Hay
mucho, mucho más en esta transformación de la mediana edad que sólo
"hormonas descontroladas".
Las
investigaciones sobre los cambios fisiológicos que se producen en la mujer
perimenopáusica revelan que, además del cambio hormonal que significa este
momento en el que se pone fin a la fertilidad, nuestro cuerpo - en concreto,
nuestro sistema nervioso- está siendo, literalmente, recableado.
Es
tan simple como esto: nuestros cerebros están cambiando. Los pensamientos de una
mujer, su capacidad de concentración, y la cantidad de “combustible” que
circula a los centros intuitivos en el lóbulo temporal de su cerebro, todo está
conectado a, y afectado por, los circuitos que se están reconectando.
Después
de trabajar con miles de mujeres que han pasado por este proceso, así como
experimentarlo en mí, puedo decir con mucha seguridad que la menopausia es una
emocionante etapa de desarrollo y, si transitamos por ella de manera
consciente, es una gran promesa para la transformación y la sanación de nuestro
cuerpo, mente y espíritu, en los niveles más profundos.
Hoy,
como mujer adulta de mediana edad, soy parte de una población que ha
experimentado un crecimiento sin precedente; sólo en los Estados Unidos hay
48,5 millones de mujeres en esta etapa. Este grupo ha dejado de ser invisible y
silencioso, es una fuerza que debería destacar por su educación, voz y
conocimiento sofisticado de la ciencia médica. Es decir, como un grupo decidido
a asumir el control de nuestra propia salud.
Pensemos
en esto: más de 48 millones de mujeres, todas transitando por la misma
actualización de circuitos simultáneamente. En virtud de los números absolutos,
así como por nuestra influencia social y económica, somos poderosas, y
potencialmente peligrosas para cualquier institución construida sobre el status
quo.
Mujeres
del “baby boom” (nacidas entre 1946 y 1964) son ahora el grupo más rico e
influyente en el mundo.
Es
claro que el mundo está cambiando, voluntariamente o no, junto con
nosotras.
Y,
en muchos aspectos, está cambiando para mejorar.
No
es casualidad que el movimiento contemporáneo de curación psico-espiritual esté
compuesto, en su mayoría, por mujeres en sus treinta, cuarenta, cincuenta y
sesenta años de edad.
Estamos
despertando en masa y empezamos a dar un mensaje muy necesario de salud,
esperanza y curación para el mundo.
Mi
experiencia personal, compartida con millones de mujeres, me dice que el
levantamiento perimenopáusico del velo hormonal –el ciclo mensual de hormonas
reproductivas que tiende a mantenernos enfocadas en las necesidades y
sentimientos de los demás-, puede ser a la vez liberador y perturbador.
La
tasa de separación matrimonial, divorcio y cambio vocacional en la mediana edad
nos confirma ésto.
Yo,
por mi parte, siempre me había imaginado casada toda la vida con el mismo
hombre, envejeciendo juntos.
Este
ideal había sido uno de mis sueños más apreciados.
En
la mitad de mi vida, como muchas otras mujeres, tuve que renunciar a mis
fantasías de lo que pensé que sería mi vida.
Tuve
que enfrentar, de frente, el viejo dicho acerca de lo difícil que es perder lo
que nunca realmente tuviste.
Significa
renunciar a todas tus ilusiones y es muy difícil.
Pero,
para mí, el problema era más grande que dónde y con quién quería
envejecer.
Era
una advertencia, que venía de lo más profundo de mi espíritu que me decía:
"Crecer...o morir”. Esas eran mis opciones. Yo elegí crecer.
Para
la mayoría de las mujeres, la identidad y la autoestima son generadas por
nuestras asociaciones y relaciones.
Esto
es cierto incluso para las mujeres que ocupan cargos laborales con mucho poder
y para las mujeres que han decidido no casarse. En contraste, los hombres por
lo general obtienen la mayor parte de su identidad y autoestima del mundo exterior:
el trabajo, los ingresos, los logros, los elogios.
Para
ambos sexos, este patrón cambia a menudo en la mediana edad.Las mujeres
comienzan a dirigir más de su energía hacia el exterior de la casa y de la
familia, lo cual puede aparecer como una gran fuente para explorar la expresión
creativa y la autoestima.
Mientras
tanto, los hombres de la misma edad -que pueden estar experimentando su propia
crisis de la edad media-, a menudo se sienten cansados del mundo, están a punto
de jubilarse, para enroscarse y escapar de las batallas del lugar de trabajo.
Pueden sentir que sus prioridades cambian hacia adentro, hacia la casa, el
hogar y la familia.
La
mujer en la menopausia, que se está convirtiendo en su propia reina, se
encuentra en una encrucijada de vida entre el camino que siempre ha conocido y
uno nuevo que ha empezado a soñar.
Una
voz desde el camino viejo (en muchos casos es la voz de su esposo) le ruega que
se quede en su lugar: "Envejece conmigo, lo mejor está por venir".
Pero
desde el camino nuevo otra voz la llama, le implora que explore aspectos de sí
misma que han estado latentes durante los años que dedicó a cuidar a los demás
y centrarse en sus necesidades.
Ella
se está preparando para darse a luz a sí misma, y como muchas mujeres ya saben,
el proceso del nacimiento no puede ser detenido sin consecuencias.
Preocuparse
por los demás y buscar pasiones personales inexploradas no son necesariamente
opciones mutuamente excluyentes, pero nuestra cultura nos hace creer que es
así, siempre apoyando la primera opción en detrimento de la segunda.
Esto
es una parte de lo que convierte la transformación de la mitad de la vida en un
desafío – que yo conocí demasiado bien.
Durante
la mayor parte de la historia de la humanidad la gran mayoría de las mujeres
murieron antes de la menopausia. La esperanza media de vida de una mujer en
1900 era sólo de cuarenta años.
Para
aquellas que sobrevivieron, la menopausia fue experimentada como una señal de
deterioro físico inminente e inevitable.
Pero
hoy, con la esperanza de vida de la mujer a los ochenta y cuatro años, es
razonable esperar que la mujer no sólo viva treinta o cuarenta años más después
de la menopausia, sino que sea vibrante, fuerte e influyente también.
La
menopausia que tú experimentarás no es la de tu madre (o abuela).
Las
mujeres de la generación de la Segunda Guerra Mundial, cuyos modelos femeninos
de conducta tienden a ser como June Cleaver en “Leave It to Beaver”, tenían un
entorno social y político totalmente diferente en el cual hacer su transición.
La menopausia (como la menstruación) no se discutía en público.
Hoy
en día esto ya no es así.
Al
romper este silencio también estamos rompiendo las barreras culturales, de
manera que podamos entrar en esta nueva fase de vida con los ojos muy abiertos
-en compañía de más de 48 millones de mujeres con quienes estamos emparentadas;
todas transitando simultáneamente por la misma transformación.
Y,
como pronto descubrirás, los cambios que se producen en las mujeres de mediana
edad son similares a la planta de energía en un tren de alta
velocidad revolucionando nuestra sociedad a la velocidad del rayo hacia
lugares que aún no hemos explorado.
La
decisión de subir a bordo de este tren en movimiento o de hacerte a un lado
para dejarlo pasar, jugará un papel importante en qué tan lejos vayas y cómo te
sientas en el camino que resta.
Al
final, he encontrado que este viaje vigoriza, estimula y mejora la salud. Y sé
que no estoy sola.
Una
encuesta de 1998 de Gallup, presentada en la reunión anual de la North American
Menopause Society, mostró que más de la mitad de las mujeres estadounidenses
entre las edades de cincuenta y sesenta y cinco años se sienten más felices y
satisfechas en esta etapa de vida.
En
comparación a cuando tenían veinte, treinta o cuarenta años, ellas sienten que
sus vidas han mejorado en muchos aspectos, incluyendo la vida familiar, los
intereses, las amistades y la relación con su cónyuge o pareja.
En
otras palabras, la visión convencional de la menopausia como una transición de
miedo que anuncia "el principio del fin" no puede estar más lejos de
la verdad.
Así
que no importa lo que está sucediendo en tu vida en este momento, no te
desanimes.
Por
favor, únete a mí-y a los millones de personas que han venido antes y que
vendrán después- para transformar y mejorar nuestras vidas, y en última
instancia, nuestra cultura, a partir de entender, aplicar y vivir la sabiduría
de la menopausia…y más.
Carta
de la Dra. Northrup
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