Artículo de José Stevens
Recientemente, mucha gente me ha dicho que está luchando para conservar su fe en el Espíritu durante estos tiempos desafiantes y cambiantes. Algunos son seguidores por largo tiempo de tradiciones espirituales, y personas que tienen práctica fuerte. Se preguntan por qué, aun si oran o meditan todos los días, sus vidas son tan difíciles, y por qué muchas de sus experiencias de vida por las que oran, parece que nunca se presentan. Parece oportuno hablar de este desafío en esta coyuntura, porque parece ser epidémico. Lo que hace tan importante a la duda, es que, sin un camino espiritual, en esta época muy probablemente estás frito.
Parece
que el problema proviene de lo que la gente piensa que es el Espíritu, o Dios,
y para qué es. Tratemos de arrojar algo de luz sobre esto; empezamos entonces
con una verdad fundamental. No hay prueba del Espíritu. Nadie jamás ha visto,
tocado, probado, olido u oído al Espíritu, porque el Espíritu no es una cosa a
experimentar con los sentidos, o a medir por cualquier cosa que exista en el
mundo físico. El Espíritu es el contexto para el contenido. Si estás buscando
contenido nunca encontrarás al Espíritu; solo una gran variedad de contenido:
ideas, árboles, rocas, edificios, computadoras, y las diez mil cosas que
componen nuestro mundo. El Espíritu es percepción conciente, esencia (NT:
issness), la semejanza (N.T.
suchness), el Yo Soy, la consciencia, la presencia, etc. No puedes ver, tocar, oler, saborear, oír,
ninguna de estas cualidades directamente, y como resultado sería fácil ignorar
y descartar lo que no puedes probar que es real. Sin embargo, no puedes tener
contenido sin contexto, de modo que no puedes tener cosas sin percepción
conciente o consciencia (Espíritu o Dios). Eso es un pequeño dilema. ¿Puedes
realmente conservar tu creencia en las cosas si no tienen contexto o espacio en
que existir? No puedes tener uno sin el otro.
¿Recuerdas
la historia sobre el pez que va en búsqueda del agua? Había un pez nadando en
el mar, pero, por más que trataba de descubrir y encontrar esa cosa llamada
agua, finalmente la desesperación le hace abandonar. Concluye que el agua
simplemente no existe. Por supuesto, pasa por alto el hecho de que, sin agua,
también dejaría él de existir. Para
saltar a otra metáfora: ¿es que el planeta se está volviendo oscuro, o es solo
las cataratas que distorsionan y limitan la luz que el ojo ve normalmente?
Alguna gente con cataratas jura que no hay nada de malo con su visión, pero que
algo anda mal con el mundo.
Desconocido
para muchos, los seres humanos fácilmente se deslizan hacia un pensamiento
orientado por el ego, aun teniendo prácticas espirituales activas. He aquí una
variedad de ideas y de actitudes que son bastante comunes en nosotros, los
humanos. “Yo requiero que todo vaya como yo quiero, si voy a creer en el
Espíritu. Requiero que la gente se comporte como yo quiero que lo haga.
Requiero recibir en la vida lo que yo quiero. Si estas cosas no son mi
experiencia, entonces algo está mal con el Espíritu. He hecho todo lo que tenía
que hacer, puse el punto en todas las íes y la raya en todas las t. Ahora,
¿dónde está lo bueno? He sido una buena
persona, obedecí las reglas, ahora, ¿dónde está mi recompensa? Otra gente
imbécil consigue todo lo que quiere y necesita. Entonces, el Espíritu no debe
existir.” ¿Realmente se supone que el
Espíritu sea Santa Claus? Estoy seguro de que puedes pensar en muchos más
pensamientos y demandas de esta clase.
La
gente solía pensar que si uno perdía su fe, el Espíritu la golpearía. Algunos
creen eso hasta hoy. La verdad es que al Espíritu no le importa si crees en él
o no. El Espíritu sabe que es el contexto de todas las cosas y que no podrías
existir sin él. Al final del día. El Espíritu te incluye a ti, y eso es así. No
hay argumento ni discusión.
A
pesar del hecho de que el Espíritu no puede ser conocido directamente por medio
de los cinco sentidos, es posible saber que el Espíritu existe, puede ser
sentido, puede ser experimentado en el interior, y en última instancia es la
única cosa que hay. Muchos grandes santos han mostrado que esto es verdad. ¿Hemos
de concluir que todos ellos han sido engañados o simplemente estaban
equivocados? ¿Jesús, Buda, Lao Tzu, Krishna, Freya, Bridget, Isis, y así sigue
y sigue? ¿Realmente somos tan atrevidos o arrogantes como para concluir que
sabemos más que algunos de los más grandes humanos que han vivido? Sí; yo lo he hecho, todos lo hacemos a veces;
a veces somos tontos y nos engañamos.
Dejemos
todo este asunto aparte, un poco, y miremos los hechos simples de la materia.
En la consciencia humana hay dos octavas. Sí, solo dos, pero ellas cubren una
gran amplitud. La mayoría de las personas no sabe que la octava más alta
existe, porque nunca la ha experimentado, y no sabe cómo. Ambas octavas son
experiencias radicalmente diferentes. La octava baja es territorio del ego – el
terreno de la falsa personalidad. Aquí está la mayoría de las experiencias que
los seres humanos han tenido durante miles de años. Incluye pensamientos
competitivos, celos, envidia, ira, duelo, depresión, ansiedad, acoso,
pasividad, proyecciones, miedo, martirio, obstinación, codicia, auto
destructividad, arrogancia, auto desprecio, beligerancia, aburrimiento,
venganza, etc. Enfrentémoslo: La mayoría de la gente participa en estos
pensamientos y sentimientos la mayor parte del tiempo. Estas actividades son
vibración inferior, e involucran una característica común: una negación
subconsciente del Espíritu.
No podríamos participar en ninguno de estos
comportamientos si de hecho reconociéramos que el Espíritu, como el agua del
pez, está en todas partes eternamente. Y no, no funciona si es solo una teoría.
No es una teoría, es un hecho. Pero si fuéramos a experimentar esto, estaríamos
funcionando en una vibración más alta, tal vez
en el extremo superior de la octava inferior, y sintiendo que aparece la
parte baja de la octava superior. En la vibración más alta, la negación del
Espíritu es imposible. En la vibración
inferior, la realidad del Espíritu es sumamente difícil de percibir, y
generalmente tomamos la palabra del sabio para ello si creemos en el Espíritu,
pero no debido a que lo experimentamos como verdad. La mayoría de las
religiones tradicionales realmente están funcionando en la octava inferior y
están llenas de contradicciones con respecto a lo que el Espíritu realmente es.
La mayoría del clero de estas religiones no tiene ni idea. Ellos niegan a Dios
regularmente y no lo saben.
La
Octava Superior
Muchas
almas maduras se han elevado a la parte superior de la octava inferior, y tal
vez han hecho breves incursiones en la parte inferior de la octava superior.
Quizás esto ocurrió durante un retiro de meditación, haciendo lecturas
espirituales, escuchando música poderosa, experimentando con una planta maestra
como los hongos, escuchando a un maestro iluminado, o incluso en medio de un
gran trauma donde la personalidad alcanzó su límite extremo. Poco a poco, por
medio de la evolución y la exposición, el alma aprende a abordar la octava
superior más y más, y es sumamente
atraída a la experiencia de no tener más miedo ni depresión. En estos estados,
la persona puede sentir una paz enorme, belleza excepcional, comunión con
maestros de planos más altos, y comprensión extraordinaria. Sin embargo, estas
experiencias pueden ser pocas y distantes, ganadas y perdidas, ganadas y
perdidas muchas veces. Al principio las experiencias pueden aparecer al azar,
en momentos impredecibles, lo que hace difícil repetirlas a voluntad. La
personalidad todavía funciona principalmente en la octava inferior, y está
sujeta a todo el sufrimiento que ocurre allí.
También
está la cuestión de la programación, la impronta cultural con que la persona
tiene que manejarse. Lo que se considera actividad cotidiana normal, los medios
de noticias, las conversaciones de las personas. Las expectativas de los pares,
o la presión de los pares para pensar y actuar normalmente, la presión de
miembros de la familia, colegas, etc. Toda la hipnosis de la cultura
funcionando en los niveles de la octava inferior, a veces sumamente baja,
creando una presión enorme sobre cada persona todos los días. ¿Con cuántos
maestros iluminados esperarías cruzarte diariamente? ¡No muchos! A menos que,
por supuesto, te salieras de tu camino para leer sus escritos todos los días, o
escuchar sus conferencias, publicaciones, YouTube etc.
Eventualmente,
el magnetismo de la octava superior empieza a ejercer una atracción tremenda.
Como la gravedad, está siempre allí. La octava superior existe simultáneamente
con la octava inferior, pero en realidad es mucho más poderosa que la octava
inferior. Es como la diferencia entre el efecto de la gravedad de la tierra
sobre tu cuerpo y el efecto de la gravedad de la luna sobre tu cuerpo. La
octava superior es muy poderosa porque, en el nivel de la esencia, todos los
humanos están ya allí, sin importar su edad álmica. Sin embargo, la edad del
alma más joven le impide estar consciente de ello. Más temprano o más tarde, va
a llevarte arriba hacia ella. Ese es el destino de todo ser humano en
existencia. Esa es la revolución ocurriendo ahora mismo en este planeta. En los
próximos seis mil años, la octava superior va a empezar a dominar la
experiencia terrestre para los humanos. Al principio será poco a poco, y
gradualmente será una avalancha. Solo imaginen a dónde nos dirigimos.
Entonces,
cuando alguien dice “Estoy perdiendo mi fe en el Espíritu” es temporariamente
doloroso, pero ni siquiera posible en el cuadro más grande. De hecho, si no
fuera tan doloroso, sería escandalosamente risible. Es lo que mucha gente hace
cuando finalmente se eleva a la octava superior de una vez por todas. Entre
tanto, es un proceso gradual para la mayoría, y un despertar repentino para
unos pocos.
¿Cuáles
son las maneras de elevar la propia vibración lo bastante para transitar hacia
la octava superior? En primer lugar,
poner restricciones al cuerpo, abstinencia, tortura, dolor, no son el camino
preferible. A veces puede incluir ayuno o retiros lejos de toda la estimulación
de la cultura. En tanto no estés
torturando al cuerpo solo por torturar. El mejor camino es practicar
regularmente, cada día, muchas veces al día, durante períodos breves en lugar
de largas y tortuosas sesiones de meditación o restringiendo el sueño,
arrodillándose durante horas, y las locas conductas de los ultra fervientes. De
hecho, ese fervor definitivamente te conservará más tiempo en la octava
inferior. Las muestras públicas de tu
piedad también son retrógradas y favorecen al ego. Descarta toda esa piedad de
una vez y sé normal.
Haz
muchas meditaciones de cinco minutos, concentraciones, o contemplaciones, todos
los días. Por ejemplo, recurre a menudo a tu propia percepción conciente y a tu
vitalidad. Pregúntate, ¿Estoy presente? ¿Estoy conciente? ¿Estoy consciente?
Mira, para ver si lo estás, y luego di: “Sí”. Del mismo modo, invierte la frase
y di: “Yo estoy en mi ser”, “Yo estoy en mi presencia”, “Yo estoy en mi saber”,
y así sigue. Puedes decir “Dios, o el Espíritu, está en todas partes
eternamente” y nota lo que significa cada frase. Puedes ocuparte en cualquier actividad y
observar que eres realmente el contexto o espacio vacío de esa actividad y no
el contenido de ella. Puedes mirar a tu alrededor y notar que lo que ves o
experimentas es solo una idea que se ha manifestado temporariamente. Puedes
estar conduciendo tu coche o corriendo o caminando, y darte cuenta de que en un
nivel de esencia, no estás yendo a ningún lado. Estás siempre en la quietud.
Hay un millón de estas pequeñas prácticas que se agregan, en el largo plazo,
para estar en la octava superior.
Mi
consejero de tesis en la escuela de posgrado me dijo: “Al final del día, tu
tesis doctoral es solo varios miles de pasitos de bebé.” Eso hizo toda la
diferencia en mi actitud para terminarla. Traducida, sería “Al final de día,
despertar a la octava superior está solo a varios miles de pasitos de bebé”. No
importa en absoluto si crees en el Espíritu o en Dios a cada segundo del día.
¿Acaso importa si no crees en el sol? Igual brilla. Se te permiten pequeñas
recaídas a la octava inferior para que puedas sufrir un poquito. Solo date
cuenta de que las recaídas no significan nada en el largo plazo, y que todos
estamos en esto para el largo plazo. Nadie va a castigarte por un momento de
duda, ni siquiera por años de duda, excepto tal vez tú mismo. Al final, vas a
descubrir que la duda es alucinación; no el Espíritu. Indicio: Dios no viene y va, pero tú crees
que tú sí. ¿Cómo es eso posible si eres ambos?
©2023
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