Compartiremos un maravilloso artículo de Altair
García de “Mensajes Espirituales”
Los devas y los elementales, son
aquellos seres celestiales, encargados de la formación y cuidado de la
naturaleza, como también de la vida en la Tierra.
Los devas y los elementales son seres
planetarios, de una gran belleza y delicadeza. Durante mucho tiempo han sido
considerados como reales, respetados y valorados por diferentes culturas de
todo el mundo.
Para la formación de cualquier realidad
tridimensional, es necesario el aporte desde el plano etérico, astral o mental,
y algunas veces desde el emocional. Este aporte energético lo realizan los
elementales y los devas, quienes se sienten muy orgullosos de sus obras, y
suelen acompañarlas y protegerlas hasta su final.
Los elementales son seres extraños,
multiformes, de diversos colores y tamaños. Ellos son los verdaderos tejedores
de la realidad, los constructores de la materia.
Cuando una partícula va a elevar el
nivel a una formación, en conjunto con las demás partículas con las que dé este
paso, comienza una vibración, un sonido inaudible para el hombre. Ese sonido es
un llamado a los diferentes elementales, que ayudarán en la creación de la
formación nueva, la transmutación de la partícula energética en materia.
Cuando es la propia vida la que
requiere este paso, igualmente las células, moléculas y átomos realizan una
vibración, un llamado a los seres para que éstos puedan venir y actúen.
Pongamos el caso de una hoja enferma,
el sonido que creará de petición y de ayuda, llamará a ciertos elementales y
devas, que realizarán la sanación y reparación de la hoja, o acelerarán su
descomposición, para que la planta no sufra más. En general dependiendo de lo
que el propio espíritu viviente de la planta pida al Universo.
Lo mismo ocurre con las personas,
cuando una persona tiene una enfermedad, o va a sufrir una transformación de su
materia, como puede ser: crecer o cambiar el color del pelo de manera natural,
las partículas del cuerpo humano, resuenan de una determinada manera llamando a
los elementales adecuados para cada tarea.
Este llamado es algo involuntario para
“la parte” que va a cambiar, y se realiza desde la conciencia del ser. Desde el
espíritu real de la materia, en el caso de los seres humanos, lo hacemos desde
el alma.
Los elementales que actúan, pueden ser,
del tamaño de una partícula, hasta la altura de dos hombres juntos, a la hora
de tratar a una persona. Esto ocurre indistintamente, de si la persona cree o
no en lo que está ocurriendo. Para la formación de la materia, es necesaria la
formación de un cuerpo etérico, y la adecuación del astral. Desde lo etérico,
es donde se da vida, se mueve y se alimenta lo físico, no al revés.
Dependiendo del tipo de materia, actúan
unos u otros elementales, pero es bien sabido por todos que esta actuación
también puede ser conjunta por diversos seres. Y esta regulación es realizada
desde la jerarquía dévica (los ángeles y los guardianes de los diferentes
reinos de la Naturaleza).
Creados por el hombre
Es conocido por los clarividentes, que
existen formas de elementales, creadas artificialmente por el hombre. Estas
formas se denominan larvas mentales, y se trata de formas de pensamientos de
los hombres. Pensamientos con tanta fuerza, que han creado diversas formas en
el plano mental, astral o etérico.
Su forma o densidad dependen del tipo
de pensamiento, o emoción que las haya creado. Por ejemplo, muchas personas con
depresión, o ansiedad se ven rodeadas por pequeñas larvas negras y blancas que
son el resultado de sus pensamientos negativos. Aquellas personas agresivas o
con ira, tienen a su alrededor otras formas, como agujas o rayos de color rojo,
que crecen y decrecen dependiendo del pensamiento actual de la persona.
En algunos tiempos, a este tipo de creaciones
se le dio mucho protagonismo y se utilizaban con fines propios, hoy es momento
de co-crear desde el corazón, una energía amorosa y purificadora, de la vida y
de toda forma material o inmaterial sobre la Tierra.
Descripción de los diferentes seres
Para esta descripción os recomiendo que
intentéis estar abiertos mentalmente para poder recordar esta visión en
vosotros, o simplemente que cerréis los ojos e intentéis ir a un lugar de la
naturaleza y visualizar desde allí.
Elementales de la tierra
Los seres que más fácilmente se pueden
ver, son los elementales de la tierra, primeramente se ven como sombras, a
veces coloridas, pero casi siempre son rojos y tierras. Suelen mostrarse
pequeños, no más de un palmo de estatura, y en los lugares muy mágicos, pueden
llegar hasta los 2 metros de altura. Los elementales se encargan de enriquecer
el suelo y guardar los lugares. Suelen estar en el centro de los jardines,
señalando que ese es su lugar, y cuando alguien no ha cuidado su tierra, o sus
plantas se enfadan, y se puede incluso sentir su enfado.
Hablan tan rápido que es inteligible lo
que dicen, pero se entiende perfectamente porque son pura intención. Los que ya
son más sabios o tienen más años sí pueden hablar largo y tendido, en muchas
ocasiones imitan a otros hombres, diciendo exactamente lo que escucharon en el
pasado, imitando gestos y posturas corporales. En la mayoría de los casos les
encantan los hombres y el contacto con los hombres, les imitan claramente,
incluso a veces se muestran vestidos con ropajes como los han visto, o con
utensilios de trabajo, cosa innecesaria para ellos. Pero en aquellos lugares
donde el hombre se ha portado mal con el entorno, se pueden transformar en
seres emocionales molestos y fríos. Incluso pueden verse con aspecto gris,
imitando la materia del cemento y con un gesto seco y triste.
Cuando estos seres se muestran
pequeños, como del tamaño de un pulgar, y saltan rápidamente de un lugar a
otro, son pequeños duendes que dan vida a las plantas desde el humus, se
encargan de colorear de vida el lugar, y suelen llamar a otros seres, cuando es
el cambio de estación. Por ejemplo, invocar a las hadas en primavera o a los
silfos en otoño.
Son risueños y aunque pequeños muestran
una pequeña lógica de comportamiento, a ellos les gusta sentir el aire, pero
también el calor y la humedad de la tierra, escondidos bajo ella no son
visibles, pero sí puedes sentir que palpita en millones de chispitas el suelo
cuando pones la mano sobre la tierra donde habitan. Son más difíciles de ver pero
la sensación de que están es mucho más vivida y presente.
Cuando les gusta una persona empiezan a
rodearla y bailar a su alrededor, entonces se ve la persona con todo el aura
llena de chispitas de colores revoloteando a su alrededor. La persona se siente
embriagada por la alegría o por la necesidad de movimiento, cuando es
contagiada por la luz, de estos seres.
En cambio cuando hay una persona gris u
oscura, se esconden en el subsuelo y no vuelven a salir, hasta que la persona
se ha ido. Intentan llamar a todos los seres que ellos pueden, para limpiar la
negatividad que esa persona ha podido dejar en el lugar. Si la persona ha
pisado muchas flores o plantas, se sienten aplastados por ella, y su salto no
es tan brillante y volátil como al principio.
Cuando entramos en un prado o salimos
de él, es importante pedirles permiso y perdón a los seres que cuidan el lugar
y alimentan la tierra, pues a veces se pueden sentir muy heridos con nuestro
comportamiento en la Naturaleza.
Guardianes
Tras esto es fácil ver y sentir a los
guardianes. En algunos lugares son tan vistosos y enormes que pueden parecer
sentados sobre la cima de una montaña o de grandes estaturas y tamaños. Pero
también los hay más pequeños, como de hasta centímetros en caso de pequeños
jardines.
Se les puede sentir o presentir como
sombras que cruzan rápidamente el bosque, nos rodean o nos vigilan cuando
aparecemos en su lugar, y cuando nos reconocen y nos aceptan, entonces se
quedan quietos, permitiendo que estemos allí.
Se pueden mostrar femeninos y
masculinos y pueden incluso tomar forma humana o semi-humana y hablar con las
personas. Son sabios y elegantes y su sabiduría es de miles de millones de
años, lo que les permite conocer perfectamente el lugar, a los hombres, el
comportamiento humano y la trascendencia de cualquier momento.
Pueden ser ángeles y seres de luz
increíbles cuando han alcanzado un nivel interior alto, pero también pueden ser
simplemente astrales con mucha fuerza e individualidad. En los lugares santos
estos guardianes casi siempre son ángeles alados preciosos, incluso algunos se
muestran como vírgenes que han podido ser vistas o sentidas en varias
ocasiones.
Se muestran como desean por lo que no
hay una forma clara, pero antes de entrar en un bosque o una montaña o un lago,
es importante pedir permiso a los guardianes de ese lugar.
Si nos interiorizamos al hacer esta
petición, podemos verles y escucharles, nos pueden mostrar los lugares más
especiales e incluso nos pueden invitar a entrar para sanarnos y limpiarnos.
Silfos y sílfides
Los más fáciles de ver son los silfos
bajos, crean las brumas y las neblinas. Se muestran como formas humanas muy
estilizadas, con brazos y piernas acabados en forma de nube, algunas veces
completos. Casi siempre muy delgados.
Los silfos de las tormentas se muestran
antes de actuar, y señalan cuánto y con qué fuerza será la tormenta. Les gusta
crear tormentas y lluvias que limpien el lugar. Son serios en su trabajo y muy
pocas personas pueden “negociar” con ellos para evitar que estas lluvias se produzcan,
pero por supuesto que es posible esta negociación, tras la cual se ven cómo se
dispersan las nubes o se aleja el temporal.
Buscan el entendimiento del hombre y su
implicación en la vida del planeta, y mientras este entendimiento y esta
conciencia no se produzcan, no les importa que grandes temporales destruyan
lugares habitados por el hombre, pues ellos realizan su trabajo, no para las
personas, sino para la Tierra. Y su trabajo es limpiar, sanar, remover, etc.
Cuando va a haber grandes temporales se
muestran grandes, en el alto cielo, quietos, esperando el momento adecuado que
casi siempre coincidirá con la partida de una persona con mucha luz de ese
lugar. Alguien que inconscientemente haya ayudado a la limpieza etérica de la
zona. Tras esto se sincronizan y pueden provocar lluvias que duren meses
incluso.
Las sílfides son mucho más difíciles de
ver. Son hermosas y mucho más sutiles y alegres. Crean los vientos alisios y
las suaves brisas y aparecen en primavera, acariciando con sus alas las flores
de los campos o las hojas de las copas de los árboles.
Se las puede ver como un resplandor, a
veces muy pequeñas, otras, enormes formas femeninas de transparencia etérica.
Los elementales del fuego
Muchas veces se presentan como
formaciones rocosas movibles, pues quieren imitar las rocas que la lava
arrastra tras su paso, pero su forma más original es como dragones etéricos de
fuego, o grandes seres – grises, naranjas o rojos que salen de las
profundidades de la tierra a rescatar el calor en la superficie.
Cuando aparecen, traen tras de sí
vientos cálidos, provocados por grietas en el suelo, geiseres o calores que
surgen del subsuelo formando aguas termales. A veces incluso se sonríen
orgullosos al mostrar que el volcán está a punto de entrar en erupción, pues
ellos saben que los cambios que pueden provocar son grandes e inmediatos.
Les gusta actuar junto a los silfos
quienes conducen y son respetados por todos los demás elementales de la
naturaleza.
Hadas
Entre los maravillosos seres de la
tierra se encuentran unos sutiles seres astrales que se vinculan con las
flores, el rocío o el hielo.
Son seres de todos los tamaños y casi
siempre se muestran como jóvenes femeninas, a veces incluso aladas, aunque sus
vuelos casi nunca son muy altos.
Son protectoras de lugares delicados y
bellos, se encargan de colorear y fabricar las flores, acompañan las gotas del
rocío en la mañana, e invocan a otros elementales para alimentar sus
creaciones.
Son fáciles de ver, como frágiles luces
de colores revoloteando entre las flores, o los árboles en flor. En raras
ocasiones se las ve de tamaño humano, como guardianes de campos enteros de
flores o lugares extensos. Algunas veces en arbustos o conjuntos florales más
pequeños, pero como un gran ser o una gran hada, formada por miles de miles de
haditas pequeñas que en conjunto tienen individualidad.
Las hadas, al ser astrales, son sutiles
y pueden incluso parecer que tienen olor, tienen algo de inteligencia y les
gusta bailar, jugar… normalmente no entran en procesos mentales, simplemente
ríen y disfrutan de sus juegos y sus creaciones, pero cuando ya se muestran
grandes y completamente formadas, pueden estar a un paso de trascender a un
nivel de evolución mayor convirtiéndose en grandes guardianes o incluso en
seres de luz.
Se las puede escuchar como coros de
risas o sentir como alegría con olor a flores frescas.
Ondinas
Las ondinas más fáciles de ver, son las
de ríos y riachuelos, las de lagos o mares son más difíciles de contemplar,
pues se alejan de los lugares contaminados y los hombres.
A veces se acercan a saludar a algunas
personas que van al río, acompañan a la persona en su visita y entonces son
fácilmente visibles, no como sirenas sino como largas formas etéricas muy
transparentes y luminosas, semejantes al agua, que parecen sonreír y saludarnos
entre las ondulaciones del agua.
Les gusta bañarse en las cascadas, o
dormir en las pozas y charcas. Las hay de todos los tamaños y formas, pero casi
siempre son alargadas y sutiles y toman cuerpo semi-acuático.
En cada río hay un guardián o una
guardiana, suele mostrarse en la parte más alta del río o en su nacimiento y
desde ahí controla y siente todo lo que ocurre en su río. Se le puede ver con
facilidad, casi siempre quieto y observante, pero se desplaza cuando hay algún
accidente como la muerte de una persona, el nacimiento de un ser, o la llegada
de alguien especial a su territorio. Si no son casos especiales, es necesario
mirar a lo más alto del río para sentir su presencia y su mirada protectora.
En los grandes océanos acompañan a los
barcos, los delfines, las ballenas, cuando se enredan entre los corales y las
algas. Disfrutan de los fondos marinos y las fosas volcánicas. Pueden alcanzar
tamaños inmensos, y a veces se muestran con formas bellísimas como sirenas preciosas.
Realmente cantan, igual que las ondinas
de los ríos, pero es un sonido vibrante e interno, que permite alcanzar estados
de conciencia alterados y perdernos en las mareas de las aguas.
Otros seres de la Naturaleza
Existen multitud de seres de la naturaleza
pero los descritos son los más fáciles de ver y sentir.
Entre los bosques y sierras más mágicas
podemos volver a ver unicornios mágicos, que nos bendicen con su presencia y su
energía, mariposas de luz, damas florales, seres de tierra o árboles con vida.
Una vez se ha realizado una apertura de
visión a los primeros elementales descritos, es fácil continuar viendo y
sintiendo estos seres, y mucho más el poder trabajar con ellos o aprender a
pedirles ayuda cuando lo necesitamos.
Junto a ellos siempre podemos ver
ángeles o seres de luz que acompañan en el trabajo a los elementales mientras
juegan y disfrutan.
Los ángeles, también devas de la
naturaleza, se muestran de diferentes formas, tamaños y jerarquías, pero lo
común es verlos como esferas de luz, casi siempre doradas o blancas, muy
hermosas.
Haz que tu vida se transforme en
Gratitud Infinita por los maravillosos guardianes que te rodean. Vuélvete un/a
niño/a en el asombro ante el misterio de la Vida.
Fuente: Altaïr García – Mensajes
Espirituales
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