Monica y Michael Berg.
Hay
muchísimas razones por las que nos sentimos solos a veces. Como seres humanos
que somos, dependemos de la conexión con otras personas, pero podemos sentirnos
perdidos a la hora de hallar tales conexiones o mantenerlas una vez
encontradas. Es fácil sentirse desconectado de todo, en especial de uno
mismo.
Si bien es normal sentirse solo de vez en cuando, la soledad crónica puede tener un profundo impacto en nuestra salud mental y física. La soledad está asociada a un mayor riesgo de cardiopatía coronaria,
hipertensión, accidente cerebrovascular, demencia, depresión y ansiedad. La soledad no es solo un problema emocional, es un problema de salud.Todos
sentimos soledad en un momento u otro, pero tenemos el poder de cambiarlo.
Existe un proceso para cultivar una relación más fuerte con nosotros mismos y
con quienes nos rodean, a fin de alcanzar una mayor plenitud y alegría en la
vida.
He
aquí cuatro pasos para combatir la soledad:
1. Sé consciente de los pensamientos negativos que tienes sobre
ti mismo.
Hay una gran diferencia entre la soledad y estar a solas. Estar a solas es
elegir apartarse y usar ese tiempo para reflexionar o disfrutar de tu propia
compañía. La soledad, en cambio, es una sensación de aislamiento que persiste
aunque estés con otras personas. Es sentir que ni siquiera eres tu propia
compañía y que no tienes consuelo pasando tiempo contigo mismo.
Hay
personas que se sienten solas pero les resulta casi imposible salir de ese
lugar, incluso con conexión social, porque son muy poco consideradas consigo
mismas. Nuestras almas están hechas de un potencial infinito, y cuando dejamos
de reconocer esto, nuestros pensamientos se desalinean con la parte más
auténtica de nosotros mismos. Esta es la esencia de la soledad.
Todo
empieza por uno mismo. Tus pensamientos determinan tu realidad. Antes de que
puedas ser buen amigo para los demás, tienes que ser buen amigo para ti mismo.
¿Dónde están tus pensamientos? ¿Son amables y considerados? ¿Te apoyan y te
consuelan?
2. Conéctate con el poder superior que te protege, te guía y te
ama.
Uno de los beneficios del camino espiritual es que nos ayuda a desarrollar la
conciencia de que siempre estamos rodeados por una fuerza amorosa. No caminamos
solos por la vida, sino en unión con un poder superior que nos apoya.
Cuando
comprendes que esta fuerza está siempre contigo, te das cuenta de que en
realidad nunca estás solo. Hay un sistema de apoyo para ti que te ama y quiere
lo mejor para ti. Dedica tiempo a reconocer que hay una fuerza que te protege,
te guía y te ama. Esto no reemplaza completamente la necesidad de interacción
social, pero puede ayudar a traer paz interior y aceptación.
3. Esfuérzate por tener al menos una interacción al día que
beneficie a alguien más.
Normalmente, cuando consideramos tomar un café con alguien o ir a su fiesta,
pensamos: “¿Cuál es el beneficio para mí? ¿Qué alegría o diversión voy a
obtener de la experiencia?”. Si bien esa es una parte normal de nuestras
relaciones, una de las herramientas más poderosas para prevenir la soledad es
tener al menos una interacción cada día que sea en beneficio de otra persona.
Esa
interacción no tiene por qué ser con alguien muy cercano. De hecho, ¡puede ser
con un completo desconocido! El objetivo es salir de tu marco personal para
conectarte con alguien cada día. Pregúntate: “¿Dónde estoy compartiendo con
alguien porque sé que le aporta un beneficio, en lugar de hacerlo porque
extraño a esa persona o porque me siento bien cuando estoy con ella?”. Cuanto
más te pongas al servicio de los demás, más crecerás.
4. Entiende que apoyarte en los demás no te hace débil: es una
parte importante de tu crecimiento espiritual.
En nuestra sociedad se valora mucho la autosuficiencia y la individualidad.
Esto está tan arraigado en nosotros que a veces pensamos que en realidad no
necesitamos la ayuda de los demás. Esto puede disuadirnos de apoyarnos en los
demás. Es incómodo abrirnos y pedir ayuda, pero también es una parte importante
de nuestra existencia. Ser autosuficiente no cambia cuánto necesitamos también
a los demás.
Una
de las enseñanzas espirituales fundamentales es que todos estamos conectados.
Lo que no podemos hacer solos, lo podemos hacer con la ayuda de los demás. Para
prosperar en todos los aspectos de nuestro ser, emocional, mental, física y
espiritualmente, necesitamos estar en interacción y conexión relativamente
constantes con los demás.
Acércate
a las personas que te importan, preséntate a tus vecinos y conversa con
compañeros de trabajo que puedan estar pasando por un mal momento. Elige
siempre interactuar en lugar de no hacerlo. Puede que no siempre salga bien,
pero siempre te beneficiará.
La
soledad no tiene que ser debilitante. Mediante nuestro trabajo espiritual,
podemos manejar y superar los sentimientos de soledad. Sé considerado contigo
mismo, conéctate con un poder superior, busca interacciones altruistas y
permítete contar con la ayuda de los demás. Con práctica y dedicación, puedes
encontrar la paz interior que da el saber que no estás solo en este mundo.
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