Centro Holística Hayden

Escuela de Autoconocimiento personal y espiritual

Master Reiki Usui - Master Reiki Karuna - Master Reiki Egipcio Seichim - Terapeuta Holística - Facilitadora espiritual - Numeróloga Evolutiva Humanista.

A través de estas herramientas te encuentras con tu verdadero Ser...aqui estamos....esperando darte la mano.........

28 de julio de 2023

LA BELLEZA QUE CAUTIVA

Bajo la Constelación de Cáncer cuyo lema es: “Construyo una casa iluminada y en ella habito” me viene a la mente las maravillas de nuestra casa grande, la Madre Tierra. Aquí en este planeta, la belleza nos rodea. No entiendo cómo nos hemos podido apartar tanto, viviendo en ambientes artificiales y aislados de su benéfico magnetismo. ¿Has notado que cuando te acercas al mar, vas a la montaña o estás de alguna forma sumergido en la belleza de la naturaleza, entras en contacto contigo mismo? ¿Qué algo se mueve dentro de ti y de alguna forma te llama? Es la Madre que te invita a sumergirte en lo profundo de tu ser a través de su belleza y te muestra el sendero que está abierto de par en par para ti.

Cuando puedes sumergirte en esta magia, es el alma que mira a través de ti y habilita en tu interior un sendero de contacto contigo mismo, con quien eres en verdad. Podríamos llamarle el yoga de la Madre que te cautiva con su belleza y te sumerge en estados de conciencia en donde se te hace fácil sentir, no pensar, sentir lo que eres en verdad. La conciencia inmortal y eterna que vive sumergida en la materia.

La clave para este yoga es la observación. Busca siempre este sublime contacto, ya sea una montaña, el mar, el glorioso reino vegetal, el cielo, cualquier expresión de belleza que la Madre te ofrece a cada momento y déjate seducir por su belleza. Observa atentamente y sumérgete en la belleza que la vida te ofrece. Tu capacidad de mirar crecerá y encontraras belleza por doquier.

Para mí, las altas montañas son lugares que la Madre nos ofrece para que nos guíen hacia los más elevados estados de conciencia. Nos señalan la dirección y nos invitan, con su belleza a subir a las zonas más elevadas de nuestra conciencia.

Cuando me mudé a Caracas, dejando atrás la isla del encanto, la bella Borinquen y su majestuoso mar Caribe, Caracas me resultaba agresiva y amenazante. Añoraba el olor del mar, el sonido del coquí y su verde esmeralda. Me tomó un tiempo acostumbrarme y quererla. Cuando por primera vez trepé el Monte Ávila, todo cambió. Esa montaña, tan potente y tan hermosa, que custodia todo el valle de Caracas y alcanza una altitud de 2,765 metros me cautivó el corazón. Comprendí por qué a Caracas la llaman la sucursal del cielo, empecé a sentir un gran amor por la tierra de Bolívar y a pesar de que ya no estoy ahí, la imagen del Ávila me acompaña siempre.

Estando en el norte de la India, en la ciudad de Darjeeling otra montaña se metió muy dentro de mí. La ventana del cuarto del hotel en donde nos quedamos nos la dejaba ver. Con mis dos hermanas argentinas, Marta y Elda meditamos y en esos estados de conciencia internos, imaginamos, experimentamos o simplemente sentimos que fuimos al interior de esa montaña en donde encontramos un lugar muy sagrado impregnado de resplandores dorados. Vuelos del alma que no se olvidan. Muy impresionadas por la experiencia peguntamos y supimos su nombre y su importancia para los habitantes de esa zona que la consideran la montaña más sagrada de los Himalaya. Es la tercera más alta del mundo, (8,586 m) de nombre Kanchenjunga. Han pasado muchos años, pero su recuerdo sigue vivo en mi corazón y de tanto en tanto siento su llamado.

Y como no mencionar al Monte Shasta donde experimenté, hace ya tantos años, la magia del silencio y pude captar lo que se logra simplemente con observar. Siete veces me he sumergido en su magia. Siempre la consideré un lugar de retiro, un templo de la naturaleza. Fue muchos años después de mi primera visita a Shasta que supe, por la información dada por el Maestro P. Kumar que Mt. Shasta es una expresión de Shambala.

En el sur de la India se encuentran las montañas Nilaghiris. Sentí su llamado sin conocer casi nada de ellas. Respondí y tuve la suerte de visitarla en dos oportunidades. La segunda vez la magia se desbordó y tuvimos, mi amiga Gladys y yo, momentos que quedarán grabados para siempre pues se convirtieron en puertas abiertas a dimensiones sutiles, esas que tienen la virtud de dejar grabado en el corazón senderos de luz.

Comparto estos recuerdos contigo con el deseo de que puedas encontrar ese encanto de la naturaleza, eso que encontré en estas montañas. Ellas me enseñaron el arte de observar, me mostraron el rostro de la Madre. De ahí mi historia de amor con ellas.  

Que encuentres el sendero espiritual que la Madre ha dejado para ti a través de la belleza que te rodea y puedas observar el milagro de la vida que está sucediendo a tu alrededor.

Con el amor del alma, Carmen Santiago

No hay comentarios:

Publicar un comentario