por Prem Rawat.
Hay mucho que apreciar. Una sola vida –y tiene que ser en ésta– para
comprender qué es real, comprender lo esencial, lo más importante: el valor de
esta existencia. La vida es la vida. El aliento es el aliento. Maravillarse es
maravillarse. Vagar es simplemente vagar. Y cuando la gente vaga, les pregunto:
“¿Qué estás buscando?”.
Sé que anhelamos saciar nuestra sed. Quizá nunca reconocemos que estamos
sedientos, pero lo estamos. Podemos decir: “Lo tengo todo”, pero eso no es
verdad; a no ser que hayamos encontrado el agua que sacia nuestra sed. La gente
pregunta: “Si reconozco que no lo tengo todo, ¿me convierte eso en un ser débil
o incompleto?”. No. El agua que buscas se encuentra dentro de ti, y la sed que
te impulsa a buscarla también está en tu interior. No vas a depender de algo
que está fuera, porque se encuentra en tu interior. Comprende lo que eso
significa. Tú no creas nada, sólo vas a conocer lo que ya está dentro de ti. Y
no sólo vas a conocerlo, sino que te enamorará. Cuando conozcas esa cosa y te hayas
enamorado de ella, tu recompensa será la paz.
Muchos dicen: “Cuando dejemos de luchar, tendremos paz”. No, lo que
tendrás es justo eso: no habrá luchas, pero no habrá paz. Ha habido épocas en
las que la gente no luchaba, pero luego empezaron a pelearse unos con otros.
Así que, ¿se podría decir que la paz lleva a la guerra, y la guerra a la paz?
Sería una afirmación muy arriesgada. ¿Qué es la paz? ¿Es la ausencia de una
guerra exterior o de una guerra interior? Mira, la paz que estás buscando es la
de la guerra interior, la que hace estragos dentro de ti.
Mucha gente lee un libro bonito y dice: “¡Me da mucha paz!”. Pero, ¿qué
era lo que leía el escritor? Él no pudo haber leído ese libro hasta que terminó
de escribirlo. No estoy en contra de los libros, pero no son suficiente. Es
como si cuelgas en la pared un cuadro de un pozo y dices que con eso bastará.
Nunca dirías: “En realidad no necesito una cocina. Lo que necesito es un sitio
en la pared para poner un cuadro de comida, y cada vez que tenga hambre, lo
miraré y me sentiré satisfecho”. Pues en lo que respecta a la paz, la gente
hace exactamente eso: “No me hace falta nada. Lo único que necesito es un
rincón en mi casa. Colgaré ese cuadro, pondré ese libro, haré esto y lo otro. Y
luego iré ahí y pasaré unos ratos tranquilo”.
Tienes dos oídos que dejan entrar el ruido exterior. Pero la mente tiene
su propio par de oídos. Escucha cosas que nunca se dijeron, ve cosas que nunca
existieron, habla a personas que nunca nacieron y va a lugares que en realidad
no existen. Así que cuando hablas de estar tranquilo, ¿te refieres a una
habitación tranquila, o a estar realmente tranquilo, incluso dentro de ti?
Tienes una sed de sentirte satisfecho, una sed de paz. Y si preguntas
por qué, ¿puedo hacerte una pequeña observación?
Ahí estaba todo ese polvo flotando en el espacio. Luego fue comprimido y
convertido en este hermoso planeta llamado Tierra. Después pasó por un proceso
asombroso. Del polvo, vinieron los dinosaurios y se fueron, vino esto y lo otro
y se fue, y de ese polvo salió también otro polvo. Y este polvo es un poco
distinto, pero básicamente es polvo. Este polvo se crea unas metas y dice: “Eso
es lo que deberíamos lograr”. Se jacta: “He bajado al océano más profundo, he
subido a lo más alto del cielo”. Pero hay polvo que ha logrado más que tú.
Dice: “Tengo diez títulos. Soy el más joven en esto y el más viejo en aquello”.
Es increíble lo que puede llegar a pensar ese polvo. Así pues, ¿qué sentido
tiene que ese polvo sea capaz de pensar, percibir, reconocer, sentir, si se va
a convertir en polvo otra vez?, ¿si alguien te va a superar en cualquier cosa
que hagas?
Un día mis hijos querían subir a una montaña rusa en un parque de
atracciones, y les pregunté: “¿Por qué quieren subir ahí? Da vueltas y vueltas
y al final vuelve justo a este mismo lugar”. Y la respuesta fue: “Para
divertirnos”. Lo recuerdo porque me causó un profundo impacto.
Empecé a pensar: “Este cuerpo vino de la nada y volverá a la nada. ¿Qué
sentido tiene eso?”. Bien, te daré la misma respuesta que una persona muy joven
me dio hace mucho tiempo: para divertirme. Es simplemente mi observación. Para
mí, la diversión es cuando el corazón está realmente entretenido, cuando una
persona se llena de gratitud, cuando el polvo se llena de alegría. Vuélvete
hacia dentro y siente la bendición del aliento. ¡Es el milagro más increíble
que existe! El polvo puede bailar. Eso es algo poco natural, pero lo hace con
tanto encanto y gracia que resulta completamente natural; el polvo puede
hablar, el polvo puede pensar y el polvo puede sentir lo supremo.
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