En estas Navidades tenemos a nuestro sol resplandeciente de luz, con unas erupciones de una intensidad que no hemos visto en nuestra historia conocida impactando el campo magnético de la tierra, afectando no sólo a la humanidad sino a todos sus reinos y al planeta mismo. Son fuerzas térmicas y magnéticas que aportan un gran estímulo energético y como todas las energías. se pueden usar para bien o para mal.
Es tiempo de recordar que somos almas solares que venimos a la Tierra a llenarla de luz. Es tiempo de buscar adentro, muy adentro el sentido de nuestra vida oculto en el corazón. Y es tan paradójico ver que siendo los encargados de traerle luz a este mundo lo tengamos
envuelto en tantas tinieblas. No son tiempos fáciles, el cambio de era está haciendo estremecer las mismas bases de nuestra civilización y nos está mostrando una cara muy fea. No puedo dejar de pensar en el terror que viven miles de niños en la Palestina ocupada, niños abandonados a su suerte, con hambre y frío. Para ellos no hay Navidad, ni fiesta ni nada. Tantos hermanos nuestros muriendo en todas esas guerras originadas por la codicia y … mejor no seguir.Pero no podemos añadirle más
dolor al mundo porque se puede rebalsar. Entonces no queda otra que buscar un
poco de felicidad para que por vibración puedan, de alguna manera, equilibrarse
los platillos de la balanza. Si utilizáramos todo este impulso que nos llega
del sol para generar en nuestras vidas más luz y amor podríamos producir
ciertos cambios, pero tengamos en cuenta que para utilizar adecuadamente este
impulso solar debemos lograr un cierto grado de ecuanimidad, pues de lo
contrario nos puede impulsar a lo que no queremos.
Lo que sí podemos hacer con
facilidad es darnos cuenta que vivimos en la parte del mundo que sigue estando
en la cresta de la ola y dar gracias por todo lo que tenemos, que tantos
millones de hermanos no tienen. Dar gracias por dormir en una cama, porque al
bañarnos vemos cómo sale el agua por la cañería sin tener que arrearla en
tinajas, por comer comida buena y limpia, por tener ropa adecuada para ponernos
y zapatos con que calzarnos. Tantas bendiciones que pasan desapercibidas porque
vivimos en la vorágine del consumismo, siempre insatisfechos con lo que
tenemos.
Es Navidad. Recuperemos el
sentido de la vida y sus valores. Y demos gracias por todo lo que tenemos que
la mayoría de nuestros hermanos no tienen. Somos una humanidad, compartimos la
misma naturaleza solar y su sufrimiento es el nuestro. También nuestra alegría
es la de ellos. En los planos del pensamiento y el sentimiento no hay
fronteras. Y qué digo, en el planeta tampoco, que se me olvida que las
inventamos nosotros, dividiendo lo que Dios no dividió.
Para un buscador espiritual
que quiere transformar sus energías es un tiempo de grandes oportunidades pues
además de la bendición que siempre nos trae el tiempo de Navidad tenemos esa
fuerza del sol que bien empleada puede impulsar nuestra vida a horizontes
internos insospechados.
Que esa carta de Navidad que
muchos le escriben al Espíritu de la Navidad esté llena de agradecimiento y no
de peticiones. Reconoce tu alma solar, allí está la fuente de toda tu
felicidad. Y si pides algo que sea luz para tu conciencia, una mejor precepción
de la vida y que tu sensibilidad se acreciente para que puedas ayudar a tu
prójimo que también eres tú.
El solsticio marca el momento
de la promesa de vida eterna. Renace el sol desde las profundidades de la
materia en su ascenso al norte como símbolo de la ascensión del alma humana. Es
tiempo de celebrar recordando que somos Hijos del Sol, que venimos a llenar
esta tierra de su luz y que solo dentro muy dentro de cada uno está la fuente
de felicidad que siempre brota del corazón en la eterna verdad de lo que somos.
Mi deseo sincero para todos
ustedes que puedan comulgar con esa luz que nos regala este tiempo. Busquemos
los amaneceres para bañarnos en esa roja luz del sol que como la sangre del
Salvador nos redime y borra los pecados del mundo.
Abre tus brazos y recibe esa
luz en tu corazón. Contempla en la brillante estrella de 5 puntas de un blanco
resplandeciente. Y únete a la verdadera fiesta que se desarrolla en los cielos.
¡FELIZ NAVIDAD!
Con el amor de siempre,
Carmen Santiago fdnpcaracas@yahoo.es
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