por
elarcadeastrotrina
Imagen:
Presidente Donald Trump - Presidente Nicolás Maduro - Intervenida
El
eclipse total de Sol del 21 de Agosto, es parte de un grupo de eclipses
llamados "Ciclos Saros", del griego “repetir”. Éste en particular,
pertenece al ciclo Saros 145, se dará a (24º en Leo) 4º de distancia del Sol y
la Luna (28º en Leo), con la agregada energía de Marte a 20º en Leo. Este
eclipse también se forma cuando Saturno y Lilith forman una conjunción exacta a
21º de Sagitario en cuadratura a Neptuno y Quirón en Piscis.
Ocurre
en los últimos grados de Leo, unas horas después que se forme exacto, la Luna
se habrá movido a Virgo. Mercurio, el regente de Virgo se encontrará retrógrado
para el Eclipse, así que esta bomba psicológica purgará nuestra vida de forma
contundente.
"Tenemos
muchas opciones para Venezuela. Y, por cierto, no voy a descartar una opción
militar", bramó Donald Trump y abrió la caja de los truenos. Poco importó
que un portavoz del Pentágono acotara más tarde que las "insinuaciones de
invasión" no tienen fundamento, pero aplicándoselas a Venezuela y no a su
jefe. El Eclipse coincide exactamente con el Ascendente de Donald Trump (29º
Leo) y su Marte natal (27º Leo). Trump nació en un Eclipse Lunar, a 21º
Sag-Géminis por tanto la conjunción Saturno-Lilith que ocurre a los 21º de
Sagitario para el eclipse, también activa su Sol-Urano en Géminis y su Luna en
Sagitario que están alineados con los Nodos Lunares. Así que para este señor
las cosas no están fáciles en su vida.
A
propósito, en el último eclipse de esta serie, anterior a éste, en 1999. La
segunda de las siete supuestas profecías mayas, dicen que a nivel humano los
cambios comenzaron el 11 de agosto de 1999 cuando ocurrió un eclipse
solar. La particularidad de este eclipse
fue la disposición de los planetas en torno de la Tierra y éste que conecta con
el proceso debe medir otro nivel del ciclo de transformación predicho por los
Mayas.
Los
enunciados de una guerra mediante intervención militar gringa en Venezuela son
temerarios cuando vienen precisamente de venezolanos. Se han apreciado tal tipo
de expresiones en redes sociales y en otros espacios de la mediática,
irrumpiendo los argumentos de que una intervención militar norteamericana
"es necesaria", "tendría como foco único el gobierno y las
instalaciones militares", "sería un mal menor de cara a la crisis
económica actual", "es un dolor necesario que será breve", o que
"no afectará a la población por tratarse de un golpe rápido a unas
frágiles fuerzas armadas venezolanas". Esto nunca antes se pensó y si
habláramos de esto hace 18 años nos parecería imposible.
Con
una reciente actualización en los sistemas de armas en Venezuela, las
capacidades instaladas son bastante superiores a la otros países atacados por
E.E.U.U, destacándose en esa existencia, aviones cazas estratégicos Sukhoi, un
importante parque de Tanques T-72 y vehículos multipropósito y sistemas
artillados Ural 43206. Por otro lado, los sistemas portátiles antiaéreos
(codiciados por todo ejército regular e irregular en el mundo) 9K38 Igla, los
sistemas de defensa aérea S-125 2M Pechora (de reciente generación) y el
apetecido sistema S-300, destacándose en ese elemento el hecho de que Venezuela
fue el primer país del mundo que recibió de Rusia tal sistema de armas, antes
que Irán y Siria. Dotaciones similares de armas en los países señalados, hubieran
hecho la historia bastante diferente.
Este
eclipse pareciera advertir de un conflicto que curiosamente, tiene
características algo similares según los aspectos natales de estos dos países.
Que además parecieran tener una especie de protagonismo en los cambios
políticos y diplomáticos del nuevo orden mundial.
El
caos subregional que desataría una intervención en Venezuela, bien sea por
fuerzas regulares o mercenarias, podría convertirse en una cuestión
políticamente inmanejable, que caotizaría Sudamérica y el Caribe, tanto en la
proliferación de elementos de fuerza, como en la cuestión humanitaria. El
Caribe podría parecerse al Mediterráneo con crisis de refugiados y todas sus
derivaciones. Dicho de otra manera, para que Venezuela desarmara la guerra e inhabilitara
al agresor, tendría que prolongar necesariamente el conflicto, como opción para
repeler la intervención por vías políticas tambaleando las estructuras formales
norteamericanas. Es esa una vía posible para ganar la guerra, dado el tamaño
militar de EEUU, sumamente superior a las fuerzas regulares venezolanas.
La
única guerra que se gana es la que no se pelea con las armas. Necesario es
desarmar la guerra, antes que ella sobrevenga, para no lidiar con la tragedia
del baño de sangre impuesto por gobiernos, la élite que intenta avasallar y
capturar los recursos venezolanos en una vorágine típica del sistema de
dominación.
Con
la guerra, se abren posibilidades casi infinitas y es virtualmente imposible
predecir si será relámpago o no, aunque casi siempre no es así y los indicios
apuntan a que en el escenario venezolano, los astros y el eclipse nos advierten
de un conflicto entre estas dos naciones que no será tan fácil de solventar.
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