por Blanco Negro
06/11/2015
Un equipo de científicos argentinos demostró cómo a través del uso de
células madre obtenidas de la grasa del propio paciente se pueden obtener
resultados inéditos en el tratamiento de lesiones de la médula espinal. En
concreto, tras tratar a ocho voluntarios con hasta doce años de cuadriplejía,
lograron que siete de ellos obtuvieran mejoras notables que van desde recuperar
la movilidad de sus miembros hasta lograr ponerse de pie y hasta caminar con
ayuda.
Los resultados del ensayo clínico (Fases I y II), en pacientes con
lesión traumática de médula espinal completa y crónica, acaban de ser
presentados en Buenos Aires como parte del 3er encuentro regional de la
Sociedad Internacional de Terapia Celular, por el doctor Gustavo Moviglia,
quien dirigió el estudio y está al frente del Centro de Investigación en
Ingeniería de Tejidos y Terapias Celulares (CIITT), de la Universidad
Maimónides de Buenos Aires.
Poco tiempo atrás, había sido difundido en el 3er encuentro regional de
la Sociedad Internacional de Terapia Celular y en el 53 encuentro mundial de la
International Spinal Cord Society (ISCoS), realizado en Maastricht, Holanda.
La nueva técnica utiliza células madre adultas, obtenidas a partir de la
grasa de los propios pacientes, asociadas a sus glóbulos blancos
proreparadores, y no tuvo eventos adversos severos en ninguno de ellos. Siete
de los ocho voluntarios que formaron parte del ensayo, tres cuadripléjicos y
cinco parapléjicos (de entre 3 y 12 años post accidente), recuperaron la
movilidad de sus miembros y, en la mayoría de los casos pueden valerse por sus
propios medios. DocSalud.com entrevistó al doctor Moviglia para que comente los
detalles de esta investigación, muy esperanzadora para “una lesión que alcanza
entre a 30 mil y 60 mil argentinos”.
Periodista:
¿Desde hace cuánto tiempo están investigando el tratamiento de lesiones de
médula espinal y cómo plantearon el trabajo?
Dr. Gustavo Moviglia: Arrancamos en 2002. Hasta entonces, el tema no
había sido demasiado estudiado y los que más habían trabajado sobre él eran los
cirujanos, que debían operar a los pacientes y necesitaban saber a cuáles debían
tratar con urgencia y a qué otros no había que someterlos a cirugías riesgosas
porque no había chance de recuperación. Tras las primeras horas del accidente,
la clasificación de Frankel predice con cierta seguridad qué individuos podrán
recuperar la modalidad y quiénes no. El paciente Frankel A es el que tiene
menos del 1% de chances que recupere alguna función, mientras que el paciente
Frankel B tiene un 50% de posibilidades. Además, existe un tiempo tras la
lesión que determina si los pacientes van a poder recuperarse o no. Se suele
decir que cuándo pasa un año y medio ya es muy poco lo que se puede hacer y que
a medida que pasan los años hay más atrofia. Por eso, cuando se quiere probar
con terapias regenerativas y si se confía que con ellas se puede cambiar una
realidad biológica, se tiene que trabajar con los pacientes que casi no tienen
posibilidades, los grados A. Si se trabajara con los grados B, quedarían dudas
y se debería hacer ensayos más numerosos con un grupo control, es decir,
personas que no reciban el abordaje para que sean comparados con quienes sí lo
reciben. Para nuestro estudio, adherimos a la Declaración de Edimburgo de 2001,
en la cual la Comisión Internacional de Investigaciones Médicas estableció que
en estudios con este tipo de pacientes no debe utilizarse un grupo control,
porque es muy difícil desde el punto de vista humano pedirle a una persona que
se siente condenada a la inmovilidad a no recibir el tratamiento. Si se quiere
demostrar que un avance es muy distinto, tiene que demostrar que sea por lo
menos 25% superior al máximo resultado que se hubiera obtenido con el abordaje
anterior, lo que es mucho si se tiene en cuenta que los nuevos remedios, que
requieren de grandes investigaciones con muchos voluntarios, se aprueban cuando
demuestran de a un 1 a 3% de superioridad.
P.: ¿Cómo fueron
los pasos de la investigación?
Dr. G. M: En la fase I de un estudio clínico se debe averiguar la
seguridad del abordaje, es decir, que ningún participante tenga efectos
adversos de gravedad, y para tal fin se necesitan de a 8 a 12 pacientes. Si
entre ellos hay hasta un individuo con un resultado de menos 1, significa que
se puede seguir adelante y reclutar a más pacientes, hasta 50, para iniciar la
fase II, donde se muestra la eficacia. Se llama diseño en dos etapas. Juntamos
nueve pacientes y de ellos uno no se rehabilitó. Seguimos con ocho y siete de
ellos tienen un muy claro signo de reconexión entre el segmento superior y el
inferior de la médula. Esto significa que los pacientes que eran cuadripléjicos,
pueden pararse y hasta caminar con ayuda. Uno de ellos, que tenía la habilidad
de pintar con la boca ahora dibuja con las manos. Y otro que era deportista
pudo jugar al ping pong.
P.: ¿Por qué es
distinto este abordaje?
Dr. G. M: Nos pareció interesante porque en primer lugar lo hicimos con
células adultas, que no sólo barre con problemas éticos sino que también
elimina dos riesgos desde el punto de vista médico. Uno de ellos es la
capacidad de generar autouinmunidad, porque cuando se implanta a un paciente
células de otra persona, el cuerpo a veces las rechaza y así sigue rechazando
las células propias. Debido a esto se genera una enfermedad autoinmune
secundaria. Por otro lado se termina con la oncogénesis típicas células
alteradas genéticamente o las inmaduras, porque cuando se implantan a animales
de laboratorio células muy manipuladas, el 20% de ellos desarrollan tumores. Al
emplear células adultas se evita este problema. Combinamos estas técnicas con
procesos de rehabilitación y gracias a ello no tenemos resultados parciales
sino avances concretos.
P: ¿Cómo de
adaptaron las células madre y de qué manera se implantaron?
Dr. G. M: Extrajimos grasa del paciente, separamos las células madre y
una vez que las activamos, las colocamos por vía endoarterial para que lleguen
al lugar de la lesión. Después aislamos los linfocitos de los glóbulos blancos
y separamos los que servían para curar la lesión. Cuando los pusimos en
contacto con las células mesenquimales, se produjo una tranformación espontánea
en células progenitoras neurales, que son las que nos permitieron trabajar con
células autólogas (del propio paciente). Hicimos todo en el laboratorio de la
universidad con una mínima manipulación, casi sin agregar sustancias de
ingeniería genética, algo que baja mucho la toxicidad de la célula.
P.: ¿Podría
describir la condición y la evolución de cada paciente del ensayo?
Dr. G. M: Tres eran cuadripléjicos y el resto parapléjicos. En el caso
de los cuadripléjicos, que no podían mover brazos ni piernas, lo primero que
recuperaron fue la capacidad de estar derechos y de caminar, lo cual es lógico,
porque es más sencillo recomponer la conexión de vertical de una médula
lesionada que reconectarse hacia los costados, para mover los brazos. Sin
embargo, pudieron hacerlo de a poco, como el caso del hombre que pudo volver a
dibujar con la mano. Los primeros resultados llegaron a los seis meses y los
resultados definitivos, a los 14. Hay un paciente que respondió poco. Pero los
tres cuadripléjicos pudieron volver a pararse, dos de ellos caminan y dos de
ellos mueven las manos. De los parapléjicos, uno no respondió y los otros
cuatro caminan con distintos grados de ayuda. Hasta alguno de ellos recuperaron
la capacidad de control de esfínteres y sensaciones en el área genital.
P.: En su
presentación dijo que con los tratamientos quirúrgicos se había logrado avanzar
hasta detectar actividad tres niveles por debajo de la lesión. Con la nueva
técnica, se detectó actividad de conducción entre 6 y 17 segmentos medulares
por debajo del nivel de la lesión en tan sólo un año. ¿Qué significa la
recuperación en niveles?
Dr. G. M: La médula está organizada en discos, cuyo nombre técnico es
metámera. Supóngase que la metámora 4 y 5 nervan el músculo que me permite
levantar el brazo. Si yo tengo una lesión en una de ellas no voy a poder
realizar esta acción. Por ejemplo, la metámera 7 es la que me permite enfrentar
los dedos. Si yo recupero cuatro metámeras voy a poder reutilizar mi mano. Para
que yo de una marcha completa tengo que tener recuperadas hasta la lumbar 5.
Pero el hecho de que un paciente tetrapléjico pueda pararse significa que por
lo menos recuperó 12 metámeras.
P.: ¿Es la
primera vez que se logran resultados en este nivel a nivel mundial?
Dr. G. M: A este nivel sí. Ahora el país tiene que demostrar de lo que
es capaz. Incluso un equipo inglés que colaboró con nosotros se ofreció a
acreditarnos y nos pidió que capacitemos gente.
P.: Los resultados en esta etapa resultan sorprendentes. ¿Cuánto hará
falta para que esta técnica pueda llegar a todos los que la necesitan?
Necesitamos aumentar el número de pacientes para confirmar del todo el
abordaje. Ahora tenemos un 95% de certeza, pero buscamos el 100%. En este
momento no estamos reclutando más gente ya que estamos terminando la evaluación
del primer grupo. Pero pedimos apoyo a fundaciones internacionales, ya que
necesitamos insumos importados. Cuando tengamos todos lo que vamos a usar vamos
a seguir adelante. Pero para que una técnica en estudio llegue a la gente,
depende de políticas sanitarias. Muchas veces cuando se alcanza el estadío de
demostración, hay gobiernos que dicen “sigan estudiando”, pero piden que un
protocolo se empiecen a aplicar. Esperemos seguir para que muchos recuperen la
esperanza de poder valerse por sí mismos.
(Fuente: Universidad Maimónides)
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