio, nos tomamos muy en serio
las cosas negativas que hacemos y cómo tenemos que corregirlas. Sí, ese es un
nivel, pero un nivel inferior. El nivel final es cuando vemos nuestra vida y
decimos: “Me comporté así, me molesté con esa persona, me permití hablar
negativamente y todo eso es tonto, es un chiste, es ridículo”. Ese nivel de
entendimiento de nuestra caída es lo que minimiza el juicio y hace la
corrección.
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