¿Qué partes de ti amarás hoy?
El
amor no es sólo un sentimiento. Los sabios creían que el amor es la fuerza
singular del universo, que toda la creación surge del amor y que cada cosa
hermosa que creas en tu vida proviene del amor. El amor es una fuerza de la que
no puedes escapar, como la gravedad. Es invisible, pero omnipresente.
El amor ejerce una atracción irresistible sobre nosotros, llevándonos a actos de valentía y locura más allá de nuestra imaginación más salvaje. Pero a diferencia de la gravedad, sobre la cual no puedes hacer mucho (por ejemplo, no puedes levitar sin cultivar una maestría
extraordinaria), el amor es la fuerza que usas para co-crear con la luz o consciencia primordial. Cuando descubres esto, aprendes a soñar un nuevo mundo.Para
los chamanes de nuestra tradición, el amor no es solo un sentimiento, sino
también una gran fuerza. Es lo que siente el jaguar por el venado que caza para
alimentar a sus cachorros, o lo que siente una flor por la luz y el rocío de la
mañana. Es el arcoíris después de una lluvia.
Y
sobre todo, el amor es el poder consciente, inteligente, y sabio de la luz
primordial– aquella luz que llamamos Gran Espíritu, y que al llamarla nos
responde.
Este
es el contrato que el chamán tiene con el Gran Espíritu: uno llama, y nos
responde, cada vez. Pero el otro lado de este acuerdo es que cuando el Espíritu
nos llama, entonces uno debe responder. Y sabemos que el Espíritu va a insistir
en que escuchemos…
Vamos
a encontrarnos con bloqueos y dificultades hasta que hagamos caso a esa voz
interna que nos invita a vivir de una manera más auténtica y valiente. Para
poder co-crear con el Gran Espíritu debemos soltar las fantasías que vienen
desde la hérida y la inmadurez (como por ejemplo que vamos a encontrar a la
pareja perfecta sin que uno mismo tenga que hacer el trabajo de convertirse en
una pareja adecuada).
¿Cómo
reconocemos cuando estamos viviendo bajo el hechizo de una fantasía? Podemos
reflexionar si nuestros sueños están bajo condiciones. Por ejemplo: Cuando (tenga tenga suficiente dinero, cuando me
retire de mi trabajo, cuando mis hijos estén grandes) entonces (voy a dedicarme a mi verdadera vocación,
voy a honrar mi cuerpo con una mejor alimentación y ejercicio, voy a estar
satisfecho, o lo que sea el anhelo del alma).
Pero
a la vida no le gustan estas gangas… Comenzamos a despertar de las fantasías
cuando le damos la vuelta a las condiciones y ponemos nuestros anhelos en
primer plano… Por ejemplo, si el contrato limitante tiene que ver con esperar a
que los hijos crezcan para dedicarse a su verdadera vocación, entonces al darlo
vuelta queda de esta manera
Me
dedico a mi verdadera vocación y mis hijos van a crecer con ese regalo.
Cuando
le digo que sí al Gran Espíritu y estoy dispuesto a hacer los cambios
necesarios en mi vida, el camino comienza a mostrarse, no solo con los desafíos
a los cuales le teniamos miedo pero con todas las oportunidades de co-crear un
sueño que antes ni podíamos imaginar.
Con
amor,
Alberto
y Marcela
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