por James Allen
Ley, y no confusión, son el principio dominante del
universo; justicia, no injusticia, es el espíritu y sustancia de la vida;
rectitud, y no corrupción, es la fuerza moldeadora y motivadora que gobierna el
espíritu del mundo.
Siendo esto así, el hombre no tiene opción más que descubrir que el universo funciona correctamente, y al rectificarse, encontrará que mientras cambia sus pensamientos respecto a las situaciones y la gente, las situaciones y la gente cambiarán respecto a él.
La persistencia en una sucesión dada de pensamientos,
sean estos buenos o malos, no falla en producir resultados en el carácter y las
circunstancias. Un hombre no puede escoger directamente sus circunstancias,
pero puede escoger sus pensamientos, y de ese modo, indirectamente, pero con
certeza, dar forma a sus circunstancias.
El mundo es tu caleidoscopio, y la variedad y
combinación de colores que a cada momento te presenta son las imágenes
exquisitamente ajustadas de tus pensamientos siempre en movimiento.
Fuente: Escuela Claridad
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