Apreciado(a) compañero(a),
Las enseñanzas de la Sabiduría Eterna se fundamentan
en las transmutadoras propiedades del Fuego. Ellas proclaman que: El
fuego es el reflejo más perfecto y puro, en el Cielo como en la tierra, de la
Llama Una. Es la vida y la muerte, el origen y el fin de toda cosa material. Es
la Sustancia divina 1. El fuego, por supuesto, genera
calor, sin el cual nada se mueve. Como tal, el Calor es la historia de todo: el
poder impulsor detrás de la evolución.
De todos los fenómenos naturales que experimentan nuestros sentidos, la sensación de calor suave, o calidez, es quizás la más primitiva, ya que trae una sensación de comodidad y seguridad. Pero fuera del estrecho rango de temperatura que definimos como “calidez”, se encuentra la experiencia del dolor, ya sea porque hay demasiado calor o muy poco.
En el aspecto psicológico, esto rige de igual manera, como se desprende claramente de palabras como temper y temperament (palabras inglesas que significan irritabilidad y temperamento), que están directamente relacionadas con la palabra temperatura. Usamos la palabra temper para describir la disposición de una persona, a menudo en el sentido de emociones ‘sobrecalentadas’, aunque igualmente, un “temperamento uniforme” describe un estado de compostura. Si bien asociaríamos la primera condición con un estado de conflicto interno, la segunda indica un estado de armonía interior.Desde tiempos prehistóricos el ser humano ha luchado
constantemente para atemperar las cosas, para extraer armonía del conflicto y
perpetuar un estado de calidez psicológica. De hecho, atemperar puede
significar algo como “llevarlo a un estado adecuado mediante una mezcla
balanceada de elementos”. Este esfuerzo es común a todos los organismos vivos,
como lo señala el reformador educativo, John Dewey:
“Toda necesidad, por ejemplo, hambre de aire fresco
o de alimentos, es una carencia que denota al menos una ausencia temporal de un
ajuste adecuado con el entorno. Pero también es una demanda, una entrada en el
medio ambiente para suplir la falta y restaurar el ajuste mediante la
construcción de al menos un equilibrio temporal. La vida misma consta de fases
en las que el organismo rompe el equilibrio respecto a la marcha de las cosas
circundantes y luego se recupera al unísono con ella, ya sea a través del
esfuerzo o por alguna afortunada casualidad. Y, en una vida en crecimiento, la
recuperación nunca es meramente el retorno a un estado anterior, ya que se
enriquece con ese estado de discordancia y resistencia a través del cual ha
pasado con éxito... La vida crece cuando una caída temporal es una transición
hacia un equilibrio más amplio de las energías del organismo con las de las
condiciones en las que vive.” 2
Estas palabras describen elocuentemente cómo la lucha
perpetua para extraer armonía del conflicto se transforma, a través de los
tiempos, en crecientes niveles de refinamiento, y en última instancia, en una
estética de vida creadora. Porque como Dewey conjetura: “El arte está...
prefigurado en los mismos procesos de vida. Un ave construye su nido y un
castor su pequeño dique cuando las presiones orgánicas internas cooperan con
los materiales externos para que la creación del nido se lleve a cabo y el
dique sea una culminación satisfactoria”.3
Según la Sabiduría Eterna, esta capacidad de vida
creadora se intensifica en el reino humano bajo la influencia de una Fuerza de
Vida Divina que encarna las cualidades de la Armonía, la Belleza y el Arte.
Paradójicamente, el efecto inicial de esta fuerza vital es alterar el
equilibrio de la conciencia causando conflictos internos. Pero esto sirve para
impulsar al ser humano a través de ciclos de experiencia y crecimiento, hacia
un mayor equilibrio entre la conciencia y el medio ambiente como lo describe
John Dewey. Desde el ángulo esotérico, cada ciclo de conflicto permite el logro
de un estado de equilibrio más dinámico entre el Espíritu y la Materia. A
través del hábil equilibrio de estos dos polos de la existencia, viene la
armonía de la calidez espiritual y el florecimiento del arte y la belleza.
A medida que “El Señor de Armonía, Belleza y Arte”,
continúa calentando la conciencia de la humanidad, los escritos de Alice Bailey
predicen el gradual descubrimiento de las leyes del fuego: “En ellas se
resumen las leyes básicas del color, de la música y del ritmo. Cuando la música
produzca calor o estímulo y cuando por ejemplo, en los cuadros resplandezca o
se revele lo subjetivo que se halla dentro de lo objetivo, entonces... el Rayo
de Armonía alcanzará su fructificación.” 4 Además, el
gran número de personas que responderán sensiblemente a este estimulo producirá
“belleza y armonía en la vida externa, para que otros puedan ver la
realización”, y esto inspirará a muchos más a seguir su ejemplo.
Sin embargo, como lo muestra claramente el estado de
conflagración del mundo, la conciencia humana todavía se consume en el calor
del conflicto. Pero esto no debe ser causa de desesperación. Aunque es un
proceso muy doloroso, el conflicto está sirviendo para aflojar los lazos de
apegos equivocados en el reino de la materia. El poder de cambiar viene a
través de la aplicación del calor, y aquí reside el secreto de la
transmutación. Ya sea un proceso químico o psicológico, el ciclo del calor
sigue tres etapas: Un período de conflicto, seguido por el rechazo o la
renuncia a las condiciones prevalecientes y luego la liberación. Con la
transmutación lograda, la conciencia pasa a expresar su libertad a través de
mayores actos de belleza creadora.
Todas las crisis terrenales, individuales o
relacionadas con la humanidad en su conjunto, son producidas por el Principio
de Conflicto enclavado en la conciencia humana, el cual la impulsa a través de
este proceso. Por lo tanto, los puntos de crisis que están surgiendo en todo el
mundo contienen el potencial para un progreso humano acelerado a pesar de las
apariencias externas. Las crisis mantienen la promesa de la transmutación
inminente y la adquisición de un poder armonizador con el cual se puede
crear un nuevo mundo de luz y belleza. Pero esto sólo puede ocurrir si se toman
las decisiones correctas para dirigir las energías existentes. Este es un tema
que se explorará más a fondo en el seminario en línea de Buena Voluntad Mundial
de este año: La Dinámica Espiritual de la Crisis en el Camino hacia la
Cooperación Global.
Volviendo a las observaciones de John Dewey,
imaginemos que se reúnen todas las crisis globales actuales en un punto focal:
es posible detectar una causa general subyacente, similar a la necesidad que
impulsa al ave a construir su nido y al castor su dique. En el fondo, la
humanidad se siente sin hogar y busca la calidez de la seguridad y la
comunidad. La sensación de no pertenecer a algún lugar produce una ansiedad
humana básica. A través de una identificación y apego erróneos, esta búsqueda
de pertenecer se ha convertido en una búsqueda de propiedad y de posesiones
para construir un sentido artificial de identidad y pertenencia. Pero esto sólo
lleva a la conciencia más lejos en el frío del aislamiento. El descubrimiento
de la calidez psicológica y la seguridad radica en realizar nuestra conexión
innata entre nosotros y con el medio ambiente, y construir un hogar iluminado
para todos y cada uno.
Con este objetivo podría florecer el arte de la vida
creadora. Pero esta requiere nada menos que “una nueva concepción de la
ecología humana” ... en la que la creatividad se considera tan importante como
la alfabetización y se celebre como “el proceso de tener ideas originales de
valor”. Estas son palabras de Sir Ken Robinson, quien fuera un asesor
internacional de educación en las artes. Él estaba abordando en su charla en
TED el tema “¿Las escuelas matan la creatividad?” TED es una plataforma
dedicada a difundir ideas en forma de charlas cortas y potentes que cubran todo
tipo de temas en más de cien idiomas. Es la charla más vista en TED, lo que
demuestra cómo las ideas pueden encender la imaginación pública cuando se
expresan con la armonía de la calidez y el humor.
A medida que avanzamos a través de este período
mundial de pruebas, la humanidad necesita la inspiración de quienes están
emergiendo del calor del conflicto psicológico para expresar la luz y la
cualidad de la vida creadora. El calor y la luz, los conocidos efectos del
fuego, condicionan nuestra vida cotidiana, porque toda la manifestación
es un fuego por fricción que se mueve lento y, por el simple hecho de estar en
el mundo, estamos participando de esta combustión gradual. Este es el camino de
la evolución. La clave para la armonía está en más fuego, no en menos fuego,
mediante la intensificación de la llama del espíritu interno. A través de ella
nos unimos al creciente número de pensadores creadores de todas partes
para encender al mundo con el espíritu de relación.
En la luz de la creatividad grupal,
Lucis Trust
1. H.P. Blavatsky, La Doctrina Secreta I,
p.121 (Facsimile edition)
2. John Dewey, Art as Experience, p.12
(Kindle edition)
3. Ídem, p.24
4. Alice Bailey, Tratado sobre Fuego
Cósmico, p.427 ed. inglesa
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