Adaptado del pódcast de Sed Espiritual de Monica y Michael Berg. Escúchalo y subscríbete aquí.
MARZO 28, 2022
Cuando un bebé llega al mundo, depende del cuidado de su tutor para que cubra todas sus necesidades. A medida que el niño crece, se vuelve más independiente: aprende a caminar, hablar y tomar decisiones por sí mismo. Con el tiempo, el niño se convierte en adulto y es arrojado al mundo para encontrar su propio camino.
Nunca dejamos de “crecer”, ni siquiera en la edad adulta. El
cambio y el crecimiento son partes necesarias de nuestra existencia, pero la
transición entre una fase de la vida y la siguiente puede ser desafiante y
estresante. Esto puede ser una carga fuerte para personas de todas las edades
consciente o inconscientemente, lo que hace difícil saber cómo avanzar.
He aquí cuatro consejos sobre el crecimiento que son útiles
para cualquier persona de cualquier edad:
1. Acéptate por lo que eres, pero nunca dejes de crecer y
cambiar.
A fin de ser felices en todo, debemos estar transformándonos
constantemente. Para algunas personas, especialmente para los más jóvenes,
puede ser difícil aceptar que el propósito de la vida es estar siempre
cambiando cuando todavía están tratando de entenderse y aceptarse a sí mismos.
Pero hay una gran diferencia entre aceptarse a uno mismo por lo que es (lo
bueno y lo menos bueno) y reconocer cuánto más puedes crecer.
El cambio consiste en identificar y perseguir tu potencial. No
quita lo especial e importante que eres ahora mismo. El mejor indicador de que
estás creciendo es que empiezas a ver más y más áreas en las que necesitas
trabajar. ¡Eso no es malo! De hecho, puede ser inspirador y emocionante porque
muestra que no hay límites para lo que puedes lograr.
Mide tu crecimiento personal según la cantidad de cambios que
reconoces que todavía tienes por hacer, pero sé paciente. No es una carrera. No
hay una línea de llegada. Es un proceso que continúa sin importar la edad que
tengas. ¡Y no olvides divertirte en el interminable viaje del autodescubrimiento!
2. Concéntrate en lo que quieres llegar a ser en lugar de lo
que quieres conseguir.
Los marcadores típicos de la edad adulta están ligados a
objetivos muy específicos: terminar los estudios, salir de casa, encontrar
empleo, casarse y tener hijos. Estos rígidos puntos de referencia no tienen en
cuenta el importante desarrollo interno por el que todos debemos pasar, como
conocernos a nosotros mismos, replantear los traumas del pasado, identificar
las necesidades básicas o querernos y aceptarnos.
En lugar de crear una lista de “cosas por hacer”, intenta
crear una lista de “cosas por ser”. ¿En quién tienes que convertirte a fin de
alcanzar tus objetivos? Empieza a hacerte preguntas como: ¿Qué es lo que más me
gusta? ¿En qué soy bueno? ¿Cómo puedo aportar algo? No te apegues a ninguna
respuesta, pero comprométete a hacerte estas preguntas durante el resto de tu
vida. Acepta que el proceso de encontrar y vivir tu propósito está en evolución
constante.
3. Salir de tu zona de comodidad te ayuda a crecer.
Cuando nuestros hijos pasan por dificultades, sentimos su
dolor. Queremos que estén lo más cómodos posible y darles todo lo que desean.
Pero hay un peligro en estar demasiado cómodos.
Si nuestro objetivo es estar siempre cómodos, nunca vamos a
crecer. Hay que entender que la comodidad no siempre es lo mejor. Buscar solo
la comodidad en todos los ámbitos suele impedir que cambiemos de formas que nos
aporten plenitud. Esfuérzate por salir de tu zona de comodidad y expande tus
horizontes.
4. Usa la espiritualidad como ancla mientras persigues tus
sueños.
Uno de los hermosos beneficios de la búsqueda, el estudio y el
trabajo espirituales serios es que te da una base para tener éxito en todas las
áreas de tu vida, desde los negocios hasta las relaciones. La espiritualidad,
en cualquiera de sus formas, facilita la búsqueda de los sueños y la
perspectiva adecuada de los altibajos de la vida sin miedo al fracaso. Es
fundamental para ser feliz en la vida.
Cuando haces un esfuerzo consciente para conectarte con tu alma,
tu bondad innata y tu deseo de compartir, te conectas con el propósito de tu
vida, y los detalles de cómo se desarrollará tu propósito en este mundo se te
revelarán de forma natural.
Ya sea que tengas 5 o 95 años, siempre hay oportunidades para
crezcas y cambies. Si bien hay momentos en los que todos nos sentimos perdidos
o inseguros acerca de nosotros mismos y de nuestro lugar en el mundo, si
centras tus esfuerzos en manifestar tu potencial, esforzándote de formas que
pueden resultar incómodas y usando tu espiritualidad para guiarte, encontrarás
el camino hacia una vida más feliz y plena.
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