La conciencia es el suelo de la mente y contiene todo tipo de semillas.
Por ejemplo, está presente la semilla de la ira. Si bien en este momento
no nos sentimos enfadados, eso no quiere decir que la semilla de la ira no esté
en nosotros. Al momento de sentirnos molestos, se manifiesta.
De esta misma forma, tenemos en nuestro interior todo tipo de semillas.
Están las semillas negativas, como la ira, el miedo, el dolor, y también se
encuentran las semillas positivas, del amor, la compasión y la alegría.
Esta metáfora de Thich Nhat Hanh sobre el regado selectivo ilustra
uno de los objetivos en la práctica de la meditación mindfulness.
El regado selectivo
En esta metáfora, Thich Nhat Hanh nos ofrece una imagen que se vuelve
más clara mediante la práctica de la meditación. No se trata de
intentar eliminar las semillas negativas que hay en nosotros, o de ignorarlas,
sino que elegimos no regarlas. La totalidad de las semillas son nuestra
consciencia, son parte de nosotros y también son necesarias para que
florezcan las semillas positivas.
Es el principio de no-dualidad budista. Las semillas de la tristeza, del
dolor son materiales con los cuales nacen las flores de la comprensión, del
amor y de la alegría. No puede haber alegría sin tristeza, pero eso no quiere
decir que reguemos el dolor.
Hoy elegimos regar la alegría, el amor, la paz, las semillas positivas
que hay en nosotros. Simplemente, al sentir que van a manifestarse las semillas
negativas, hacemos un ejercicio de respiración
consciente o damos un paseo meditativo.
“Es como un jardinero. Él sólo quiere tener flores, sin basura en su
jardín. Pero es una necesidad para una flor convertirse en basura. No se puede
mantener una flor viva para siempre jamás.
Habrá un momento en que una flor se ha convertido en basura. El amor en
nosotros es así también. Pero un buen jardinero orgánico no tiene miedo de la
basura, porque sabe perfectamente cómo transformar la basura de nuevo en
flores. Ambos, flores y basura, están hechos de materia orgánica. Las
formaciones mentales también son orgánicas. Esto es muy interesante: todas
nuestras formaciones mentales son de naturaleza orgánica. Es por ello que
podemos transformarlas.
El amor puede transformarse en odio. Pero si tienes odio, no tengas
miedo. Aprende, aprende a transformar el odio de nuevo en flores…”
Thich Nhat Hanh
“Las semillas de la negatividad siempre están aquí, pero también hay
semillas muy positivas, como las semillas de la compasión, la tolerancia y el
amor… La práctica de la mirada profunda nos permite identificar las semillas positivas
que a diario queremos regar y aprender a no regar las negativas. Este es el
“regado selectivo”.
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