Al aceptar la Sabiduría de la Enseñanza, se nos concede eI poder de trascender los desafíos de nuestra vida y las diferencias que alguna vez nos han dividido. En la naturaleza, la existencia de patrones predecibles y repetibles que puede describirse mediante fórmulas universales, es ejemplo de lo que significa la palabra Orden. Albert Einstein compartió su creencia en un Orden que subyace a la Creación (“Dios no juega a los dados”), al igual que su sentir sobre el origen de ese Orden:
“Veo un patrón, pero mi
imaginación no puede dar forma al creador de ese patrón... todos danzamos al
ritmo de una melodía misteriosa, producida en la distancia por un flautista
invisible”.
En nuestra búsqueda del
sentido de nuestra vida, la presencia misma de Orden se ve en ocasiones como
una señal de que algo más grande esta “allá fuera”. El descubrimiento de ese
Orden en el fundamento de la vida es una señal de inteligencia en el interior
de esa vida. La revelación de que los cuatro elementos de la vida (fuego, aire,
agua y tierra o carbono, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno) representan las letras
clave de un alfabeto antiquísimo, al igual que el hecho de que ese alfabeto
forme un mensaje, muestra con mayor magnitud el grado de orden en que se basa
la vida.
Una de las mayores lecciones
que la historia enseña es que la Unidad y la Cooperación ofrecen una mayor
oportunidad de supervivencia de la que alguna vez podría lograrse mediante
competencias y conflictos.
Fuente: Escuela Claridad
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