«[...] Según los principios del ocultismo oriental, las Tinieblas son la única realidad verdadera, la base y la raíz de la Luz, sin la cual esta última jamás podrá manifestarse ni siquiera existir. La Luz es Materia, las Tinieblas Espíritu puro. Las Tinieblas, en su base radical y metafísica, son luz subjetiva y absoluta; al paso que la Luz, con todo su esplendor y gloria aparentes, es tan sólo una mera masa de sombras; pues nunca podrá ser eterna, y es sencillamente una ilusión o Mâyâ [...] Las Tinieblas constituyen, pues, la Matriz Eterna, en la cual los Orígenes de la Luz aparecen y desaparecen. En este nuestro plano nada se añade a las tinieblas para convertirlas en luz, o a la luz para transformarla en tinieblas. Ellas son permutables, y científicamente la luz es tan sólo un modo de las tinieblas y viceversa. Sin embargo, ambas son fenómenos del mismo nóumeno, el cual es tinieblas absolutas para la mente científica, y tan sólo un obscuro crepúsculo para la percepción de la generalidad de los místicos; si bien para el ojo espiritual del Iniciado es la luz absoluta. El que percibamos más o menos la luz que brilla en las tinieblas, es cosa que depende de nuestro poder de visión. Lo que es luz para nosotros, es tinieblas para ciertos insectos; y el ojo del clarividente ve iluminación allí en donde el ojo normal tan sólo percibe obscuridad. Cuando todo el Universo permanecía sumido en sueño, o sea que había vuelto a su único elemento primordial, no existían allí ni centro de luminosidad, ni ojo para percibir la luz; y las tinieblas necesariamente llenaban el “Todo sin Límites” [...]».
Madame Blavatsky - La Doctrina Secreta
De esto se entiende que hablar de
"tinieblas" como "verdadera luz, realidad, espíritu"
encierra un significado esotérico que básicamente refiere a la incapacidad
humana para conocer y describir a aquel principio cósmico absoluto, estamos
ciegos ante esa verdad; en tanto que la luz literal, así como la oscuridad
propia de su ausencia, dependen de elementos de lo manifestado, o sea lo
material. Es como el Tao que no puede expresarse porque de lo contrario no
sería el Tao. Y como dijera Borges: «No hay una cosa que no sea una letra
silenciosa de la eterna escritura indescifrable cuyo libro es el tiempo».
Mucho se describe y especula sobre lo que un
Iniciado es, el cual, se presume, debe estar por encima de cosas tales como la
política toda, así como la Fé dogmática, la cultura y sus circos, la ficción
jurídica del Estado y sus farsas, la patria, la economía y cuestiones sociales
en general que son meras ilusiones, tonterías mundanas en comparación a los
misterios esotéricos de la existencia que busca develar un ser soberano en un
estado superior de consciencia, pero la misma Blavatsky afirma que apegarse a
normas de índole espiritualista, como esas y otras actitudes como dietas, etc.,
es inútil sin ese estado de consciencia...
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