Adaptado del pódcast de Sed Espiritual de Monica y Michael
Bob Newhart
tiene un famoso sketch de Mad TV en el que actúa como
terapeuta de una paciente con diversos problemas psicológicos. A medida que
ella le describe los problemas con los que está lidiando (que van desde la
claustrofobia hasta la bulimia), el consejo que le da en cada ocasión es
simplemente: “¡Déjalo!”. Si bien la parodia es graciosa, refleja el tipo de
respuesta que solemos oír cuando nos enfrentamos a nuestros propios
problemas.
Es probable que alguna vez te hayan dicho que “lo olvides” o que “sigas adelante” cuando te sientes herido, alterado o enojado. Aunque en el
fondo sabemos que, en definitiva, la respuesta es “déjalo”, ese consejo puede sonar duro y desatento, sobre todo cuando atravesamos emociones difíciles como el estrés, la ansiedad o el miedo. Es demasiado simplista y no se puede poner en práctica. Por suerte, la sabiduría de la Kabbalah nos proporciona herramientas útiles para ayudarnos a deshacernos de los pensamientos y emociones negativos que nos frenan.He aquí
cuatro consejos para ayudarte a soltar y encontrar libertad en la entrega:
1. Investiga
por qué te aferras a algo en primer lugar.
Antes de que puedas soltar cosas como el dolor o el resentimiento, es
importante que primero te preguntes por qué te aferras a ellas. Dedicar tiempo
a hacer una pausa y explorar esta interrogante sin juzgar puede ser
esclarecedor. A menudo hay una parte subconsciente de nosotros que piensa que
necesitamos aferrarnos al dolor o a la ira para saber en quién podemos confiar
y no ser víctimas del dolor en el futuro.
Científicamente,
nuestro cerebro está diseñado para la supervivencia, no necesariamente para la
felicidad. Las cosas que nos causan estrés, ansiedad y fobias son interpretadas
por nuestra mente como amenazas reales a nuestro bienestar. Nos aferramos a
ellas porque, en el inconsciente, creemos que es para protegernos. La realidad
es que aferrarnos a estas emociones escasamente aporta beneficios. Dedicar
tiempo a reflexionar sobre por qué nos aferramos a ellas y lo poco que ganamos
al hacerlo puede darnos potestad para soltarlas.
2. Reconoce
tu tendencia natural a creer más en las cosas negativas que en las
positivas.
Imagina que un contratista trabaja en tu casa y te dice que ha encontrado un
tesoro enterrado bajo los cimientos. Probablemente tendrías sospechas y te
harías muchas preguntas antes de creerlo. Pero si, en cambio, te dijera que ha
encontrado termitas, lo más probable es que lo aceptarías con más
inmediatez.
Nuestro
cerebro necesita muchas menos pruebas para creer cosas malas que buenas. Esto
es lo que se llama sesgo de negatividad. Tendemos a aferrarnos y a prestar más
atención a los comentarios negativos que recibimos que a los positivos. Una
palabra de crítica nos afecta con más profundidad que una lluvia de elogios.
Así es como está estructurado nuestro cerebro, pero tenemos el poder de
cambiarlo. Entender este hábito natural puede ayudarte a observarlo, resistirlo
y, en última instancia, transformarlo.
3. Practica
el pensamiento positivo repetitivo para ayudarte a cambiar tus patrones de
pensamiento.
Los pensamientos son difíciles de cambiar, pero es posible con esfuerzo y
trabajo. Los neurocientíficos han demostrado que fortalecemos las vías
neuronales que usamos con más frecuencia. Esto significa que si eres una
persona que piensa constantemente de forma negativa, se vuelve mucho más
difícil cambiar ese comportamiento con el transcurso de los años. Cuanto más
nos quedamos en ese estado mental, más se comienza a sentir como un obstáculo
imposible de superar.
Por otro
lado, el pensamiento positivo constante puede reentrenar el cerebro y cambiar
genuinamente los patrones de pensamiento. Soltar es una práctica que debemos
repetir con el tiempo y a la que debemos acostumbrarnos, al igual que
fortalecer un músculo. Es un superpoder que podemos desarrollar. Practica soltar
con las cosas pequeñas, y con el tiempo será más fácil cuando los desafíos se
vuelvan más grandes.
4. Confía en
el proceso de la vida.
Cuando no somos capaces de soltar, impedimos que la Luz del Creador entre en
nuestra vida, tanto a pequeña como a gran escala. Al aferrarnos a la ira, el
dolor o el resentimiento, lo que en realidad estamos diciendo es que no creemos
que haya un plan supremo o una fuerza que esté interviniendo. Es no confiar en
el proceso de la vida. Esa conciencia impide que la Luz entre en la situación y
limita la cantidad de alegría y bendiciones que podemos recibir de ella.
Recuerda que
el Creador siempre tiene intenciones y planes positivos para ti. Puede que las
cosas no siempre salgan como esperabas, y ciertamente no siempre serán fáciles,
pero confía en que siempre son para tu beneficio. ¿Recuerdas las veces que
tuviste miedo e inseguridad, pero las cosas salieron bien al final? No estabas
solo, el Creador estuvo contigo todo el tiempo.
Ten fe en el
Creador en cada paso de tu vida, especialmente en las partes que te dan miedo.
Confía en ti mismo, confía en el Creador y confía en el proceso de la vida.
Soltar en
realidad consiste en hallar la libertad. Es la libertad de que no te importe lo
que los demás piensen de ti y de vivir de forma auténtica. Pero es mucho más
fácil decirlo que hacerlo. A veces nos gustaría poder “dejarlo”, pero nos
cuesta seguir ese consejo. Se necesita introspección, esfuerzo y certeza en el
Creador para cambiar nuestros pensamientos y comportamientos. Al practicar
entregarte a las situaciones de forma radical, te abrirás a la alegría y las
bendiciones que son mucho más grandes de lo que puedas imaginar.
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