Por NATALIE ANGIER
Para los
mesopotámicos, el hígado era el principal órgano del cuerpo, donde estaban el
alma y las emociones humanas. Los antiguos griegos ligaban al hígado con el
placer: se cree que las palabras hepático y hedonista comparten la misma raíz.
Los isabelinos
se referían a su monarca no como la cabeza del Estado, sino como el hígado de
la nación: cuidado con quien se atreviera a hacerla enojar.
No obstante, es
posible que hasta los mayores expertos del hígado en la historia hayan
subestimado el alcance y la complejidad del órgano.
Un hígado sano
es el único órgano en el cuerpo adulto que, si es recortado a una parte de su
tamaño original, se regenera rápidamente y funciona como si fuera nuevo. Lo
cual es positivo porque la lista de pendientes del hígado es la segunda más
grande tan solo después de la del cerebro: contiene más de 300 artículos. Entre
ellos, la reelaboración de los alimentos que comemos para convertirlos en
ingredientes para nuestras células; el neutralizar las muchas sustancias
potencialmente dañinas que ingerimos incidental o deliberadamente; generar un
inventario vasto de hormonas, enzimas, factores de coagulación y moléculas
inmunitarias; controlar la química sanguínea… y la lista continúa.
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Que las ‘vidas
perfectas’ de Facebook no te depriman
“Si te fallan
los pulmones, hay ventiladores mecánicos que respiran por ti; si te fallan los
riñones, contamos con máquinas para diálisis, y el corazón realmente es solo
una bomba, así es que podemos usar un corazón artificial”, notó la doctora Anna
Lok, presidenta de la Asociación Estadounidense para el Estudio de las
Enfermedades Hepáticas y directora de Hepatología Clínica en la Universidad de
Michigan.
“Sin embargo,
si falla el hígado, no hay ninguna máquina para remplazar todas sus distintas
funciones, y la mejor opción es un trasplante”.
Y aunque los
científicos reconocen que parece difícil de creer, conforme más estudian de
cerca al órgano, más largo se hace el inventario de talentos y tareas del
hígado.
Los investigadores
de un estudio reciente se asombraron al descubrir que el hígado aumenta y
disminuye de tamaño hasta en 40 por ciento cada 24 horas, mientras que los
órganos a su alrededor se quedan prácticamente iguales.
Otros han
descubierto que señales mandadas por el hígado pueden ayudar a dictar nuestras
decisiones alimentarias, en particular los antojos de cosas dulces.
Los científicos
también han descubierto que los hepatocitos, que son las células
metabólicamente activas que constituyen el 80 por ciento del hígado, poseen
características que no se ven en ninguna otra célula normal del cuerpo. Por
ejemplo, mientras que la mayoría de las células tienen dos conjuntos de
cromosomas —dos conjuntos de instrucciones genéticas sobre cómo debería
comportarse—, los hepatocitos pueden envolver y manipular con destreza hasta
ocho pares de cromosomas y todo sin hacerse pedazos ni volverse cancerosas.
Ese tipo de
exceso cromosómico compuesto es “superúnico”, dijo el doctor Markus Grompe,
quien estudia el fenómeno en la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon, y lo
más probable es que ayude a explicar la habilidad regenerativa del hígado.
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Credit GUYCO
Los científicos
esperan que los nuevos conocimientos sobre el desarrollo del hígado y su
desempeño ayuden a producir terapias novedosas para los más de cien trastornos
que afligen al órgano, muchos de los cuales van en aumento en todo el mundo, de
mano con el incremento en las tasas de obesidad y la diabetes.
“Es algo
chistoso”, notó Valerie Gouon-Evans, una especialista en el hígado en la
Escuela de Medicina en el Monte Sinaí. “El hígado no es un órgano muy sexi. No
parece importante. Solo parece un amasijo enorme. Sin embargo, es discretamente
vital, la torre de control del organismo”, y los hepatocitos de los que está
compuesto “son asombrosos”.
El hígado es
nuestro órgano interno más grande, pesa alrededor de 1,6 kilos y mide 15
centímetros. La masa rojiza marrón de cuatro lóbulos de tamaño desigual se
extiende por todo el costado superior derecho de la cavidad abdominal, por
debajo del diafragma y encima del estómago.
El órgano
siempre está bañado en sangre y utiliza de manera permanente cerca del 13 por
ciento del suministro hemático del cuerpo. Muchas de las características
insólitas del hígado están vinculadas a su asociación íntima con la sangre.
Durante el
desarrollo fetal, las células de la sangre se originan en el hígado, por
ejemplo, aunque esa tarea después queda en manos de la médula ósea. Aun así, el
hígado nunca pierde su gusto por los asuntos bioquímicos que se transmiten por
todo el cuerpo vía el sistema circulatorio.
La mayoría de
los órganos tienen una sola fuente sanguínea. El hígado tiene dos suministros
de sangre: la arteria hepática, que transporta sangre rica en oxígeno desde el
corazón, y la vena porta hepática, que deposita sangre drenada de los
intestinos y el bazo. Este último tipo de sangre porta productos alimenticios
semiprocesados que necesitan ser “masajeados” por el hígado para su conversión,
desintoxicación, almacenaje, secreción y eliminación.
“Todo lo que te
metes a la boca debe pasar por el hígado antes de que haga cualquier cosa útil
en otras partes del cuerpo”, dijo Lok.
Como el maestro
catador de la sangre en circulación, el hígado lleva el control de las
exigencias energéticas del cuerpo a cada momento, liberando glucosa de su
reserva de glucógeno guardado, conforme se necesita, junto con las vitaminas,
minerales, lípidos, aminoácidos u otros micronutrientes que se pudieran
requerir.
“El hígado no es
un órgano muy sexi. No parece importante. Solo parece un amasijo enorme. Sin
embargo, es discretamente vital, la torre de control del organismo”.
VALERIE
GOUON-EVANS, ESPECIALISTA DE LA ESCUELA DE MEDICINA EN EL MONTE SINAÍ
Las nuevas
investigaciones sugieren que el hígado puede asumir un papel proactivo al igual
que uno reactivo cuando se trata de controlar el apetito y la elección de
alimentos. Un estudio hecho por Matthew Gillum de la Universidad de Copenhague
y colegas suyos halló que el hígado intenta reducir el antojo de azúcar después
de que ingerimos alguna bebida muy azucarada con una hormona llamada FGF21.
“Tiene sentido
que el hígado pudiera tener un nexo con el control metabólico”, dijo Gillum.
“De alguna manera, sabe más de lo que sabe el cerebro sobre disponibilidad de
energía y sobre si estás comiendo demasiadas peras”.
El hígado
también lleva el registro del tiempo. En un número reciente de la revista Cell,
Ulrich Schibler de la Universidad de Ginebra y sus colegas describieron sus
estudios del hígado oscilatorio: cómo aumenta y se reduce de tamaño cada día,
dependiendo de los ritmos circadianos de los animales y del horario de
alimentación.
Los
investigadores encontraron que en los ratones, que normalmente comen de noche y
duermen de día, el tamaño del hígado se expande casi en la mitad después de que
oscurece y luego se reduce al llegar la luz del día. Los científicos también
determinaron la causa del cambio en las dimensiones.
“La mezcla, la
sopa que está dentro del hígado, resulta ser diferente”, dijo el Dr. Schibler.
La producción de proteínas en los hepatocitos de los ratones aumenta
drásticamente por la noche, seguida de la destrucción equivalente de proteínas
durante el día.
La evidencia
indica que un espectáculo similar de creación y destrucción de proteínas ocurre
también en el hígado humano, pero la sincronía es opuesta que la de los ratones
para ser compatible con nuestro patrón, que es en gran parte diurno.
Los
investigadores todavía no saben por qué oscila el hígado, pero Schibler sugirió
que es parte del programa de mantenimiento del órgano.
“El hígado
recibe muchas cosas malas que pasan por él”, notó. “Si dañas algunos de sus
componentes, necesitas remplazarlos”. Al tener un ritmo en ese remplazo, dijo,
“conservas al hígado en buen estado”.
Así que si
alguien te dice que “le caes en la punta del hígado” o que “eres un hígado”,
conténtate.
Fuente: https://www.nytimes.com/es/2017/06/15/higado-funciones-torre-de-control/?mc=adglobal&mcid=facebook&mccr=ES&subid=MC18&subid1=TAFI
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