1º.- Porque se impide el nacimiento de un espíritu hermano nuestro que, como todos nosotros, necesita un cuerpo físico para experimentar en la Tierra y así obtener
conocimientos que elevarían su moral, su intelectualidad y su espiritualidad.2º.- Porque impide que se exprese la vida que
procede de Dios.
3º.- Porque impide que ese espíritu cumpla con su
destino preparado por los llamados en ocultismo Ángeles del Destino respecto a
esos padres.
Nosotros no somos el cuerpo físico pero como
espíritus evolucionantes que somos le necesitamos para progresar a través de
las experiencias a la vez que hacemos frente a las deudas del destino pasado y
los efectos de nuestros errores. Si no hay cuerpo físico no hay evolución como
tampoco aprende el niño que no estudia. Llevamos millones de años
evolucionando, siendo el mismo espíritu que renace con algo aprendido ya de sus
anteriores vidas. Si no fuera por el hecho de nacer la humanidad no existiría o
no se desarrollaría en ningún sentido.
De aquí que estas enseñanzas expliquen por qué
nacen genios que demuestran serlo desde niños. Es decir, desde que comenzamos
dicha evolución más allá de la prehistoria, hemos renacido infinidad de veces y
eso es lo que marca que el neandertal fuera un salvaje para nosotros
comparándole con lo que somos hoy. Sin embargo, el espíritu que comenzó a
renacer en aquel neandertal es el que hoy descubre nuevas tecnologías que
ayudan enormemente al resto de la humanidad. Y eso se relaciona con todos los
humanos sean de la raza o religión que sean puesto que todos somos espíritus
hijos de Dios aunque unos vayan más adelantados que otros en sentido
intelectual o espiritual
Por consiguiente, el espíritu no puede evolucionar
sin un cuerpo físico como tampoco lo puede hacer sin la muerte que le permite
deshacerse del cuerpo que ya no necesita porque ya ha extraído todo lo posible
del y porque envejece. Así que es la muerte la que nos permite asimilar los
frutos de la vida pasada y nos prepara una futura vida más fructífera con un
nuevo cuerpo físico.
El cuerpo físico nos sirve para experimentar aquí
en el mundo físico porque es a través de las experiencias como se obtiene
desarrollo mental, moral y espiritual. Pero una vez que le dejamos tras la
muerte, vamos al mundo de los sueños a extraer el beneficio de las experiencias
para así grabar en la conciencia lo que es bueno y lo que es malo para que en
la próxima vida escuchemos a la conciencia y actuemos más a favor del espíritu.
Pero el problema no es solo el del cuerpo físico.
El espíritu es una vida indiferenciada de Dios que tiene como destino final
desarrollar los poderes de su creador para hacerse a imagen y semejanza Suya.
Así que cuando se le impide renacer por un aborto, se está actuando contra las
Leyes Divinas de Dios. Hay dos principales leyes que trabajan con la humanidad,
la de Renacimiento y la de Consecuencia. Si se impide el nacimiento se anula y
se echa por la borda el trabajo de ese espíritu tras la última muerte y el
trabajo de una serie de entidades que preparan los futuros cuerpos y el futuro
destino donde tendrá que vivir en determinado lugar y de determinada forma, y
tendrá que relacionarse con una serie de personas con las que tiene deudas o
esas personas con ella.
Alguien puede pensar que hay que respetar la
voluntad y el libre albedrío de las personas y tienen razón porque, como el
ratón que tiene que llegar al queso a través del laberinto, es libre de elegir
el camino y equivocarse una y otra vez, pero el final se cumplirá lo que el
creador del laberinto quiera. Muchos matrimonios no pueden tener hijos y se
preguntan por qué si ellos están deseosos, pero no saben que están deseosos
porque después de la muerte aprendieron la lección de que eso no se debe hacer
porque es ir contra las Leyes de Dios y de la evolución. No los tienen porque
en otra vida los abortaron, los abandonaron o los maltrataron Ahora tienen que
pagar esa deuda que les llevará a desear con un gran amor tener algún hijo.
Francisco Nieto
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