En la estática del hilo telefónico de este otro viejo teléfono, escucho una dulce voz, como la de ayer. Otra melodía que susurra con el ardor del verano y la sabiduría del otoño.
-Hola, ¿hay alguien ahí?
-Hola mi querido Viajero del Alma. Soy la
PACIENCIA, y siempre estoy aquí, como el horizonte inalcanzable, pero
constante. Respira y dime, ¿qué buscas?
-Ayer hablé con el Amor; me dijo que siguiera mi
pasión. Pero el camino es arduo y la incertidumbre, una sombra constante.
-El Amor te da el destino, yo te ofrezco el viaje. En la paciencia
hallarás la resistencia contra la prisa que nubla la mente. La verdadera pasión no es una llama que arde rápido, sino un fuego que sabe mantenerse vivo a través de la quietud y el constante avivar.-Y dime, querida Paciencia, ¿cómo mantengo ese
fuego vivo cuando el viento de la duda sopla fuerte?
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