Monica y Michael Berg. Escúchalo y subscríbete aquí.
Cuando hablamos de grandes líderes, solemos mencionar a políticos famosos, activistas, líderes espirituales y directores generales. Sin embargo, el liderazgo no solo queda relegado a quienes hablan a las masas, dirigen grandes empresas o ejercen el poder político. Ser padre, amigo, miembro de un equipo o miembro de una familia que nos apoya son maneras de asumir papeles de liderazgo en nuestra vida cotidiana. De hecho, la sabiduría de la Kabbalah enseña que el liderazgo es una parte fundamental del trabajo espiritual que vinimos a hacer al mundo y el camino hacia la verdadera plenitud.
He aquí cinco consejos para refinar tus habilidades de
liderazgo:
1. Considera el liderazgo como un acto de servicio.
Ser un líder fuerte significa estar al servicio de los demás.
Uno no se convierte en un líder para miles, sino en un servidor para miles.
Esto puede implicar un gran cambio en la forma en que la mayoría de nosotros
piensa en el liderazgo. Ciertamente, los líderes están a cargo, pero la mayor
parte de sus responsabilidades no implican estrategia o dar órdenes, sino estar
al servicio de los demás. Los líderes eficaces se presentan ante sus equipos
para apoyarlos y animarlos, aun cuando estén ocupados, cansados, desanimados o
sin inspiración. Asumen la responsabilidad no solo de sus propias acciones y su
impacto, sino de las acciones y el impacto del equipo.
Uno de los conceptos kabbalísticos fundamentales es que el
camino hacia la plenitud consiste en vivir una vida dedicada a compartir con
los demás. Eso es el liderazgo. Estar al servicio de esa manera es la esencia
de lo que vinimos a hacer a este mundo. Cada individuo está destinado a ser un
líder de alguna forma. La única manera de alcanzar la plenitud a la que estamos
destinados es haciendo que nuestra meta sea ser un líder que tenga el deseo de
compartir con los demás.
Para que cualquiera de nosotros tenga éxito, debemos
preguntarnos: ¿Cómo me esfuerzo para ser más servicial cada día?
2. Cree en tu potencial infinito.
Una de las principales áreas que nos falta comprender es
cuánto potencial tenemos. Nuestras almas son ilimitadas. Lo que a menudo nos
impide ser grandes líderes es el miedo. Tenemos miedo a fracasar, a no ser
dignos, a no tener las habilidades adecuadas o no tener suficiente valor que
añadir.
El liderazgo empieza y termina contigo. Antes de poder liderar
a otros, debes ser un líder para ti mismo primero. Cree en tu grandeza.
Reconoce que tus logros palidecen en comparación con tu verdadero potencial.
¡Puedes lograr mucho más de lo que crees posible!
3. Cree en la grandeza de los demás.
Un gran líder no solo cree en sí mismo, sino que también ve la
grandeza en los demás. Las personas tienden a derribar a los demás para
sentirse seguras, fuertes y poderosas, en especial cuando se trata de un
entorno o sector muy competitivo. Pero la forma más sólida de determinar si una
persona es un gran líder es si ve o no la grandeza de quienes le rodean.
Esto se aplica a los líderes en todas las capacidades. Un
gerente debe ver el potencial de sus subordinados directos. Un padre debe ver
la grandeza de su hijo. Busca encontrar la grandeza en los demás, ayúdales a
descubrir su poder y apoya su crecimiento.
4. Permítete a ti mismo y a los demás ser imperfectos.
Ni el líder ni las personas a quienes lidera deben ser
perfectos. Los mejores líderes no solo son imperfectos, sino que saben que lo
son. Apropiarte tus defectos crea un entorno en el que los errores no se
castigan y en el que la gente está dispuesta a asumir riesgos sin miedo a ser
atacada o castigada.
De nuestras imperfecciones surgen las mayores fuerzas de
liderazgo. Una persona no puede ser líder si no ha fracasado. El fracaso es la
base sobre la que se puede construir el liderazgo. No se trata de ser perfecto
en todo, sino del deseo de ser mejor.
No veas tus imperfecciones como razones por las que no puedes
liderar. No serás perfecto todo el tiempo, pero el deseo de hacer el bien a los
demás y de mejorar continuamente te convierte en un líder digno.
5. Deja atrás el ego.
El principal destructor del liderazgo es el ego. Es el mayor
oponente del verdadero liderazgo porque nos impide ver la verdad. Ha habido
muchos líderes famosos y experimentados a lo largo de la historia que han
tomado decisiones terribles porque estaban cegados por algo.
El ego te hace creer que sabes más que los demás. Te impide
aprender, obtener nueva información y crecer. Los mejores líderes no desean que
la gente los admire y respete, sino que son humildes y conscientes de sus
propias limitaciones. Recuerda que puedes aprender de cualquier persona en
cualquier nivel y en cualquier momento.
Muchas personas creen que el concepto de liderazgo no se
aplica a ellas. No creen que estén hechas para liderar, no quieren liderar o no
creen que tengan las cualidades que hacen que alguien sea un gran líder. Pero
el verdadero liderazgo significa estar al servicio de los demás, y ese es el
camino hacia la felicidad y plenitud verdaderas.
Viniste a este mundo para ser un líder. No significa que
tengas que liderar a millones de personas, pero al liderarte a ti mismo, a tus
amigos, a tu familia u otros, puedes alinearte con el deseo de compartir del
Creador. ¿Te ves a ti mismo como un líder? Si es así, ¿cómo tus acciones
inspiran a otros a transformarse?
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