Estamos en el mes de Sagitario, en cuyos amaneceres se dice que nacen los dioses. Es un mes que carga una energía muy auspiciosa para disolver la ilusión de creernos separados de la vida universal.
Estamos inmersos en un mundo material y solemos olvidar que también participamos en otras dimensiones de la existencia, que nuestra alma es una partícula del Alma Universal, que nuestra naturaleza básica es solar y que vinimos a este mundo a cambiar y transformar su sustancia, en otras palabras, a redimirla.
Cuando
a través de la meditación, penetramos los mundos internos, subjetivos, el mundo
se nos crece. Da la sensación de que el mundo se expande, pero lo que en
realidad se expande es nuestra conciencia.
Expandir
la conciencia es como ponerse unos lentes nuevos y descubrir lo que siempre
estuvo presente pero que no existía para nosotros porque quedaba sin
percibirse. Es ver por primera vez un mundo que está impregnado de divinidad,
es descubrir el esplendor de la existencia y la luz oculta en cada átomo de
materia. Es llenar de divinidad esas partes de uno mismo que quedaron como
desconectadas de su fuente y se perciben opacas porque no vemos su luz interna.
Busquemos
el recuerdo de quien en verdad somos, está oculto en nuestro corazón. Es
importante que nos reconozcamos como la fuerza salvadora que vino a redimir la
sustancia de este mundo. Nosotros, almas solares, nos revestimos de su materia,
descendimos a la Tierra y tenemos un cuerpo físico, un cuerpo emocional y un
cuerpo mental compuesto por átomos de materia irredenta.
Nosotros,
almas solares descendimos con la ayuda de los pitris lunares que nos ofrecieron
los cuerpos para poder estar aquí. Pero somos el sol, la luz del mundo, los
Prometeos, partículas del Alma Universal, o como se dice en los Vedas, la
Persona Cósmica.
Podemos decir que el Sol se vistió de Luna.
Hay
un secreto en la Materia y es que en guarda en su seno la Luz del Espíritu.
Y nosotros, la humanidad tenemos la misión de redimirla, que no es otra
cosa que dejar salir la Luz que tiene escondida. Transformar esa sustancia
opaca y hacerla transparente para que su Luz pueda ser liberada. Tarea que
puede realizarse con la Luz de las almas solares expresando su verdadera
esencia, su cualidad sobresaliente, el Amor más grande y puro.
El
Padre (espíritu) emanó de si a la Madre (materia). El hijo (la conciencia) que
surge del amor crea el puente que los une y hace que la Madre exprese la Gloria
del Espíritu en lo más denso del Universo.
Redimir
con amor la sustancia de nuestros cuerpos físico, emocional y mental es parte
de la tarea encomendada a la Humanidad. Redimir las pequeñas vidas lunares
recordándole amorosamente que la muerte no existe, que la rebeldía no es
necesaria, que no teman a la Luz, que Ellas también son el Sol.
Trabajemos
juntos en la redención planetaria. Busquemos la redención de las pequeñas vidas
que componen nuestros cuerpos. Trabajemos desde el corazón, con amor. Que la
luz de Sagitario nos ayude y podamos ser redentores de nuestra propia
sustancia.
Que
juntos podamos percibir al Dios que nos habita y que habita cada partícula de
este universo. Es mi mas ferviente deseo para cada uno de ustedes, mis
hermanos.
Con
el amor grande y eterno del alma,
Carmen
Santiago – fdnpcaracas@gmail.com
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