Carolina Goldsman
Hola
,
Hoy
me desperté en Montevideo,
con
lluvia y una inspiración especial para escribir sobre un tema que muchas veces
nos incomoda:
La
energía grupal
y
el riesgo silencioso de dejarse arrastrar por lo que “todos hacen”.
Me refiero a una energía grupal que a veces nos empuja a actuar, opinar o sentir, sin darnos cuenta si eso realmente nos pertenece.
Ideas
ajenas que se imponen como verdad, emociones que se contagian,
Y
cuando eso ocurre… el alma se apaga un poco.
No
hay mayor acto de liderazgo espiritual que mantenerse fiel a la propia
frecuencia en medio del ruido colectivo.
No
seguir la corriente por miedo a quedar afuera, no imitar lo que otros hacen
solo porque parece funcionar, no diluir la voz interior entre tantas voces
ajenas.
La
lluvia hoy me trajo claridad:
lo
más difícil no es escuchar la propia voz, sino sostenerla cuando el mundo te
pide otra cosa.
El
alma sabe.
Sabe
cuándo está siendo auténtica.
Y
también sabe cuando no.
Esa
diferencia se siente.
Se
percibe como una paz silenciosa,
como
un centro que no se mueve aunque el mundo se agite.
El
alma nunca quiere seguir la manada.
Quiere
seguir su verdad.
La
energía grupal puede elevarte… o puede borrarte.
Por
eso, el camino del buscador auténtico
es
aprender a caminar entre otros sin perder el eje interior.
Ser
parte, sin dejar de ser uno mismo.
Escuchar,
sin dejar de discernir.
Caminar
junto a otros, sin perder la dirección interior.
Cada
vez que elegís actuar desde tu verdad, aunque sea incómoda,
estás
liderando con el alma.
Cada
vez que elegís tu calma antes que la validación, tu esencia antes que la
tendencia,
tu
claridad antes que la comodidad…
el
mundo cambia un poco a tu alrededor.
Porque
la autenticidad no grita.
Irradia.
Y
el mundo necesita más de eso:
personas
que no repitan lo que está de moda, ni lo que todos hacen, sino que encarnen lo
que es verdadero.
Hoy
te invito a tomarte un momento para observar:
¿Desde
dónde estás actuando?
¿Desde
el alma o desde el eco del grupo?
Ser
fiel a uno mismo no siempre es fácil,
pero
es la única forma de vivir con libertad interior.
Gracias
por seguir caminando este viaje conmigo.
—Carolina

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