BIENESTAR
Por Karen Berg
¿Alguna vez has intentado
cambiar a otra persona? Si tu respuesta es sí (que probablemente sea la
respuesta de todos), entonces sabes que es una trampa que sólo nos deja
sintiéndonos impotentes y frustrados. Lo que puede ser aún más doloroso es ver
a alguien a quien amas pasar por un proceso difícil y saber que no puedes
facilitarle las cosas. Podemos recorrer este camino de vida juntos, de la mano.
Sin embargo, simultáneamente, depende de cada uno de nosotros responsabilizarse
por su propio crecimiento y sanación.
Aunque esto puede ser difícil
de aceptar en los momentos en los que alguien a quien amamos está pasando por
mucho dolor, también nos fortalece el hecho de saber que cada uno de nosotros
tiene el poder de superar sus desafíos particulares. La circunstancia en la que
nos encontramos no es un accidente. En pocas palabras: si un desafío aparece,
entonces tenemos lo necesario para superarlo. Quizá necesitemos ser creativos,
pedir ayuda, usar todas las herramientas que poseemos, salir de nuestra zona de
confort y mostrar mucha paciencia y certeza, pero al final, evolucionaremos y
trascenderemos nuestros obstáculos.
Esta revelación es lo que
Moshé ve en la porción de esta semana. Él ora 515 veces al Creador, ora para
entrar a Israel, mostrando mucha perseverancia y deseo. Pero el Creador sabía
que si Moshé entraba, provocaría la Redención Final, y el resto de los
israelitas no había completado su proceso de corrección. El mensaje es que cada
uno de nosotros necesita la oportunidad para ganarse su propio camino. Esta es
una importante lección: Todos tenemos nuestro camino personal por recorrer en
esta vida, no puedes recorrer el de los demás.
Y aun cuando sabemos esto a
nivel intelectual, a veces rechazamos nuestro proceso.
Nuestro ego quiere decir:
“Oye, ¿por qué tengo que enfrentar esto ahora? ¿No he hecho ya suficientes
cosas buenas? ¿Qué pasó con todo lo que compartí?”. Debido a nuestros esfuerzos
pasados, nos sentimos con derecho a que todo sea como queremos; si no, nos
molestamos o caemos en el victimismo. ¡Pero mira a Moshé! Él fue un alma justa
con bastante mérito detrás de él y, no obstante, él nunca se sintió con
derecho. ¡Lo que hizo fue orar! ¡515 veces, para ser exactos!
Lo que Moshé sabía es algo
que Buda también decía: “Lo que hacemos hoy es lo más importante”. Cuando nos
damos cuenta de que cada momento nos da una oportunidad para alcanzar el poder
de nuestra alma y conectarnos con él, entonces, en medio de cada desafío,
podemos llevarnos a una conciencia fortalecida. Podemos decir: “Gracias, Dios,
por darme la capacidad de ser más de lo que soy, hacer un esfuerzo y ganarme mi
Luz”.
Esta semana, el universo nos
provee una llamada de atención cariñosa, un recordatorio de que gracias a la
Luz podemos triunfar. Nuestras dificultades no son castigos, más bien son
puertas a través de las cuales podemos acercarnos a esa Gran Fuerza.
Que tengas una semana llena
de bendiciones,
Karen
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