por Prem Rawat.
He viajado muchas veces por todo el mundo hablando de la paz. Y la gente me pregunta: “¿Cómo va a ser posible la paz?”. Yo les contesto: “Quizá tú tengas diez razones por las que la paz no es posible: hay demasiada codicia, hay demasiada gente que pasa hambre… Pero yo tengo 6.700 millones de razones por las que debería haber paz en la Tierra, ya que ésa es aproximadamente la población del planeta”.
Yo tengo el mismo interés que tú, busco lo mismo que tú y mi sueño es el mismo que el tuyo. Y somos nosotros, las personas, quienes podemos impulsar un cambio en lo que respecta a la paz en la Tierra. Hemos dependido de las instituciones durante demasiado tiempo. Las instituciones nos pueden proporcionar
prosperidad, formas de prosperar en lo exterior. Pero cuando se trata de sentir
paz en nuestro interior, la responsabilidad recae sobre nosotros. He ido de
pueblo en pueblo. He visto pobres y he visto ricos. Esas diferencias las crea
la sociedad, son los lentes que ella nos da: “Mírame. Soy rico, soy pobre; soy
alto, soy bajo; soy una mujer, soy un hombre; soy culto, soy inculto”. Esas
divisiones han hecho que las personas se alejen unas de otras, en lugar de
unirse. Fíjate en la situación del mundo. Hoy en día hay más gente culta que
nunca, y mira lo que hemos conseguido con eso. Si la solución está en algún
lugar, ése es, y siempre ha sido, dentro de nosotros. Es a los seres humanos a
quienes corresponde traer la paz, ser bondadosos con los demás. La paz y la
búsqueda de la paz seguirán existiendo. Las personas son las pequeñas semillas
que, cuando germinen, llevarán la causa de la paz por este mundo.
¿Qué es la paz? La gente piensa que si todo el mundo tuviera comida,
habría paz. Perdona, ¿quién crea la comida? ¿Acaso es la gente? No, nosotros
podemos plantar las semillas, pero es la naturaleza la que hace el trabajo. La
naturaleza es la que hace que crezcan los árboles y haya fruta. ¿Acaso la
naturaleza tiene preferencia por algún idioma? ¿O por cualquiera de las
divisiones que hemos creado? No. ¿Se podría alimentar a toda la gente de este
mundo? Sí. ¿Qué es lo que se necesita? Bondad.
Hay un dicho: “Si eres fuerte, deberías ser bondadoso. Si eres inteligente, deberías ser sencillo. Si eres rico, deberías ser humilde”. Estoy de acuerdo. La bondad que debería existir está en el corazón de las personas, pero el escepticismo la oculta.
Algunos dicen: “Si todos los niños fuesen cuidados, habría paz”. Dios cuida de cada niño durante los nueve meses que permanece en el vientre de su madre. El problema no empieza ahí, sino cuando el bebé llega a nuestro mundo. Durante esos nueve meses ha tenido comida, agua, ha podido dormir… todo está perfectamente cuidado.
Yo no he venido aquí para darte paz, sino para comunicarte que la paz existe dentro de ti. Empieza a pensar en ello, eso es todo. Los sedientos encontrarán el agua, porque tienen sed. Pero si no la tuvieran, podrían estar junto a un lago y no habría ninguna diferencia en absoluto.
Lo que digo es que conozcamos el sueño de nuestro corazón de acceder a esa agua cristalina. No sólo podemos beberla, sino bañarnos en ella. Ése es el sueño; ésa la posibilidad. Paso a paso. Hay gente que me dice: “¡Dame un poco de paz!”. ¿Cómo puedo darte lo que ya tienes? Esa paz ya está dentro de ti. Lo que debe cambiar es la actitud: debes decidir si la paz es una posibilidad o no. Yo ya lo he decidido en lo que a mí respecta.
Sí, la paz es una posibilidad. Los tambores de la paz llevan sonando sobre la Tierra desde hace muchísimo tiempo. Tu fuerza radica en comprender tu sed, tu necesidad de estar en esa alegría, en esa felicidad. Hay una dimensión dentro de ti que es mayor que todo lo que ves en el exterior. Tú eres más que la suma de todo lo malo que sucede en tu vida. La paz está en tu interior incluso en medio de la agitación, y tú puedes sentir esa paz. Todo empieza cuando comprendes tu sed de ella.
Hay un dicho: “Si eres fuerte, deberías ser bondadoso. Si eres inteligente, deberías ser sencillo. Si eres rico, deberías ser humilde”. Estoy de acuerdo. La bondad que debería existir está en el corazón de las personas, pero el escepticismo la oculta.
Algunos dicen: “Si todos los niños fuesen cuidados, habría paz”. Dios cuida de cada niño durante los nueve meses que permanece en el vientre de su madre. El problema no empieza ahí, sino cuando el bebé llega a nuestro mundo. Durante esos nueve meses ha tenido comida, agua, ha podido dormir… todo está perfectamente cuidado.
Yo no he venido aquí para darte paz, sino para comunicarte que la paz existe dentro de ti. Empieza a pensar en ello, eso es todo. Los sedientos encontrarán el agua, porque tienen sed. Pero si no la tuvieran, podrían estar junto a un lago y no habría ninguna diferencia en absoluto.
Lo que digo es que conozcamos el sueño de nuestro corazón de acceder a esa agua cristalina. No sólo podemos beberla, sino bañarnos en ella. Ése es el sueño; ésa la posibilidad. Paso a paso. Hay gente que me dice: “¡Dame un poco de paz!”. ¿Cómo puedo darte lo que ya tienes? Esa paz ya está dentro de ti. Lo que debe cambiar es la actitud: debes decidir si la paz es una posibilidad o no. Yo ya lo he decidido en lo que a mí respecta.
Sí, la paz es una posibilidad. Los tambores de la paz llevan sonando sobre la Tierra desde hace muchísimo tiempo. Tu fuerza radica en comprender tu sed, tu necesidad de estar en esa alegría, en esa felicidad. Hay una dimensión dentro de ti que es mayor que todo lo que ves en el exterior. Tú eres más que la suma de todo lo malo que sucede en tu vida. La paz está en tu interior incluso en medio de la agitación, y tú puedes sentir esa paz. Todo empieza cuando comprendes tu sed de ella.
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