Queridos
amigos,
La
porción de esta semana abre con Moshé suplicándole al Creador. Dice que Moshé
oró de 515 maneras distintas, pedía que se le permita terminar el trabajo que
inició en Egipto y entrar a la Tierra Santa. Sin embargo, el Creador le
dice a Moshé que no podía entrar porque su energía era tan poderosa que habría
transformado todo lo negativo en positivo, y la naturaleza de la
gente en este
mundo es que no puede apreciar nada por lo que no haya trabajado. Los
israelitas de todas las generaciones han tenido que hacer el trabajo de crear
un mundo más positivo por su cuenta. Esto, por sí solo, es una poderosa
lección.
No
obstante, también surge la pregunta: "¿A qué le temía tanto Moshé
como para orar de 515 maneras distintas al Creador?". Por supuesto, no era
que le tuviese miedo a la muerte. Moshé era como un hijo para el Creador.
Hablaban como amigos, por eso no hay manera de pensar que Moshé quisiera
permanecer en su cuerpo físico o quedarse en este mundo físico.
El
Zóhar revela que lo que Moshé temía de no entrar a la Tierra Santa era... perder
su conexión con la Luz del Creador.
La
mayor parte del tiempo, cuando oramos, pedimos salud, sustento u
otra bendición parecida. Quizá oramos para que se manifieste
el negocio por el que estamos trabajando o para recibir la llamada que
esperamos, la respuesta que buscamos o el milagro que necesitamos. Pero
¿qué tan a menudo oramos por una conexión más cercana con el Creador?
Es
perfectamente válido orar por las cosas que queremos y necesitamos, pero esta
semana aprendemos que la oración más poderosa de todas es pedir cercanía.
Después de todo, estar cerca de Dios incluirá cualquier otra
bendición que busquemos. Lo que el Creador quiere para nosotros es
mucho más de lo que nosotros podríamos llegar a desear.
Esta
semana, concentrémonos en pedir estar cerca del Creador porque
está disponible la energía para elevar nuestra conciencia a este
deseo. Así pues, antes de ir a una reunión importante, en lugar de pedir el
resultado que buscas, simplemente haz una pausa y pídele a la Luz que te
acompañe. Si alguien te pide un consejo, antes de decirle lo que piensas, pide
poder compartir Luz y no solamente tus palabras.
Por
supuesto, a veces podemos estar tan ocupados en nuestro día a día que no
tenemos tiempo de hacer pausa y meditar antes de hacer una llamada o ir a una
reunión. Esta es la razón por la que inicio cada día con esta oración para
ayudarme a hacer la conexión: Querido Dios, por favor, haz que mis
pensamientos sean los Tuyos. Haz que mis ojos vean lo que Tú ves. Haz
que
mi boca sólo emita las palabras que Tú
deseas que yo
diga. Abre mi corazón para amar a toda la
gente tanto como Tú lo haces. Haz que mis manos den más de lo que reciben y
haz que mi cuerpo sea un medio para hacer el trabajo que vine a cumplir en este
mundo. Querido Dios, no me hagas sólo una vasija de tu Luz, sino
también un canal. En todas mis interacciones del día de hoy, que no
sean mis pensamientos, palabras y energía lo que se comparta, sino Tu Luz.
Porque sólo a través de la Luz del Creador puede ser dada gran
sabiduría y entendimiento, y pueden ocurrir grandes milagros.
Esta semana, que la cercanía sea
tu verdadero norte.
Les
deseo una semana llena de bendiciones,
Karen
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