Una planta milenaria
En el marco del redescubrimiento de cultivos milenarios andinos como la
quinoa o la maca, llega el turno del yacón. El yacón -su nombre técnico es
Smallanthus sonchifolius- crece en las laderas húmedas de los Andes. Sus raíces
se comen crudas y son dulces como una fruta, pero su aporte calórico es muy
bajo (un 70% menos que la sacarosa, el azúcar de mesa). Su atractivo para los
diabéticos tipo I reside en sus propiedades hipoglucemiantes, que disminuyen
los niveles de glucosa en sangre. Además, es un alimento antioxidante y
probiótico, que mejora la flora intestinal y previene el cáncer de colon.
Un equipo del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas
(Insibio), que depende de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y el Conicet
trabaja desde hace 15 años en la validación científica de las propiedades
medicinales y nutricionales del yacón y ya demostró que dos partes de la planta
tienen potencial terapéutico: las hojas y las raíces de reserva.
En una primera etapa, el grupo liderado por Sara Sánchez e integrado por
Susana Genta, Stella Maris Honoré, entre otros investigadores, comprobaron en
animales de laboratorio que el jarabe de raíces de yacón no era tóxico y luego
avanzaron en estudios clínicos con unos 100 pacientes con síndrome metabólico,
que tenían alto riesgo de desarrollar diabetes. Ese estudio fue realizado en
forma conjunta con médicos del servicio de Endocrinología del hospital Angel C.
Padilla de San Miguel de Tucumán.
El equipo científico comprobó que el jarabe tenía efectos positivos en
el tratamiento de la diabetes, pero además observó que el grupo monitoreado
registraba un notorio descenso de peso, una disminución del perímetro de la
cintura y también del índice de masa corporal. Las conclusiones de ese trabajo
fueron publicadas en las prestigiosas revistas internacionales Clinical
Nutrition y CMR Journal. Ayuda también a perder peso y disminuir la grasa
abdominal.
En la actualidad se continúa experimentando para tener precisiones sobre
los mecanismos que intervienen con el yacón puro, según informa la UNT a través
del portal Argentina Investiga. El objetivo es desarrollar un suplemento
dietario, patentarlo y conseguir la aprobación de la Administración Nacional de
Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT). Genta y Sánchez estiman que en
unos dos años podrían llegar a la industria farmacéutica con este suplemento
elaborado en base a la raíz de yacón, que sea útil tanto para el tratamiento de
la diabetes como de la obesidad.
Entre el 85 y el 90% de la raíz de yacón está compuesta por agua. Tiene
una textura crocante y un sabor dulce suave. Las investigadoras advirtieron que
en algunos lugares del país se consume un jarabe en base a esta raíz mezclado
con una “elevada cantidad de alcohol y de harinas de yacón con agregados de
azúcar y de conservantes”, que no reporta efectos beneficiosos para la salud,
sino todo lo contrario ya que “pueden hacer aumentar de peso y hasta elevar los
niveles de glucosa”.
Originario de Perú, el cultivo de yacón se extiende hacia el norte,
hasta Ecuador y Colombia; y hacia el sur, hasta el noroeste argentino. En el
país, se cosecha en la localidad jujeña de Bárcena, en el Valle de Lerma
(Salta) y también en Tucumán.
Despreciado por los españoles cuando llegaron a estas tierras (sólo lo
utilizaban como reserva de agua para los largos viajes de regreso al viejo
continente), fue utilizado por los pueblos originarios, convencidos de su
potencial para aliviar dolencias. A fines de los ’90, cautivó el interés de
países como Japón, que a través de un proyecto científico llevó muestras para
investigación y desarrollo del cultivo.
En la actualidad el mayor productor mundial es Perú, país que tiene
mucho consumo interno, y el segundo es China, donde el cultivo llegó desde
Corea y Japón, precisó Alfredo Grau, director subrogante del Instituto de Ecología
Regional de la UNT y asesor del ministerio de Ciencia de la Nación en la
comisión de Biodiversidad y Sustentabilidad Ambiental.
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