Plantas y Hierbas Malas
Si abonamos un jardín en el cual hay plantas y malas hierbas, las malas hierbas crecen aún más rápido que las plantas gracias al suelo fértil. Para permitir a las plantas crecer, tenemos que sacar las malas hierbas. En nuestro jardín interno, las semillas son nuestros motivos; crean nuestro pensamiento, nuestro discurso, y el origen de nuestras acciones; producen modelos para nuestras fuerzas y debilidades. Los motivos incorrectos son las malas hierbas, los motivos correctos son las buenas semillas. Ambas reciben fuerza cuando sondeamos en los planos más sutiles de la existencia. Por ello es peligroso hacer ejercicios espirituales, si nuestros motivos no son puros y nuestras actitudes son egocéntricas.
Es por ello que la meditación provoca impulsos sexuales más fuertes o confusión interna en algunas personas, en otras da lugar a la ambición, el orgullo y la lucha excesiva por el poder. Es por ello que hay que limpiar el campo antes de esparcir el abono de la meditación en el suelo. Con todo lo que hacemos, los motivos correctos son el mejor camino, y el motivo final es servicio.Un motivo
correcto es un motivo de buena voluntad, para el bienestar de la vida. Nada de lo que nos propongamos hacer debe causar
daño a ninguna vida. Los motivos de nuestras acciones no se deben centrar en
nosotros mismos. El pensamiento normal del ser humano es que todo lo que lo
hacemos debe producir algo para nosotros. Las acciones que están orientadas
hacia el resultado pertenecen a la personalidad. Las acciones orientadas hacia
el bienestar general y que no tienen como objetivo un beneficio personal
pertenecen a la voluntad del alma. En consecuencia, los sabios recomiendan
amabilidad y caridad en todos los motivos.
El egocentrismo
y el despego de sí mismo no pueden coexistir, como tampoco pueden coexistir la
emoción y el amor, ni el pensamiento intelectual y la intuición. Una actividad espiritual es intrínsecamente una
actividad inteligente con un motivo no personal. Hacer negocio con ello
proviene de una actitud egocéntrica. Para todo lo que hacemos, tenemos motivos,
buenos o no. Todos nuestros motivos se almacenan en el cuerpo causal, el templo
de nuestra alma, a través del cual puede manifestarse. Es el almacén de nuestros
motivos. Este cuerpo causal, construido a través de siglos, crea los cimientos
para las estructuras de nuestro carácter. Los motivos son las causas que nos
impulsan a nuestras acciones. Ellos determinan la calidad de nuestra actividad.
Es por ello que hay una diferencia entre un doctor o un criminal que se nos
acercan con un cuchillo, o si una medicina es utilizada para curar o para
matar.
Para un ojo sin
experiencia, los motivos no son obvios frecuentemente. A través de nuestras acciones podemos hacer que
otros piensen que tenemos un buen motivo y que actuamos desinteresadamente a
pesar de que en el fondo estemos actuando en función de nuestros propios
intereses. Un hombre de negocios sabe dónde hacer negocios y cómo conseguir
beneficios para sí mismo. Él ayuda a otros si hay algo en el negocio para su
beneficio. Las grandes compañías desean ampliarse por todo el planeta. Dicen,
ciertamente, que es por el bienestar de los países menos desarrollados, pero
realmente sólo desean ampliar sus mercados. Pero incluso si los motivos de sus
acciones son egoístas, el plan de la naturaleza intenta que sea para beneficio
de los hombres. Incluso el mundo de los negocios se da cuenta lentamente que ya
no pueden sobrevivir sin prestar atención al pueblo. Su inteligencia les hace
trabajar para el pueblo para asegurar su propia supervivencia.
Atrapados en el
Anzuelo
Tenemos que
observar frecuentemente los motivos de nuestro trabajo para descubrir qué nos
hace actuar. Incluso
si comenzamos algo con un buen motivo, puede ocurrir que lo distorsionemos a lo
largo del camino. A menudo comenzamos algo con motivos correctos, pero mientras
trabajamos, la ambición, la envidia o los celos se entrometen calladamente.
Entonces el motivo cambia de color. Incluso cuando servimos porque el servicio
trae gran respeto, nos conectamos más con el resultado del servicio que con el
servicio mismo y quedamos atrapados en ello como en un gancho. Los motivos
puros son raros. Los motivos mezclados son los que prevalecen. Debemos trabajar
para destilar los motivos impuros enfocando la mente hacia motivos más nobles y
dedicando nuestra actividad al bienestar de la mayoría.
Si por ejemplo
deseamos ganar más y más dinero, debemos pensar a la vez que lo hacemos para
poder ayudar a más y más personas. Si
adquirimos conocimiento o desarrollamos poderes internos, debemos hacerlo para
utilizarlos para beneficio y bienestar de otros. Adquirir conocimientos para
nosotros mismos resulta infructuoso, sólo un manojo de conceptos. La sabiduría
no se revela si no la aplicamos y la transferimos nuevamente. Se estudia para
poder servir mejor en el futuro y no para ganar una cierta ventaja en sociedad
para nosotros mismos.
El motivo
correcto para hablar es expresar un pensamiento constructivo. El motivo correcto para comer es la alimentación
y no la actividad de comer. Debemos comer con el conocimiento que damos
alimento a las inteligencias en nuestro cuerpo, y ellas a su vez entregan la
energía recibida a las diversas partes del cuerpo. Todo que viene a nosotros
tiene el objetivo de ser distribuido nuevamente a otros. Si tenemos energías
curativas, no son para nosotros, sino para transferirlas a otros que tienen la
necesidad de curarse. No debemos apropiarnos de cosas y capacidades y
aferrarnos a ellas, de esta manera, bloqueamos el movimiento de las energías.
Si el dinero viene a nosotros y no lo utilizamos de la manera correcta, nos
bloqueará nuestro camino. Debemos analizar estas cosas profundamente para que
se manifiesten en nuestra actitud y nuestra actividad.
Las buenas
acciones tienen consecuencias y nos llevan a otras buenas acciones. Las malas acciones tienen sus consecuencias y
nos llevan más lejos a acciones peores. Estamos limitados en ambos lados. Uno
es una limitación de cadenas de oro, el otro es de cadenas de hierro. Las
cadenas siguen siendo cadenas, sean de oro o de hierro. La fuerza de la
motivación nos impulsa a actual a lo largo de todo el día. Hay mucha gente
afanosamente ocupada en la calle a toda hora, como si hubiera una crisis en la
ciudad; es como si se tratara de una pesadilla.
Inaccion en
Accion
Una vez que nos
despertamos, los motivos del estado de sueño dejan de existir para nosotros. El que está despierto sabe que no tiene nada que
alcanzar, que la acción no le pertenece, que no hay motivo ni cadena de acción
que lo ate. Sabe también que no es el actor, sino que todas las acciones se
hacen a través de él, sin que él mismo sea arrastrado por las acciones. Él
actúa y cumple su deber, pero continúa distante de la acción y de sus frutos.
Ésta es la etapa más alta de la acción Recibe también el nombre de no-acción en
acción. Es una habilidad y una facilidad en la acción. Los iniciados siguen
siendo juguetones con todas las acciones que suceden a través de ellos y
alrededor de ellos en la vida. Han destruido el templo de buenos pensamientos,
el cuerpo causal, y permanecen en el estado de Nirvana. Nirvana significa la
muerte para todo lo que se ha construido, y el alma se relaciona con lo
Absoluto, con el “Yo Soy”. En las acciones que hacen no se puede encontrar
motivo ni causa alguna. Si se les pregunta: “¿Por qué hacen eso?,” su respuesta
es: “Porque lo hago.” No hay otra causa. No hay justificaciones, porque es el
Plan que sucede a través de ellos. Viven en la Verdad y permiten que el Plan
trabaje a través de ellos. Siempre que resulta necesario, según el tiempo y el
espacio, ellos pueden manifestar el templo, trabajar a través de él y luego volver
nuevamente al estado de Nirvana. Éste es el significado interno de las palabras
de Jesús: “Yo puedo destruir el templo y reconstruirlo en tres días y tres
noches.” Éste es el conocimiento más alto de la acción.
Fuentes
utilizadas: K. Parvathi Kumar: notas de seminarios. The World Teacher Trust - Dhanishta, Visakhapatnam,
India. - Alice A. Bailey: Magia Blanca. Lucis-Trust, Genf. ( www.netnews.org / www.lucistrust.org ).
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