Centro Holística Hayden

Escuela de Autoconocimiento personal y espiritual

Master Reiki Usui - Master Reiki Karuna - Master Reiki Egipcio Seichim - Terapeuta Holística - Facilitadora espiritual - Numeróloga Evolutiva Humanista.

A través de estas herramientas te encuentras con tu verdadero Ser...aqui estamos....esperando darte la mano.........

6 de julio de 2023

¿QUÉ TE HACE FELIZ?

José Stevens

Empieza por preguntarte qué te hace feliz, y solo mira qué surge. Generalmente aparece una gran variedad de respuestas. Mi perro me hace feliz. Los días claros y soleados me hacen feliz. La lluvia me hace feliz. Mi cónyuge me hace feliz. El buen sexo me hace feliz. La buena comida me hace feliz. El arte hermoso, la buena música, las flores, me hacen feliz. La consideración me hace feliz. Ser amado y respetado me hace feliz. El elogio y el reconocimiento me hacen feliz. Un coche nuevo me hace feliz.  Bueno, esta lista podría seguir y seguir, como probablemente podrás ver. Si todas estas cosas me hacen feliz, yo

debiera estar feliz todo el tiempo, o al menos buena parte del tiempo, ¿no es así? Desdichadamente, no es así. Al inspeccionar más de cerca la expresión de la pregunta, vemos algunos problemas. Por empezar, la parte “me hace” es problemática, porque implica que soy receptor pasivo de la felicidad y  son las situaciones y los objetos allí afuera en el mundo las que me conducen a estar feliz.

Aparentemente, las experiencias exteriores a mí son las principales responsables de mi felicidad, como si la felicidad viniera con las situaciones o los objetos de por sí. Hay otro problema en cuanto esas cosas – así llamadas – que me hacen feliz son poco confiables y no garantizan hacerme feliz. Puedo sentirme feliz por un ratito y luego llega algo que parece hacerme desdichado. Estoy jugando con mi perro y recibo una llamada telefónica con malas noticias y mi perro ya no me hace feliz. Con este escenario, no hay confiabilidad con respecto a la felicidad. La felicidad se vuelve algo que persigo y puede que encuentre brevemente, pero luego se va y tengo que trabajar duro para recuperarla, a través de una de esas cosas o experiencias no confiables. No es un buen sistema en absoluto. Si describiéramos este sistema de encontrar felicidad  en la Tierra a algún marciano, podría pensar que esta es una manera loca e ineficiente de encarar las cosas, demasiado plagada de problemas.

¿Cómo puede una cosa, evento, situación o experiencia, causar que suceda algo que sea realmente una experiencia interior, un aspecto de tu percepción conciente? Podrías decir que el objeto o experiencia que causa tu felicidad fue simplemente un catalizador, pero no garantizaría ser una causa. ¿No es la felicidad algo que ya posees? ¿O está completamente ausente hasta que te es dada por – digamos – una experiencia, como si la experiencia tuviera una carga de felicidad que pudiera  descargar sobre tu regazo o tu mente? ¿Las situaciones y los objetos realmente llevan felicidad para dar? Podríamos hacer la pregunta más biológica y decir que ciertas experiencias, objetos o eventos, desencadenan una cascada de sustancias químicas en el cerebro a las que llamamos sentimiento de felicidad. Eso más a menos nos reduce a los humanos a una química que de algún modo evolucionó desde la sopa primordial. Supongo que es posible, pero no satisface y no es probable porque implica que el cuerpo es la cosa que produce la experiencia que llamamos consciencia o percepción conciente. ¿Cómo algo tan increíblemente vasto como la consciencia o la percepción conciente se derivó de una carne inconsciente que alimenta a los gusanos cuando muere el cuerpo? Hay evidencia abundante de que la consciencia no está confinada al cuerpo y ni siquiera depende de él. La gente ha informado de una percepción conciente asombrosa incluso después de ser declarado clínicamente difunto, y por supuesto está toda esa evidencia inconveniente de personas que están enterados de  cosas que están sucediendo a millas de distancia, como en visión remota, incluso al ser colocados en una jaula de Faraday.

Podríamos ir a los maestros iluminados, los grandes maestros espirituales del mundo, y ver lo que ellos tienen para decir sobre la felicidad. En primer lugar, hay en ellos un consenso general de que el cuerpo solo existe en nuestra imaginación basada en recuerdos, sensaciones, percepciones y demás, ninguna de las cuales se puede probar realmente. Dirían que la consciencia preexistía al cuerpo humano y lo produjo, y no al revés.  Dicen que la consciencia, la percepción conciente o el puro ser, es ilimitada, eterna y no es personal. No creo que yo quiera discutir con esos maestros exaltados a través de las edades.

Más aún, ellos dirían que la felicidad es una condición de la consciencia, un flujo natural de percepción conciente no contaminado por el pensamiento dualista. Lo que esto significa es que ya existe dentro de nosotros porque es un producto de la consciencia pura o el ser, que no depende de un cuerpo para experimentarla. Eso es una conclusión radical y antigua. Además, esto significa que la felicidad no puede ser producida por cosas que son limitadas, que no son eternas e ilimitadas, porque la felicidad solo puede venir de lo que es eterno e ilimitado. De otro modo solo tienes una versión muy limitada de la felicidad que podríamos llamar placer corporal, lo que viene y se va y no es confiable.

Entonces, si digo “ella me hace feliz”, esto no puede ser posible que sea así, porque en la esencia yo ya soy feliz; solo me distraje por mis creencias y pensamientos. Pensé que la felicidad proviene de ciertas cosas como la comida, la bebida, mi perro, las buenas películas, los elogios, etc. Creí que tenía que buscar la felicidad, en realidad, perseguirla.  Que depende de estar en compañía de este hombre o esta mujer, o de tener este buen trabajo, ganando buen dinero, o cualquier número de cosas que debo perseguir para ser feliz. Me las arreglo para encontrarla, sentirme feliz por unos pocos momentos, horas, y luego la felicidad se va porque esta misma persona compañera me molesta, o tiene mal aliento, o se interesa por otra persona. Entonces persigo la felicidad en una botella, o en las drogas, o ganando dinero o teniendo poder, etc., y nunca pregunto si es duradera.

Pero ¿por qué estas cosas me hacen feliz, incluso por breve tiempo? La respuesta sencilla es que no lo hacen. Cuando finalmente experimento buen sexo con una pareja ideal, la persecución termina y por breve tiempo estoy lo bastante relajado y libre de estrés como para experimentar la felicidad que ya está dentro de mí. Lo mismo sucede con un gran sueldo, la diversión con el perro, una buena película, el trago fuerte, la píldora, el coche nuevo, etc. Sin embargo, estoy tan hipnotizado por mi domesticación, por mi cultura y programación, que no consigo notar este simple hecho. Pienso que la felicidad está fuera de mí. No que ya está dentro de mí, como debe ser si entiendo que no hay división ni separación, ni pensamiento dualista. De hecho, la felicidad no es un producto del pensamiento en absoluto. La felicidad no tiene ningún sentido. Solo es. Solo es. La felicidad es una expresión del Espíritu dentro de mí.  Nunca se fue a ninguna parte, nunca se perdió, nunca estuvo ausente de ninguna manera. ¡Vaya! ¿Cómo puede ser? ¿Qué hay de esa depresión suicida que sentía cuando mi ex me dejó, o cuando me despidieron de mi trabajo? Esa depresión suicida fue una distracción, basada puramente en pensamientos y creencias que conforman el cuerpo de dolor, una colección miserable de conclusiones falsas y de ignorancia pura y simple de qué soy y quién soy y de qué es la realidad.

Esto solo tiene sentido si entiendo que la condición del Espíritu, Dios, el Creador, o como quiera llamar a la fuente de la vida, es la felicidad misma, es amor, es belleza, es el entendimiento último. Esta percepción conciente que llamo mía, no es exclusivamente mía. Mi ser no es una experiencia privada personal opuesta a tu ser. Son una y la misma, en su origen. Hay una sola consciencia, una percepción conciente, un ser. Participo en eso pero no es mío exclusivamente y eso es lo maravilloso y asombroso.  Si yo estuviera verdaderamente separado, seguramente estaría jodido, porque no puede haber felicidad en el engaño de la separación. Eso es la miseria misma. Pero puedes preguntar, ¿y qué hay de todos esos arrastrados y estúpidos con quienes me las tengo que ver diariamente, sobre los que leo en las noticias, y demás? ¿Los que están arruinando todo? ¿Qué hay de ellos? Bueno, considera esto: así como el Espíritu es todo uno, así lo es el ego, la falsa personalidad que cree en la separación. Hablamos de nuestro propio ego, con el que luchamos como si fuera un asunto privado. No es un asunto privado. La razón por la que reconocemos el odio, el narcisismo, el egoísmo, la estrechez mental, la intolerancia, y demás, en otras personas, sugiere que nosotros también somos así cuando venimos de ese lugar egoico. Somos todos parecidos; solo aparecemos como diferentes. Es un pensamiento que asusta. Bueno, tal vez también consuela, porque significa que nunca estamos solos.

 

Somos un ser con muchas expresiones. Podemos enfocarnos en las muchas expresiones y dejar de ver que  vienen de la misma fuente, o podemos reconocer la fuente que es la misma, y descubrir que la miseria es realmente un engaño. Es como una habitación oscura antes de que se encienda una luz. Enciende la luz. Esto puede ser resumido en un aforismo: “Si supieras que estabas siendo lo que el Espíritu quiere que seas, serías feliz. Estás siendo así. Sé feliz.”

©  Reservados todos los derechos para  www.thepowerpath.com

Traducción: M. Cristina Cáffaro

www.traduccionesparaelcamino.blogspot.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario